Una serie de denuncias e informaciones divulgadas por fuentes parlamentarias y policiales en Brasil muestran a la cara financiera del narcotráfico tan amenazadora como la producción y el consumo de cocaína y marihuana.
El narcotráfico ingresó de lleno en la agenda nacional luego que una comisión investigadora del parlamento nacional señaló la existencia de una multimillionaria red de lavado de dinero y la policía de Río de Janeiro estableció que en la Fuerza Aérea actúan contrabandistas de armas.
La red de lavado de dinero salió a la luz pública después que documentos del Banco Central indicaron el traslado al exterior de cerca de 2.900 millones de dólares, a través de remesas bancarias legales, desde 1996.
Lo que más llamó la atención de los investigadores fue el hecho de que la abrumadora mayoría de los autores de las transferencias bancarias son personas pobres.
Una vendedora de periódicos de la ciudad de Cascavel, en el estado de Paraná, que gana menos de 150 dólares mensuales habría enviado 18 millones al exterior en 1997.
Casi todos los sospechosos dieron la misma explicación: fueron abordados por una persona que les propuso la apertura de cuentas bancarias a cambio de una ayuda financiera. Ninguno de los acusados tenía la menor idea de las sumas millonarias que pasaron por sus cuentas.
El episodio mostró la extrema vulnerabilidad del sistema financiero brasileño ante las operaciones de lavado de dinero, tanto procedente del narcotrafico como de actos de corrupción.
La falta de control sobre remesas al exterior fue reconocida por el ex presidente del Banco Central, Everardo Maciel, en declaraciones hechas en la Comisión Investigadora del Narcotráfico en el parlamento brasileño, en la última semana de mayo.
Maciel reveló también que la abrumadora mayoría de las empresas que organizan bingos en Brasil tienen participación en el lavado de dinero procedente del narcotráfico.
El ex presidente del Banco Central afirmó que diariamente se lavan 18 millones de dólares en las agencias bancarias de la ciudad de Foz de Iguazú, en el estado de Paraná, cerca de la frontera con Paraguay y Argentina.
El diputado Moroni Torgan, relator de la Comisión Investigadora del Narcotráfico, reveló que la droga moviliza en Brasil unos 28.700 millones de dólares al año.
El parlamentario también informó que 35 por ciento de los cerca de 40.000 millones de dólares de inversiones extranjeras en en Brasil regresan al país después de ser lavados en el Caribe.
Pero lo que más alarmó a las autoridades nacionales fue la detención el 30 de mayo último de un empleado civil de la Fuerza Aérea brasileña que confesó haber vendido armas y municiones a narcotraficantes que operan en Río de Janeiro de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas.
Este fue el segundo escándalo en la Fuerza Aérea en el que están involucrados narcotraficantes, en menos de dos meses.
En abril fueron capturados 33 kilogramos de cocaína en un avión militar que se disponía emprender vuelo hacia España. Tres oficiales están detenidos y las investigaciones continúan.
El ex director general de la Policia Federal Vicente Chelotti dijo a los congresistas que cerca de 2.300 aviones y avionetas transportan anualmente 400 toneladas de pasta básica de cocaína dentro del espacio aéreo brasileño.
La comisión parlamentaria está convencida de que operan en Brasil cuatro grandes organizaciones de narcotraficantes, la mitad de cuyos ingresos netos proviene actualmente del lavado de dinero.
Y existen indicios de que las operaciones financieras de los carteles del narcotráfico en Brasil ya son más rentables que la producción y venta de droga. (FIN/IPS/cc/ag/ip/99