/BOLETIN-DD HH/ ZAMBIA: Pobreza genera resistencia viral a drogas antisida

La dificultad económica para realizar un tratamiento continuo con drogas anti-retrovirales hizo surgir en Zambia nuevas cepas de VIH (virus de inmunodeficiencia humana) que no responden a ningún fármaco disponible.

Zambia fue uno de los primeros países africanos en que se realizaron pruebas con drogas anti-retrovirales, que prolongan la vida de los infectados con el virus del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

Los estudios demostraron que aquellos que no usan los medicamentos en forma constante o cesan el tratamiento porque no pueden pagarlo desarrollan resistencia al principio activo.

Durante la terapia, el virus se modifica para defenderse de los múltiples ataques de las drogas anti-retrovirales (ARV).

En muchos casos, la prueba de VIH da resultado negativo, lo cual hace creer erróneamente al paciente que está curado. Los pacientes también pueden sentirse rejuvenecidos, por eso a veces reanudan una desprotegida vida sexual y pasan el virus transformado.

Actualmente hay un debate en Zambia sobre la ética de prescribir drogas ARV, que inhiben la auto-reproducción del virus, a una población que no puede pagarlas y con una infraestructura tan débil que no puede brindar las necesidades sanitarias más básicas.

A razón de 15.000 dólares por año, el tratamiento con una combinación de tres o más drogas retrovirales como AZT, 3 TC, Crixivon y Combivor, colectivamente llamadas "inhibidoras de la proteasa", están fuera del alcance de muchos zambianos infectados con VIH, que ganan menos de 200 dólares mensuales.

Los míseros hospitales zambianos carecen de medios para realizar análisis rutinarios de VIH y tampoco pueden monitorear el tratamiento con cualquier droga, mucho menos las ARV.

"Los pacientes asumen el tratamiento a sabiendas de que es un compromiso vital costoso, pero están desesperados. Probablemente no podrán costear las drogas despues de un tiempo, pero su calidad de vida mejorará durante la terapia", señaló Boniface Kawimbe, un ex ministro de Salud.

Kawimbe, quien ahora practica la medicina en forma privada, es propietario de la única clínica en este país de Africa austral que cuenta con instalaciones para vigilar el empleo seguro de las ARV.

La tasa de mortalidad de los pacientes de Kawimbe, que describió a las drogas ARV como un "milagro", se redujo 80 por ciento desde que comenzó a recetar esos fármacos, afirmó.

La doctora Dorothy Kasonde, otra médica privada que también prescribe ARV, cree que la única manera de suprimir la mutación del virus es "tener diagnósticos anticipados de VIH y toneladas de ARV a disposición de las personas infectadas".

Sin embargo, ese es un sueño utópico. Los médicos indicaron que los ARV tardan de dos a tres semanas en limpiar el virus del torrente sanguíneo, pero todavía se desconoce cuánto les lleva eliminarlo de otras partes como los linfonodos, las venas o el hígado.

El tratamiento debe prolongarse años, sin término definido. Sería costoso e impráctico para cualquier gobierno africano proveer ese beneficio médico.

"El problema de la cambiante resistencia viral siempre estará presente en la profesión médica. Es como los antibióticos y las tabletas antimaláricas; no se puede dejar de recetarlas incluso aunque haya cierta resistencia a los medicamentos", señaló Kawimbe.

Ceasar Mandona, titular del Consejo Zambiano de Toxicología y Farmacia, está preocupado por la manera en que son usadas las ARV.

"Esa venta descontrolada de ARV en el mercado negro y clínicas ha hecho muy difícil supervisar a los pacientes que las usan. Como resultado, estamos registrando nuevas cepas resistentes a la medicación, lo que hace retroceder la investigación a escala mundial", lamentó.

En un país donde 20 por ciento de la población masculina está infectada con VIH, Mandona cree que la indiscriminada disponibilidad de drogas anti-retrovirales no alivia sino que agrava la epidemia.

Fikanda Chanda, de la Agencia Católica de Salvación, objetó el uso de ARV como drogas destinadas a pacientes de VIH/sida. "Pese a la creencia popular, no son los ARV los que resolverán el problema. Den comida a la gente y verán cómo se hará más fuerte", dijo.

Chanda, quien a menudo visita a pacientes de VIH en áreas rurales, sostuvo que la mayoría muere por desnutrición. "Suminístrenles ARV y morirán mañana de inanición. ¿De qué vale pretender que sean saludables cuando serán devastados por el hambre?", inquirió.

Winston Zulu, el primer zambiano que hizo pública su infección con el virus del sida en 1985 y actual director de la Red VIH/Sida de Zambia, ha estado tomando drogas ARV por un año y medio.

"Sé que si dejo de tomar las drogas probablemente el virus reaparecerá y me matará. Quizás desarolle resistencia a una o más combinaciones, pero esos son los riesgos que uno corre. Tengo suerte de tener gente que me proporciona las drogas y me asegura que no quedaré sin ellas, pero no son tan afortunados", dijo.

Moris Sibomgo, médico del Hospital Universitario de Lusaka, confirmó que sus pacientes no responden a ninguna combinación tras desarrollar resistencia a los ARV.

Juliet Mandona es una de las pacientes. Se le acabó el dinero después de tres meses de tomar ARV, y hace poco obtuvo un préstamo de su compañía para comprar una dosis anual.

"Ahora estoy tratando todo tipo de combinaciones. Debo encontrar cuál es la adecuada antes de volver a sentirme enferma", dijo.

El gobierno es consciente de la crisis. El viceministro de Salud, Ernest Mwansa, urgió a los donantes internacionales a que ayuden a países como Zambia, afectados por la pandemia de VIH/sida.

"Es un problema que no se limita a Zambia. Afecta a todo el mundo y Occidente debería comenzar a ayudar a los países del Tercer Mundo a contener la epidemia del sida", expresó. (FIN/IPS/tra-en/zg/mn/ego-mlm/he-dv/99

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