Indonesia se prepara para celebrar este lunes lo que se espera sean los primeros comicios democráticos en más de 40 años con una campaña electoral caracterizada por la libertad política y la falta de violencia.
Para Pipit Apriani, lo mejor de las elecciones parlamentarias del lunes 7 es poder trabajar como voluntaria en la supervisión de los comicios, que en el pasado era una tarea de riesgo.
El organismo de supervisión electoral que preside está situado en Yakarta Occidental, con un gran cartel que lo identifica con las letras KIPP, el acrónimo en indonesio de Comité Independiente para la Supervisión de las Elecciones.
Desde principios de año, el KIPP reclutó voluntarios en varios distritos de la capital, lo cual refleja el interés que existe para asegurar el éxito de las elecciones.
"Gracias a la nueva época, ahora podemos tener una oficina aquí. Podemos poner el cartel, entregar folletos e inscribir a los voluntarios abiertamente", dijo Pipit, encantada con la libertad política existente desde que el dictador Alí Suharto renunció en mayo de 1998.
"Cuando este organismo se fundó en 1996, durante el viejo régimen, nuestras oficinas regionales fueron saqueadas. Algunas fueron quemadas. Nuestros voluntarios fueron perseguidos, secuestrados y torturados", aseguró.
Ahora el KIPP de Yakarta Occidental reclutó a 4.360 voluntarios, entre estudiantes, empleados y algunos empresarios.
"No queremos ver unas elecciones plenas de intimidación, trampas y fraudes como experimentamos en el pasado. Nos repugnaron los juegos políticos sucios y vergonzosos", expresó Rusli, un comerciante que se sumó a los voluntarios.
Debido a las denuncias de "compra de votos" que practica el gobernante partido Golkar y sus aliados, muchos indonesios dudan de la libertad y la justicia de estas elecciones.
No obstante, consideran a los comicios como un momento crucial del pasaje de la historia indonesia hacia una época nueva y aunque no lo ven como el fin del Nuevo Orden de Suharto, sí lo interpretan como un "momento de verdad" para el movimiento de reformas democráticas conocido como "reformasi".
Hasta el momento, el movimiento condujo a la apertura política y la libertad de prensa.
El presidente Bacharuddin Jusuf Habibie, bajo la presión pública, permitió la participación de 48 partidos políticos en estas elecciones y otorgó cientos de permisos de prensa.
En las tres semanas de campaña electoral, las principales ciudades se convirtieron en escenarios de desfiles, caravanas de vehículos y actos políticos.
Pero los analistas sostienen que las elecciones no conducirán automáticamente al cambio político o a la modificación de la estructura de poder.
"Esta fanfarria muestra que hemos tenido un clima político más favorable, pero poca conciencia política", dijo el experto Facry Ali.
La apertura actual no se utiliza para educar al público y mejorar la conciencia política, sino para expresar las "pasiones y la anarquía callejeras", comentó.
Dedi Gunadi, joven simpatizante del opositor PDI Perjuangan, confiesa que no sabe nada sobre el programa ni los principios de su partido.
Lo único que sabe es que al frente del partido está Megawati Sukarnoputri, la hija del presidente fundador de Indonesia, Ahmed Sukarno, y que es una de las principales aspirantes a la presidencia este año.
Dedi se pintó el rostro de rojo, el color del partido de Megawati, y junto con otros partidarios bailó y cantó por la avenida Sudirman, paralizando el tránsito en el centro de Yakarta.
Iqbal Subhan, un partidario del Partido Desarrollo Unido, se subió a una estatua en la avenida Thamrin y colocó la bandera de su grupo político sobre la misma durante una manifestación el lunes.
Subhan explica que alguien le explicó que el partido es musulmán. "Yo soy musulmán, así que lo apoyo", dijo.
Leni Munarni, estudiante universitaria, se incorporó a los actos políticos del Partido del Mandato Nacional (PAN) porque le gusta Amien Rais, el dirigente del grupo.
"No estoy muy informada del programa político del PAN, pero sé que Rais es un férreo reformista", dijo desde su automóvil, uno de muchos de una caravana del partido.
La campaña termina este viernes, seguida de dos días de descanso para los 130 millones de electores que el lunes optarán por candidatos para los parlamentos nacionales, provinciales y locales. El país tiene 200 millones de habitantes.
La comisión electoral dio a los 48 partidos también hasta el viernes para acordar pactos electorales. La mayoría de las encuestas de opinión revelan que no hay un claro ganador, y varios partidos acordaron aportar sus votos al vencedor de su grupo.
Los tres principales partidos de oposición en las encuestas, que incluyen a los partidos de Megawati y Rais, se niegan a formar una coalición, pero se aliaron libremente para impedir la victoria del Golkar.
Muchos indonesios sienten alivio por lo que consideran el mayor avance de la campaña electoral: la ausencia de violencia y disturbios.
"Es una novedad alentadora. Después podemos hablar de madurez política. Me alegra saber que pudimos dejar la violencia y la anarquía atrás", opinó Pipit.
"No creo que estas elecciones sea totalmente libres y honestas. Pero como comienzo, nos infunden optimismo", agregó. (FIN/IPS/tra-en/ky/js/aq/ip/99