América Latina está muy lejos del desarrollo sustentable, porque los países del área no han reconocido el factor ambiental como clave, dice el abogado costarricense Jorge Cabrera.
Cabrera, de 29 años, es por su trabajo en el campo del derecho ambiental uno de los "líderes latinoamericanos del nuevo milenio" elegidos por la revista Time y la cadena de televisión CNN, ambas de Estados Unidos.
En su opinión, la biodiversidad es la última frontera y una ventaja comparativa para países pequeños de América Latina que compiten con dificultades en el mercado internacional de bienes y servicios.
Cabrera participó en la redacción de la Ley de Biodiversidad de Costa Rica, la primera en su género en el mundo y ha preparado un proyecto similar para Nicaragua, que es actualmente discutido en el parlamento de ese país.
Investigador del Instituto Nacional de Biodiversidad, es también abogado de la Fundación Ambio y profesor de la escuela de Derecho de la Universidad de Costa Rica.
—IPS: ¿Cuál es el mayor desafío ambiental que enfrentará América Latina en el próximo siglo?
—CABRERA: El reto más grande será detener la pérdida de la diversidad biológica. Para casi todos nuestros países, la pérdida de los bosques y de sus seres vivos va a tener efectos negativos en la producción de alimentos, en la fertilidad de los suelos, el abastecimiento de agua y el ambiente en general, lo que redundará en una calidad de vida inferior.
Necesitamos en la región una estrategia clara, como la que estamos trabajando en Costa Rica, para conservar la biodiversidad y usarla de modo sustentable.
En esta estrategia se define qué debemos hacer, las responsabilidades y compromisos de cada sector y los medios financieros para llevarla a la práctica. Claro que gran parte de este trabajo está basado en la educación, pues si logramos inculcar en la gente una ética ambiental, muchos de nuestros problemas actuales se minimizarán.
—IPS: ¿Qué se ha hecho internacionalmente en materia ambiental en los últimos 30 años?
—CABRERA: Ha habido una evolución doble. Por un lado, hemos visto una toma de conciencia y la puesta en práctica de medidas concretas. Toda la legislación ambiental data de las últimas tres décadas y el mundo ha sido testigo de esfuerzos en materia de educación y de tratados internacionales. Las propuestas ecológicas son tema ahora hasta de campañas políticas.
Pero, por otro lado, también son tres décadas en que el deterioro del ambiente ha aumentado, ya se trate de la capa de ozono o del cambio climático, y los países en desarrollo comenzaron a ser agentes de degradación.
—IPS: ¿Qué aporta la Ley de Biodiversidad de Costa Rica a otras legislaciones?
—CABRERA: En muchos países hay leyes de áreas protegidas, leyes de vida silvestre o leyes forestales, pero una Ley de Biodiversidad tan específica como ésta no la había, es la primera en el mundo.
Esa ley intenta regular aspectos como el genético, la biotecnología, la propiedad intelectual, el acceso a los recursos genéticos y la negociación de contratos entre el sector ambiental y las empresas farmacéuticas.
Hablemos con un ejemplo. Si una compañía farmacéutica llega a nuestro país, accede a los recursos genéticos de un parque nacional y después, con base a sus investigaciones, elabora un nuevo medicamento, tendrá que negociar una compensación justa.
La ley también protege los conocimientos (en materia de biodiversidad) de los pueblos indígenas y de las comunidades locales.
—IPS: ¿No hay protección en el resto de América para los recursos biológicos silvestres frente a la actividad de las grandes compañías farmacéuticas?
—CABRERA: En unos países sí y en otros no. En Costa Rica, el recurso biológico y genético está más protegido. Es posible negociar, buscar alianzas estratégicas y asociarse de igual a igual con algunas de estas compañías, aunque la ley apenas se está poniendo en práctica.
Pero otros países, por falta de legislación específica, permiten que las empresas farmacéuticas se lleven los recursos de manera gratuita.
Es preciso tomar conciencia del valor de nuestros recursos. Un bosque no es sólo su madera, sino que también contiene organismos y genes, que representan un gran valor.
—IPS: ¿Puede América Latina aprovechar para su desarrollo sus enormes riquezas naturales sin provocar un caos ecológico?
—CABRERA: Puede hacerlo, en teoría. Es decir, si hubiera procesos de planificación que incorporasen lo ambiental. Esta región es riquísima en recursos biológicos y posición geográfica, lo que sucede es que la parte ambiental se ha dejado de lado y ha estado supeditada a lo económico.
Si se logra cambiar eso y si la actividad económica se subordina al uso racional de los recursos, el proceso de desarrollo va a ser compatible con la conservación del ambiente.
Yo creo que la biodiversidad es la última frontera de países como los nuestros. Me parece que, bien aprovechada, esta área podría ser una ventaja comparativa, es una frontera que todavía podemos usar, pero debemos ser más agresivos y creativos.
Los recursos por sí mismos no son suficientes, tenemos que conocerlos, destinarles inversión en ciencia y tecnología y agregarles valor. Hasta ahora ha faltado conciencia empresarial, ha faltado tecnología y ha faltado voluntad política.
—IPS: Estamos entonces lejos del desarrollo sustentable.
—CABRERA: Aunque yo soy positivo, creo que sí, estamos lejos. En materia ambiental, América Latina ha avanzado en el establecimiento de marcos legales, lo que falta ahora es trabajar por la aplicación real y el cumplimiento de las leyes.
Pero no es sólo América Latina la que está lejos del desarrollo sustentable. Creo que también lo está el resto del mundo, pues es necesario integrar la variable ambiental como elemento clave en el proceso de desarrollo.
Ha habido falta de conciencia de los empresarios y de los ciudadanos. Y se requiere mayor equidad en el mundo en materia de comercio, una mejor distribución de la riqueza y, claro, combatir el círculo de la pobreza.
—IPS: ¿Cómo observa usted la lucha Norte-Sur en materia ambiental?
—CABRERA: El Norte industrial se desarrolló bajo ciertos patrones, destruyendo y contaminando, y nosotros no podemos hacer lo mismo.
Sin embargo, pienso que no todo el Norte es igual ni todo el Sur es igual. Ni en términos ambientales, ni económicos, ni sociales. Me parece que la lucha Norte-Sur seguirá en temas como la deforestación, porque los países del Norte prácticamente no tienen bosques y presionan para que los del Sur se conserven, mientras que el Sur señala que debe usar sus recursos para su desarrollo.
—IPS: ¿Cómo percibe usted el trabajo de los movimientos ambientalistas?
—CABRERA: Hay algunos que son sólo de oposición y el resultado que logran es muy poco. En algún momento las estrategias tipo Greenpeace fueron muy valiosas, pero creo que se consigue más trabajando, negociando y proponiendo, y no sólo denunciando.
A mi juicio, se consigue más si uno logra aproximaciones realistas a los problemas actuales. Por ejemplo, cuando se intenta que las empresas incorporen a sus políticas el elemento ambiental como una política valiosa, y no sólo como un requisito costoso.
No se puede generalizar, sin embargo. El movimiento ambientalista contiene de todo un poco, el problema es que no está unificado, y eso le resta fuerza. (FIN/IPS/nms-mso/ff/en/99