VENEZUELA: Un salto en política y un paso en la economía

Este miércoles Hugo Chávez llega a los 100 días en la presidencia de Venezuela, durante los cuales se sacudió el tablero político y apenas se rozó el económico, con un balance positivo por lo que se hizo y por lo que no se hizo.

En el frente externo, este período ha recogido expresiones de preocupación y de confianza de Estados Unidos en la democracia venezolana, declaraciones y gestiones de Chávez en favor de la integración regional y la paz en Colombia, y un distanciamiento frente a Washington en el marco de las Naciones Unidas.

"Lo mejor de estos 100 días es lo que no ha hecho Chávez: no dio un golpe de Estado y no implantó un gobierno populista", resumió a IPS el analista político Fausto Masó, "y en lo mejor realizado hay que apuntar su política petrolera sensata".

Chávez, un ex teniente coronel de 44 años que lideró una cruenta rebelión militar en 1992, ganó las elecciones en diciembre con 56 por ciento de los votos, apoyado por casi toda la izquierda y frente a rivales unidos para denunciarlo como "un dictador que acabará con la democracia".

Pese al lenguaje pleno en términos castrenses con el que el presidente fustiga a sus oponentes, y a que sus seguidores improvisaron demostraciones callejeras contra los poderes Legislativo y Judicial, Chávez ha respetado en los hechos la legalidad y la división de los poderes.

Aún antes de asumir el 2 de febrero, el mandatario consiguió aval de la Corte Suprema de Justicia para consultar al pueblo sobre una Constituyente que "refunde la república", y un referendo popular aprobó el 25 de abril la convocatoria de esa asamblea.

"Pocos gobiernos han podido hacer lo que nosotros en 100 días", dijo el senador oficialista Isaías Rodríguez, "con el impulso a la Constituyente, la reducción de gastos (en el presupuesto), mejora de las aduanas, el fortalecimiento de los precios del petróleo y el Plan Bolívar 2000".

Este plan, de carácter cívico-militar, destinado a 80 po rciento de la población que vive en situación de pobreza, incorporó unos 70.000 efectivos en labores de asistencia sanitaria y alimentaria, y reparación de infraestructura.

En cambio, están paralizados, según el economista liberal Luis España, los 14 programas asistenciales que desde 1991 atienden a un segmento de tres millones de pobres. La jerarquía católica reclamó este martes información "para saber si el gobierno mantendrá esos programas o no".

Según Chávez, atender la "emergencia social" que vive Venezuela será su próximo desafío, una vez que la política "ha encontrado su cauce a través de la Constituyente" y la económica "la atendemos con un plan de transición 1999-2000 basado en la Ley Habilitante".

La discusión de esa ley, que facultó a Chávez a legislar por decreto para encarar un agudo déficit presupuestario y reestructurar parte del andamiaje económico estatal, compartió el candelero nacional en estos intensos meses, junto con el referendo para la Constituyente.

Chávez amenazó con implantar un estado de emergencia económica "que afortunadamente no se precisó", según Francisco Natera, presidente del organismo empresarial Fedecámaras.

Desde la celebración del referendo y la promulgación de la ley, un día después, la crispación bajó y decretó nuevos impuestos.

Entretanto, conflictos desatados por ocupantes de tierras, algunas demostraciones estudiantiles e incluso una huelga de camioneros en la frontera occidental han sido tratados, por órdenes de Chávez, a base de diálogo y sin apelar a la represión apoyada en la fuerza militar.

"El presidente se dedicó a agredir a las instituciones", dijo Lewis Pérez, secretario general del principal partido tradicional, Acción Democrática (socialdemócrata). Para su colega socialcristiano, Donald Ramírez, Chávez "agotó sus primeros 100 días en la agenda política".

Con un estilo confrontancional frente a los representantes de lo que califica como "el moribundo regimen anterior", Chávez barajó de nuevo las cartas en el sistema político, para reabrir un nuevo juego político mediante la Asamblea Constituyente, del que emergerán los nuevos actores de la política local.

A la Constituyente serán elegidos tanto representantes de los partidos como de la sociedad civil e individualidades, remozándose tanto el apoyo al gobierno como la discrepancia. "La nueva oposición surgirá en la Constituyente", opina Masó.

Como muestra, parlamentarios y otras figuras de la oposición, incluso quienes adversaron de plano la Constituyente, dejan sus ocupaciones para lanzarse como candidatos a la Asamblea.

"Los opositores han debido seguir el juego" impuesto por el gobierno, añadió Masó.

Ese pase de página política va en paralelo con un cauto manejo económico, que desdice los presagios sobre fórmulas populistas, estatistas y aún socialistas que se atribuyeron a Chávez.

En primer lugar, Chávez promovió el entendimiento con otros productores de petróleo para impulsar los precios mediante el recorte de oferta, mientras dio evidencias a los inversores extranjeros del pleno respeto a los compromisos internacionales.

En materia fiscal, el esfuerzo se puso en reducir el déficit, lo que todos aplauden por considerarse clave para abatir la inflación, la más alta de América Latina desde hace un lustro. Pero los opositores critican la ausencia de un plan económico.

El oficialismo aduce que el programa existe, está expresado en la Ley Habilitante y su fin es reanimar la producción una vez superado el bienio de transición.

Entre los equidistantes, el liberal Alexanter Guerrero y el ex ministro de Planificación Teodoro Petkoff estiman que Chávez sí apunta a una modernización de la economía y su orientación está contenida en la ley especial y en otros anuncios complementarios.

En las esferas monetaria y cambiaria, Chávez ha extremado precauciones, al punto de que no hallando un candidato satisfactorio para la presidencia del Banco Central, ha mantenido a Antonio Casas, quien dirigió el organismo durante el quinquenio de su predecesor Rafael Caldera.

Desde el exterior, las señales de aprensión han sido reemplazadas por las de confianza, al menos verbal. El presidente estadounidense Bill Clinton ha disipado los temores del Departamento de Estado sobre la conducción democrática de Chávez, expresando confianza en que así lo hará.

Chávez ha logrado, con sus viajes, gestos y discursos, subrayar sus tesis en favor de que la integración regional se acelere, y ha desmontado la agresividad de la guerrilla colombiana en la frontera occidental, declarando neutralidad a modo de imparcialidad en el conflicto del vecino país.

También ha podido exhibir independencia para su política internacional, al distanciarse de Washington cuando las Naciones Unidas hubieron de votar sobre la situación de los derechos humanos en Cuba, China e Irán.

Chávez conserva en Venezuela la iniciativa y el protagonismo, además de considerable popularidad medida por encuestas, con lo que el saldo de los primeros 100 días le es favorable. Resta por ver cuánto respaldo podrá traspasar a los suyos en la elección constituyente el 25 de julio. (FIN/IPS/jz/eg/ip la/99

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