Las minas terrestres, los alambres de púa y las balas están exterminando especies raras de animales en Sikkim, un estado al nordeste de India disputado por China desde hace décadas.
Beijing no reconoce a Sikkim como estado indio, así que los militares allí instalados comparten la belleza natural del paisaje con especies de animales casi extintos y con los bhutiya, pobladores de la zona.
"La cantidad de militares que hay en ambos lados de la frontera desde hace casi medio siglo afectó a la fauna y al delicado equilibrio ecológico de Sikkim", explicó un alto funcionario del Departamento de Bosques.
Uno de esos animales es el "shapi", del cual se dice que es el ancestro de la oveja y del ciervo, pero difiere de ambos debido a sus tupidas crines que le sirven para sobrevivir en las faldas congeladas del macizo de Kanchenjunga, su último refugio.
El shapi fue descubierto en 1938 por un biólogo alemán, Ernst Schaefer, que logró llevar un espécimen a Berlín para estudiarlo. Pero luego el científico fue declarado persona no grata en India debido a su participación en el gobierno de la Alemania nazi.
Ahora hay menos de 50 shapis, que se están extinguiendo por la constante reducción de su hábitat natural. Hay pocas fotografías de shapis vivos porque los animales son muy huraños y porque el ejército prohíbe el uso de cámaras fotográficas en la zona.
"El único shapi con el que me encontré murió al saltar por encima de un alambrado de púa y caer luego en un campo minado", comentó Pemba, un pastor de yaks.
Pemba se mostró más preocupado aún por sus yaks, que a veces se pierden por la zona de alambrados de púa que rodean los campos minados, cuyos carteles en inglés, hindi y la lengua local advierten del peligro.
"La vida ya es bastante dura en esta región alta que se congela durante los meses de invierno y nos hace perder a los yaks naturalmente, como para agregar problemas", dijo Pemba.
Los yaks son animales de carga que se sienten bien en las alturas, y para los bhutiyas son "supermercados vivientes" ya que transportan leche, queso, lana, cuero y son medios de transporte seguros en los arriesgados caminos de montaña.
Los yaks son pastoreables, a diferencia de los shapis, las gacelas tibetanas, los kiangs, las ovejas azules y los ciervos alpinos, que en sus correrías se enganchan fácilmente en los alambres de púa.
Bandadas de animales silvestres suelen arremeter contra los campos minados cuando son atacados por las onzas, otra especie en peligro de extinción que ataca a las gacelas.
"Tanto los animales depredadores como sus presas mueren al pisar los campos minados como Dongkung y Cho Lhamu, situados en la región de los lagos", relató Thupten, otro pastor de yaks.
Dongkung es una región alpina rica en pasturas, y el lago Cho Lhamu es uno de los tantos en las alturas de la región, declarado una de las reliquias geológicas de la última glaciación.
Las onzas y los lobos no son los únicos depredadores de esta zona. La fauna autóctona del lugar también corre peligro a causa de las bandas de perros salvajes, de razas extanjeras traídas por los soldados.
"El mastín tibetano, conocido por su disciplina como perro guardián y utilizado por los bhutiyas para pastorear a sus ovejas y yaks, ya no existe debido a la mestización de razas", señaló Usha Lachungpa, una experta en fauna autóctona.
El ejército trajo también mulas y una variedad de especies indeseadas como los mosquitos, que hasta hace poco no existían en esta región de tipo tundra.
"La ecología de la región está siendo alterada y cualquiera puede darse cuenta de que se estropeó el hábitat de varias especies animales", indicó Lachungpa.
La experta declaró que los pobladores informaron haber visto manadas de animales arremetiendo contra la frontera tibetana y cayendo en los campos minados, al huir despavoridos de los disparos de los los soldados chinos.
El general U.K. Dube explicó que "los campos minados son parte de cualquier estrategia de defensa militar", como respuesta a las críticas por los campos minados.
El ejército aseguró que "ayuda a la población de la zona cada vez que es necesario, ya que el gobierno civil no puede cumplir con sus tareas habituales debido a la dificultad de acceso al lugar".
Sin embargo, los bhutiyas, que son budistas lamaístas, están preocupados por los cambios culturales y ecológicos ocurridos en sus tierras a causa de la presencia militar.
Los bhutiyas están resentidos con los militares porque construyeron un gurudwara (templo sij), una playa de estacionamiento y baños públicos en el Gurudongmar Tso, un lago sagrado budista situado entre Dongkung y Cho Lhamu.
"El Gurdongmar Tso es un lago sagrado para los budistas de Sikkim. Queremos que vuelva a verse como antes y que recupere su sacralidad", declaró el presidente elegido del pueblo de Lachen, Anung Lachenpa.
Un grupo defensor del ambiente, Círculo Verde, se quejó porque se derramaron combustibles y otros agentes contaminantes procedentes de la playa de estacionamiento construida en las alturas (a 5.000 metros) en las aguas puras del lago.
El gobernador de Sikkim, Pawan Kumar Chamling, apoyó la batalla que libró Círculo Verde el año pasado contra el ejército porque éste se proponía hacer un centro de tiro en Thangu, sobre la ruta que va de Lachen a Gurudongmar Tso.
"El centro de tiro habría sido la sentencia de muerte de las especies raras de flora y fauna, entre los cuales hay pandas rojos, zorros rojos, varias especies de roedores y hierbas medicinales", explicó D.R. Pradhan, tesorero de Círculo Verde.
El ejército anunció hace poco que retirará los baños y cerrará la playa de estacionamiento de Gurudongmar Tso, luego de la sutil presión ejercida por el gobernador Chamling.
Pero los militares se negaron oficialmente a tirar abajo el templo sij con el argumento de que irritaría a los soldados procedentes de estados lejanos. (FIN/IPS/tra-en/rdr/an/ceb/aq/en-ip/99