Unos 200.000 trabajadores de toda Turquía se concentraron hoy en Ankara en una de las mayores manifestaciones nacionales en varias décadas, tras semanas de protestas locales y regionales contra un paquete de medidas de austeridad.
La manifestación organizada por Plataforma Laboral, una coalición de cuatro federaciones sindicales, expresó su rechazo a un proyecto sobre seguridad social presentado por el gobierno de centro-izquierda encabezado por Bulent Ecevit, bajo presión del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Una de los artículos más rechazados es el aumento de la edad mínima de jubilación de 43 a 60 años para los hombres y de 38 a 58 años para las mujeres, que los sindicalistas consideran equivalente a "jubilarse en la tumba", dado que la expectativa de vida de los turcos es de 65 años.
Por su parte, el gobierno insiste en que 43 es probablemente la edad de retiro más baja del mundo, muy por debajo de lo que establecen las normas de la Unión Europea (UE).
Sin embargo, sindicalistas y expertos recuerdan que en realidad los turcos se retiran en promedio a los 57 años luego de trabajar entre 55 y 60 horas semanales, frente a 35-40 horas en los países de la UE.
En un ambiente de fiesta, este sábado los trabajadores y sus familias hicieron ondear banderas, soltaron globos y cargaron ataúdes con la inscripción "No a la jubilación en la tumba".
"El gobierno debería escuchar a los obreros, pensionistas y funcionarios públicos; no al capital internacional", dijo Bayram Meral, líder de Turk-is, la mayor federación de sindicatos del país.
De lo contrario, "nos congregaremos a diario en las plazas", advirtió. Luego del acto, una delegación visitó al presidente Suleyman Demirel para presentarle sus demandas.
"Los trabajadores están en lo cierto cuando dicen que la nueva ley significa 'jubilarse en la tumba'," opinó el analista Omer Suvari, del semanario Ozgurluk, de Estambul.
"La edad mínima de retiro fue reducida en el pasado de 60 a 43 años por sucesivos gobiernos para evitar pensiones altas en el futuro. Sin embargo, sólo 25 por ciento de los jubilados tiene menos de 49 años, y apenas uno por ciento tiene menos de 40", destacó.
El nuevo programa del gobierno afecta a una fuerza de trabajo de 23 millones, de los cuales cuatro millones están desempleados y 10 millones trabajan en áreas rurales, principalmente en granjas familiares de autosustento, según cifras oficiales.
Sólo una de cada nueve obreros es mujer, mientras la mayor parte de la fuerza femenina de trabajo está constituida por empleadas domésticas sin salario. Los sueldos de las mujeres son en general inferiores a los de los hombres.
La elaboración del programa de reforma de la seguridad social coincidió con negociaciones con el FMI sobre un nuevo acuerdo de contingencia necesario para conseguir préstamos del extranjero.
El FMI condicionó el acuerdo a una reducción significativa de la actual tasa de inflación, de 65 por ciento anual. Turquía pretende llevarla a 10 por ciento para el 2001, principalmente mediante el recorte del gasto público y la aceleración de la privatización de empresas estatales.
"La seguridad social es uno de los mayores problemas de Turquía. Su déficit presupuestal es muy alto", declaró a la prensa Carlo Cottarelli, presidente de la mesa de Turquía del FMI, durante las negociaciones con Ankara.
El primer ministro Ecevit y el ministro de Trabajo Yasar Okuyan advirtieron que las finanzas nacionales "se hundirán" en cinco años a menos que se corrija rápidamente el déficit de la seguridad social.
El cuello de botella parece ser la deuda externa. Según la Organización Estatal de Planeamiento, en los próximos cinco años el Estado deberá pagar 82.000 millones de dólares a acreedores internacionales.
Como primera medida, el gobierno restringió los aumentos salariales de los funcionarios públicos en el segundo semestre de este año.
"Este proyecto de ley no sólo aumenta la edad mínima para la jubilación sino que despoja a los trabajadores de su derecho a organizarse y a vivir", dijo a IPS Kamil Kinkir, líder del Sindicato de los Trabajadores del Metal Unidos.
"A largo plazo, el gobierno planea deshacerse de sus responsabilidades en materia de seguridad social. A los trabajadores sólo les ofrecerán seguros privados, y si no pueden costeárselos, simplemente los dejarán morir", advirtió.
Analistas económicos sostienen que, contrariamente a las afirmaciones del gobierno, la mayor parte de la carga financiera del Estado tiene origen en deudas internas, y no en el gasto social.
"Sólo 8,7 por ciento del presupuesto total se asigna a subsidiar el sistema de seguridad social, mientras 38 por ciento se destina a pagar intereses de deudas internas", observó el economista Hayri Kozanoglu, de la Universidad de Mármara, de Estambul.
Aunque los sindicatos no lo señalaron, el desequilibrio presupuestal queda claramente expresado por la asignación que tienen los rubros de defensa y seguridad, de 19 por ciento, frente a nueve por ciento de los gastos de bienestar social.
Además, el Estado gasta unos 7.000 millones de dólares por año para reprimir a los guerrilleros del Partido Kurdo de los Trabajadores. (FIN/IPS/tra-en/nm/ak/mlm/lb-ip/99