BADDEGAMA, Indonesia – El gobierno de Sri Lanka reconoce que la represión en los años 80 provocó al menos 30.000 muertos o desaparecidos, pero 10 años después de los hechos, ninguno de los culpables ha sido llevado a juicio, aunque la investigación oficial halló al menos a 600 responsables.
Las aguas del pintoresco río Gin Ganga que pasan junto a la casa de M.P. Soni, en la aldea meridional de Baddegama, no le permiten olvidar a esa mujer, de 63 años, los momentos de terror que vivió en 1989.
El cuerpo mutilado de su hija de 23 años fue encontrado flotando en el río, luego de que fuera secuestrada por militares que reprimían una cruenta rebelión antigubernamental de estudiantes izquierdistas del Frente de Liberación Popular.
Nadie se atrevió a sacar el cadáver del agua por miedo a que los militares volvieran a buscarlo. Miles de personas fueron asesinadas por el ejército y la policía entre 1988 y 1990.
Recuerdos de hijos o familiares que desaparecieron o cuyos cadáveres fueron encontrados flotando en los ríos, o al borde de las carreteras, todavía abruman a familias en el sur del país, escenario del levantamiento.
Hubo 60.000 desaparecidos a causa de las operaciones antisubversivas ordenadas por el gobierno del Partido de Unidad Popular, señaló la organización de derechos humanos Amnistía Internacional.
La mayoría de las víctimas no tenían conexión con el Frente de Liberación Popular, según surge de las pruebas presentadas ante tres comisiones nombradas por la presidenta Chandrika Kumaratunga para certificar las desapariciones. En gran parte eran amigos y familiares de activistas del Frente u opositores al gobierno. —-