AMBIENTE: Activistas denunciaron perjuicios de extracción de oro

Comunidades afectadas por la extracción de oro participaron en el debate sobre un proyecto de venta de reservas del Fondo Monetario Internacional, que fue rechazado por firmas, gobiernos y sindicatos con intereses en la minería.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció que deseaba vender cierta cantidad de lingotes, invertir el dinero obtenido y usar el ingreso resultante para financiar préstamos a bajo interés destinados a la reestructura de la economía en países pobres.

Los bancos centrales de varios países (el caso más reciente fue el de Gran Bretaña) han estado disminuyendo sus reservas ociosas de oro desde los años 60, para realizar mejores inversiones con el dinero obtenido.

El empresarial Consejo Mundial del Oro, gobiernos y sindicatos de países dependientes de la minería como Sudáfrica se han opuesto a la venta de reservas, alegando que hace bajar los precios internacionales y afecta los beneficios de las firmas, las ganancias de los Estados y la fuente de trabajo de los mineros.

Pero diversas organizaciones de activistas sostuvieron, por el contrario, que la venta de reservas de oro podría satisfacer la demanda de oro con una alternativa a la actividad minera, y brindar oportunidades para la reconversión económica de la industria, con criterios respetuosos del ambiente.

"En particular, deben ofrecerse procesos justos de transición a los trabajadores que pierden sus empleos y medios de sustento cuando se cierran minas de oro", indicaron representantes de grupos de 21 países y numerosas comunidades indígenas.

"Las compañías tienen el deber y la obligación de proveer rehabilitación social, ambiental y económica a las comunidades y los mineros", afirmaron los activistas en una declaración de la Cumbre Popular del Oro, realizada en junio último.

"La actividad minera en gran escala para extraer oro desarraiga y destruye violentamente la vida espiritual, social, económica, política y cultural de pueblos enteros, al tiempo que arrasa los ecosistemas. La destrucción causada ha sido muy superior a cualquier valor generado", añadieron.

La mayor parte de la devastación perjudicó a comunidades indígenas. Las de la cuenca del Amazonas son afectadas por el legado tóxico de la fiebre del oro en la región desde los años 70, apuntó el analista Eric Taylor en un informe para Proyecto Subterráneo, un grupo de vigilancia de la minería.

El oro representa un quinto de la actividad económica de la región y ha convertido a Brasil y Venezuela en grandes productores, indicó Taylor.

La etnia yanomami de Brasil es una de las que pagaron un alto precio en vidas y pérdida de tierras.

Antes del auge de la extracción de oro, los yanomami tenían poco contacto con el mundo exterior, y fueron vulnerables al sarampión, nuevas formas de malaria y otras enfermedades comunes en los mineros.

Muchos más perecieron en masacres, algunas de las cuales fueron respaldadas por el gobierno, según denunciaron académicos y grupos de asistencia locales e internacionales.

Los mineros, a su vez, fueron gente pobre de lugares remotos como la costa de Colombia o República Dominicana. "Un componente esencial de la actividad minera es la esperanza, y a menudo quienes buscan oro provienen de lugares donde no hay esperanza", señaló Taylor.

El grupo ambientalista Greenpeace dijo que en los últimos diez años los mineros arrojaron más de 2.000 toneladas de mercurio en la cuenca del Amazonas.

Las comunidades indígenas sufrieron los efectos devastadores del mal de Minamata, que debe su nombre a la bahía japonesa de Minamata, donde murieron 1.800 personas entre 1940 y 1960 por la ingestión de peces contaminados con mercurio, que se emplea en el proceso de extracción de oro.

La contaminación, la propagación de enfermedades y la violación de derechos sobre la tierra también fueron aspectos característicos de las operaciones mineras desde el Pacífico noroccidental estadounidense hasta Guyana, Papúa-Nueva Guinea y Filipinas.

La firma australiana Broken Hill Proprietary (BHP), accionista mayoritaria y operadora de la mina de oro y cobre OK Tedi, en Papúa-Nueva Guinea, recibió la semana pasada informes independientes que confirmaron denuncias locales de abundante contaminación.

BHP está considerando ahora su retiro de la mina, que según los economistas pondría en peligro los planes de recuperación del empobrecido gobierno. OK Tedi es una de las principales actividades que proporcionan ingresos por exportaciones al país, y representa 10 por ciento del producto económico anual.

El oro genera un quinto de los ingresos en moneda extranjera y casi la mitad de los puestos de trabajo minero en Sudáfrica, el mayor productor mundial. "La riqueza generada benefició a muchos negros que viven en las ciudades", señaló Devan Pillay, un investigador del Sindicato Nacional de Mineros.

"Pero muchos negros sudafricanos no se vieron beneficiados por la minería, en especial los propios mineros y las comunidades rurales de donde proceden. Por cada tonelada de oro extraída en el último siglo, un obrero murió sepultado y más de un millón resultaron heridos o mutilados" indicó.

"Millones más sucumbieron a las enfermedades, y muchos de ellos fueron diagnosticados despues de dejar las minas, por lo cual recibieron compensaciones escasas o no recibieron compensación alguna, y sus familias debieron hacerse cargo de ciudarlos hasta que muerieron", añadió Pillay.

Algunas compañías mineras emplearon la caída del precio internacional del oro como pretexto para despedir a trabajadores, pero luego se descubrió que habían mentido.

En enero de 1998, una firma anunció que iba a despedir a 5.000 trabajadores porque el precio del oro había caído a 250 dólares la onza el año anterior. El sindicato verificó luego que la firma había vendido su oro a 320 dólares la onza en el mercado de futuros, antes de realizar la extracción.

Pillay reconoció que la caída del precio del oro justificó parte de los despidos en los dos últimos años, pero señaló que "cuando el precio del oro en rands (la moneda local) aumentó significativamente en 1998, como resultado de la depreciación de la moneda, los despidos no cesaron".

El precio del oro aumentó ligeramente la semana pasada, debido a las señales de recuperación de los mercados en el este de Asia y la presunción de que el FMI no podrá vender más de 300 toneladas (10 por ciento) de sus reservas, por las objeciones del Congreso estadounidense y las naciones productoras.

De todos modos, Sudáfrica deberá realizar inevitables ajustes a largo plazo. "Las reservas de oro explotables durarán entre 30 y 50 años más, y en ese lapso el país deberá administrar el descenso de la extracción y estimular actividades en otros sectores", dijo Pillay.

La minería causó "inenarrables sufrimientos y miseria a los negros, pero su repentina disminución actual provocará aun más padecimientos", pronosticó. (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/ego/mp/en if lb/99)

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