Líderes indígenas de Canadá y Estados Unidos han forjado una alianza para impulsar derechos políticos y territoriales de los aborígenes en toda América del Norte.
La decisión de trabajar juntos en cuestiones indígenas en ambos lados de la frontera se produjo tras cuatro días de deliberaciones entre 4.000 jefes nativos en Vancouver.
Los titulares del Congreso Nacional de Indígenass Americanos, con sede en Washington, y la Asamblea de Primeras Naciones, basada en Ottawa, aprobaron la asociación.
Además de los líderes nativos de Canadá y Estados Unidos, también asistieron a la reunión observadores de América Central, Australia y el sudeste asiático.
El tema de la asamblea fue la implementación de la iniciativa del jefe Shawnee Tecumseh, quien trató de forjar en el siglo pasado una alianza entre indígenas de Canadá y Estados Unidos de la región de los grandes lagos para oponerse a la expansión de colonos estadounidenses a través de los Montes Apalaches.
Tecumseh resultó muerto en la batalla de Moraviantown, en Ontario, durante la guerra de 1812. Su grito de guerra fue "un cuerpo, un corazón".
Hay alrededor de 2,2 millones de nativos estadounidenses, el uno por ciento de la población, mientras el número de canadienses asciende a 800.000 entre 30 millones de habitantes.
Sin embargo, la población nativa de Canadá crece el doble respecto al resto del país.
Phil Fontaine, jefe de la Asamblea Canadiense de Primeras Naciones, y Ron Allen, su contraparte estadounidense, firmaron el viernes un "protocolo de intención" que ratifica la cooperación en asuntos de interés mutuo, como tierras y derechos transfronterizos.
"Queremos renovar nuestros vínculos con la gente de Estados Unidos", expresó Fontaine. "Las dos organizaciones sienten y creen que una de las maneras más efectivas para que nuestras posiciones progresen es unir fuerzas y considerar los temas a través de un acercamiento más colectivo".
La última asamblea de las tribus norteamericanas se produjo en Toronto, Canadá, hace 60 años y fue muy reducida. Esta última reunión fue la primera en debatir temas que abarcaron desde la política y el comercio hasta la cultura y los derechos humanos.
"Además de renovar nuestros lazos históricos, fue una oportunidad para dar un enfoque internacional a cuestiones indígenas en América del Norte, sobre todo aquellas referidas a tratados, tierras, recursos y autodeterminación", dijo Fontaine.
Ron Allen, presidente de la Conferencia Nacional de Indígenas, afirmó que una intensificación de la unidad aborigen podría crear más presión sobre los gobiernos de Estados Unidos y Canadá para resolver los problemas pendientes que afligen a los nativos.
"Tenemos luchas comunes y afrontamos amenazas comunes", expresó. "Hemos sobrevivido a 500 años de exterminio. Crecimos más vigorosos tanto políticamente como en número".
Muchos de los problemas que afrontan las comunidades indígenas provienen de la época en que diplomáticos británicos y estadounidenses acordaron las fronteras de sus países, sin ningún tipo de miramiento para los territorios de las naciones indígenas, lo cual dividió a muchas tribus.
Canadá y Estados Unidos adoptaron actitudes distintas para tratar con los pueblos indígenas, pero hay amenazas comunes como el sistema de reservas, escuelas residenciales y la adopción de niños nativos por parte de familias que no indígenas.
La última conferencia significó el esfuerzo postrero de Fontaine de superar las fronteras canadienses para hacer progresar los derechos indígenas. En mayo, encabezó una delegación a México para fomentar lazos políticos y comerciales entre los pueblos índígenas de ambos países.
La asamblea también anunció que tratará de realizar una gran conferencia en Canadá durante el 2000 con representantes de Primeras Naciones de México.
Fontaine llevó en junio a un grupo de jefes a Nueva York para entrevistarse con el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan.
Le pidieron que nombrara un abogado o un embajador de buena voluntad para los pueblos aborígenes, y que estableciera un foro permanente para que los nativos pudieran tener voz en Estados Unidos.
Fontaine dijo que también había sostenido conversaciones con líderes nativos de Bolivia y Guatemala, y planeaba visitar Nueva Zelanda este año. Su campaña diplomática tiene el propósito de "ampliar nuestros horizontes".
"Desde mi punto de vista hemos sido muy insulares (…) el mundo ha cambiado y se ha hecho más pequeño en algunos aspectos. Creemos que no podemos permitirnos quedarnos a un lado cuando el mundo sufre cambios fundamentales", expresó.
"Debemos comprometernos para tratar de ejercer alguna influencia en los cambios que se producen, por eso es importante para nosotros adoptar una estrategia que proteja los únicos intereses de los pueblos indígenas", acotó. (FIN/IPS/tra- en/mb/mk/ego/ag/ip-hd//99