AMERICA CENTRAL: Costa Rica, el sueño para muchos nicaragüenses

Ruth Mejía sale con una sonrisa de la oficina de Migración de la capital de Costa Rica y mira a la multitud que espera turno para legalizar su residencia en este país.

Mejía es una nicaragüense de 15 años que como una cantidad estimada entre 300.000 y 500.000 de compatriotas dejaron su país para buscar de trabajo y mejores horizontes en Costa Rica.

Si bien la migración a Costa Rica ha sido un proceso histórico, aumentó en forma dramática en la última década. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en su Primer Informe sobre el Estado de la Región indicó que de 1984 a 1997 el número de nicaragüenses en Costa Rica se duplicó.

Originaria de San Carlos de Nicaragua, Mejía suspendió hace tres años sus estudios de primaria para viajar a San José y convertirse en empleada doméstica. Aunque su salario es de sólo 105 dólares al mes, dice que gana cuatro o cinco veces más de lo que ganaría en Nicaragua, si lograra conseguir trabajo.

Según datos del Ministerio de Trabajo de Nicaragua, en 1997 el 44,9 por ciento de su población económicamente activa estaba subempleada y el 9,4 por ciento estaba totalmente desempleada.

Por eso la tentación de viajar a Costa Rica es muy grande, pese a las dificultades que les espera: discriminación por su color de piel más oscura, el escaso nivel educativo de muchos y hasta por su marcado acento.

"A mí me gusta más como hablan los ticos (costarricenses) y ya he aprendido muchas de sus palabras", dice Javier Isidro Carranza, quien llegó a Costa Rica hace dos años desde Somoto, un pueblo al norte de Managua.

En un informe de 1998 la Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos en Centroamérica (Codehuca) reportó que la xenofobia de los costarricenses hacia los nicaragüenses era evidente, opinión que ratifican quienes viven en Costa Rica desde hace muchos años.

Los que llegaron muy pequeños son el centro de esa dualidad que representa ser parte de uno y de otro país.

"Yo me considero nicaragüense, pero es curioso, a veces siento un choque de culturas", afirma Marjorie Espinal, una joven de 20 años cuyos padres se mudaron a Costa Rica cuando ella tenía un año.

"Cuando estoy en Costa Rica a menudo, por mi formación nicaragüense me choca lo despectivos que a veces son los costarricenses con el resto de centroamericanos", dice la joven, que es bailarina de danza moderna y estudiante de periodismo.

Pero "cuando estoy en Nicaragua siento que la gente es más agresiva y yo he crecido en Costa Rica, donde las personas son muy tranquilas", añade.

De acuerdo con el Primer Informe del Estado de la Región del PNUD los costarricenses visualizan a los nicaragüenses como una amenaza para sus fuentes de trabajo y los vinculan con el aumento de la pobreza, la delincuencia y el deterioro de los servicios sociales.

"Y a esa visión negativa han contribuido en buena parte los medios de comunicación", dice Roberto Chávez, un nicagüense de 27 años que estudió en la Universidad de Costa Rica, se graduó como profesional en Ciencias de la Comunicación Colectiva y ahora trabaja en el Sistema Universitario de Televisión.

En su informe de 1998 Codehuca señaló entre las principales violaciones de que eran objeto los nicaragüenses las jornadas laborales de más de 12 horas, la ausencia de pago de vacaciones y aguinaldo, y hasta la ausencia del pago de salario.

Sin embargo, la mayoría de los nicaragüenses recién llegados a Costa Rica evitan hablar de la polémica que su sola presencia genera en el país.

La embajada de Costa Rica en Nicaragua ha estimado que los nicaragüenses que trabajan en ese país envían anualmente a sus familiares entre 250 y 300 millones de dólares.

El embajador costarricense en Nicaragua, Edgar Ugalde, indica que esta cifra surge de consultas realizadas directamente a empresas que envían dinero, pues ninguno de los dos gobiernos tiene un mecanismo para medir con exactitud estas remesas.

La empresa pública Correos de Costa Rica registra que en los primeros seis meses de este año se enviaron a Nicaragua, a través de sus oficinas, 293.261 dólares.

"Con 150 dólares que les enviemos al mes allá en Nicaragua puede mantenerse una familia de entre tres y cuatro personas", dice Teodora Guevara, una nicaragüense de 38 años que tiene a toda su familia en la ciudad de Granada. (FIN/IPS/nms/ag/ip-hd/99

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