Un nuevo purificador de agua creado en una universidad de Estados Unidos podría resolver el problema de la contaminación con arsénico que pone en peligro la vida de decenas de millones de personas en Bangladesh.
Los miles de pozos de poca profundidad que se instalaron en los últimos 20 años en ese país de Asia meridional para proveer a sus habitantes de agua potable se contaminaron gradualmente por el filtrado de arsénico del lecho de roca al agua subterránea.
Se calcula que unos 70 millones de personas correrían serios riesgos debido al agua contaminada.
Para solucionar el problema, investigadores del Instituto Tecnológico Stevens, de Nueva Jersey, utilizaron tecnología "muy barata, confiable y sencilla", según Meng Xiaoguang, que desarrolló el proceso de purificación junto con George P. Korfiatis.
El proceso de purificación que crearon utiliza coagulantes de óxido de hierro, a los que se agregan sustancias químicas baratas y de fácil obtención. La solución se vierte en el agua de pozo, se mezcla y luego se separa el agua mediante un filtro de arena.
Los investigadores probaron su invención en Bangladesh en marzo, y en cuestión de minutos, la cantidad de arsénico en el agua de pozo pasó de entre 280 y 580 partes cada 1.000 millones a entre 16 y 54 partes cada 1.000 millones, de acuerdo con Meng.
Las autoridades de la salud consideran que el agua potable debe tener como máximo 50 partes de arsénico cada 1.000 millones de partes de agua.
"Queremos ayudar a la gente. Nuestra meta no es seguir estudiando el problema sino brindar una solución", dijo Korfiatis.
El investigador prevé que los químicos costarán menos de dos dólares por año a los habitantes de Bangladesh, algo a tener en cuenta ya que el ingreso por persona en el país es de 260 dólares por año.
El sedimento de arsénico resultante se puede convertir en ladrillos de cemento, que son inofensivos para el ambiente y se pueden utilizar para la construcción, agregó Korfiatis.
Funcionarios de Bangladesh visitaron el Instituto Stevens el mes pasado para una demostración del proceso y autorizaron un programa piloto para 1.000 familias, para continuar trabajando en la tecnología.
Meng y Korfiatis viajarán a Bangladesh para obtener fondos del gobierno, organizaciones de ayuda y compañías interesadas en financiar el programa piloto.
El Banco Mundial aprobó un crédito de 32,4 millones de dólares para ayudar a encontrar una solución, pero la mayor parte del mismo ya fue distribuido. El organismo prevé que el costo de la crisis aumentará a 275 millones de dólares en los próximos 10 o 12 años.
Antes de utilizar los pozos, la mayor parte del agua para beber en Bangladesh procedía de ríos y charcas que, debido a la contaminación, ayudaban a propagar enfermedades como disentería, cólera, diarrea y hepatitis.
Las agencias de desarrollo y de salud de la Organización de las Naciones Unidas y el gobierno de Bangladesh perforaron más de cuatro millones de pozos para asegurar fuentes de agua potable seguras a la población.
La incidencia de las enfermedades que se transmiten a través del agua cayó drásticamente y el programa fue considerado un gran éxito.
Pero hace unos años, los médicos comenzaron a notar una cantidad excesiva de lesiones en la piel y queratosis en la población. El arsénico natural que se filtra en el agua subterránea pronto fue identificado como el causante del fenómeno.
La presencia del arsénico no se sospechó antes porque los efectos del envenenamiento con arsénico en la salud tardan de cinco a 15 años en manifestarse.
El nivel aceptable para consumo humano "es bastante bajo", según Gregory Keast, un alto consejero del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). "La realización de pruebas es muy difícil, especialmente con la clase de condiciones de campo que hay en Bangladesh e India."
De los cuatro millones de pozos que hay en Bangladesh, unos 80.000 fueron examinados hasta la fecha, apenas dos por ciento del total.
La excesiva presión del agua impide el sellado de los pozos contaminados. El agua todavía puede utilizarse para lavar y regar, aunque hay dudas acerca de si el arsénico podría introducirse en la cadena alimenticia.
El gobierno de Bangladesh declaró que considera "una serie de soluciones" para manejar la crisis, incluso la recolección de agua de lluvia y el tratamiento del agua de la superficie.
Se propuso la instalación de plantas de desinfección en lagunas de cada aldea, pero sólo pocas localidades tienen lagunas perennes que no se secan durante por lo menos una parte del año.
Volver a utilizar el agua de ríos renueva el temor a todos los problemas de contaminación que en primer lugar llevaron a aplicar el programa de perforación de pozos hace una generación.
Oficialmente se detectaron 7.600 casos de cáncer inducidos por el arsénico. Los médicos afirman que no hay tratamiento para el deterioro físico, a menos que se haya detectado en las primeras etapas. (FIN/IPS/tra-en/rde/mk/at/aq/he-sc/99