Cerca de 200.000 personas que padecieron las consecuencias de la guerra civil de Sierra Leona desde 1991 podrían necesitar tratamiento siquiátrico, advirtió el único siquiatra de este país de 4,5 millones de habitantes.
"Creo que 200.000 personas podrían necesitar atención siquiátrica, pero con la infraestructura que tenemos, será extremadamente difícil" atenderlos a todos, declaró el psiquiatra Edward Nahim.
La única institución que trata las enfermedades mentales es el Hospital Psiquiátrico Kissy, el más antiguo de Africa occidental, pero está en un estado calamitoso.
El hospital, que sufrió más de dos décadas de negligencia por parte de los sucesivos gobiernos, terminó de colapsar en enero de este año, cuando los rebeldes del Frente Revolucionario Unido (FRU) invadieron Freetown.
El conflicto estalló en Sierra Leona en 1991, cuando el ex comandante del ejército Foday Sankoh inició una guerra de guerrillas para derrocar al gobierno del presidente Joseph Momoh.
Desde entonces, más de 30.000 personas murieron en el conflicto y se calcula que la cuarta parte de la población de 4,5 millones se encuentra refugiada en los países vecinos.
Los rebeldes "saquearon las oficinas y los cuartos de enfermería, quemaron los pocos alimentos y medicamentos que quedaban, y mataron a tiros a docenas de personas con trastornos mentales", relató Nahim.
El hospital, creado hace más de 100 años, es ahora una sombra de lo que fue. Las paredes se están cayendo, así que los pacientes vagan por las calles de la capital en lugar de quedarse en la institución.
"La situación es deplorable, no sólo para los pacientes, sino también para las enfermeras. No tenemos buenos sueldos, no recibimos buena formación, nuestras salas fueron destruidas, y estamos sufriendo", manifestó Lisa Johnson, que trabaja en el hospital desde hace 15 años.
Las enfermeras cobran cerca de 21.000 leones por mes, menos de 10 dólares. El presupuesto anual del hospital ronda los 20 dólares por paciente, según Nahim. Con esa cantidad deben cubrir los salarios de los trabajadores y el mantenimiento de los pacientes más medicamentos, cuando disponen de los mismos.
Escasean los alimentos y los servicios médicos son casi inexistentes. El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, que solía brindar raciones alimentarias al hospital, ya no lo hace en forma regular.
La consecuencia es que, en promedio, sólo 100 pacientes del total de 400 se quedan en el hospital alguna vez. "No es sorprendente que los pacientes no se queden aquí. No les dan comida, ni medicamentos, ni atención médica básica", comentó Johnson.
Los expertos pronostican un aumento de las enfermedades mentales como resultado de la guerra civil, que ya lleva ocho años.
Las mujeres jóvenes fueron violadas, las casas fueron incendiadas y saqueadas, y los rebeldes adoptaron la práctica de amputar las extremidades de sus víctimas, lo cual causó un fuerte impacto en la población en general.
El gobierno está negociando con los rebeldes en Togo, para poner fin a la guerra. Los miles de combatientes que se esconden en los bosques tendrán que volver a la ciudad y a otro tipo de vida, lo cual hace temer que necesitarán tratamiento sicológico.
Los rebeldes del FRU y sus aliados del antiguo ejército de Sierra Leona, que se aliaron a la guerrilla cuando la dictadura militar fue destituida en febrero de 1996, suman en total, más de 15.000 personas.
"Es posible que, al terminarse la guerra, nos veamos enfrentados a una situación aterradora en cuanto a la salud mental de la gente", advirtió Saidu Turah, un político de la oposición.
"El gobierno no se ocupó del Hospital Siquiátrico Kissy, como si éste no fuera parte del sistema de salud pública del país", se quejó.
Nahim estuvo de acuerdo con Turah y dijo que lamenta "que el hospital no esté entre las prioridades del sistema de salud pública, del gobierno local y de las organizaciones internacionales no gubernamentales". (FIN/IPS/tra-en/lf/mn/ceb/aq/he-ip/99
