La presencia en territorio de Panamá de cientos de guerrilleros y paramilitares de Colombia ocasionó fuertes controversias entre el gobierno panameño, la oposición y habitantes de varios poblados fronterizos.
La voz de alarma sobre la presencia de entre 400 y 500 guerrilleros y paramilitares en los pequeños pueblos de La Miel, Armila, Pucuro y Paya, habitados por indígenas kunas, fue dada el viernes por el legislador Enrique Garrido, del opositor Partido Arnulfista.
Esa versión fue corroborada este lunes por Idelfonso González, maestro de la escuela de La Miel, quien dijo que ese pueblo y otras aldeas cercanas a la frontera "han quedado vacíos" pues sus habitantes se dirigen a la ciudad de Puerto Obaldía, sobre el litoral Atlántico.
González afirmó que varios guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) le señalaron que no quieren enfrentarse con las autoridades panameñas y que "sólo desean comprar alimentos y descansar".
Pero Garrido insistió el sábado en que los guerrilleros de las FARC y combatientes de las derechistas Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) "están a punto de chocar en Armila", ubicado a varios kilómetros de la frontera entre ambos países.
A comienzos de 1997 combatientes de las ACCU ejecutaron a varios pobladores de la aldea panameña de La Bonga, a unos 10 kilómetros del límite con Colombia, tras acusarlos de colaborar con las FARC.
Otros poblados de la provincia de Darién tambien fueron atacados por ese grupo y por bandas armadas de disidentes de las FARC y las ACCU que operan en la zona fronteriza entre ambos países.
Garrido dijo que miembros de la etnia kuna, a la cual él pertenece, le informaron el sábado que un contingente de irregulares avanza cerca de La Bonga, en la cabecera del río Armila, mientras que un grupo rival va a su encuentro por el río Pita.
"Esta situación indica que los paramilitares y los guerrilleros están a punto de chocar" cerca de la aldea de Armila, acotó el legislador.
"Incluso han sido agredidos algunos pobladores de Armila" a manos de supuestos paramilitares de las ACCU luego de advertirles "que no le vendan más comida a los guerrilleros", subrayó Garrido.
Entre los agredidos en Armila se encuentran el indígena Benicio González y su hijo de cinco años de edad y otro aborígen de apellido Caballero, según Garrido.
Sin embargo, la ministra de Gobierno (interior), Mariela Sagel, afirmó que en esa zona existe "relativa calma".
Sagel afirmó que un comando especial de la fuerza pública fue enviado el sábado para investigar las denuncias de Garrido y González, y admitió que "puede ser peligroso si la situación en Colombia empeora" luego de la crisis que sufrió el presidente Andrés Pastrana la semana pasada.
El ministro de Defensa colombiano Rodrigo Lloreda y 10 generales renunciaron el miércoles, disconformes con la decisión de Pastrana de conceder a la guerrilla el control territorial de una zona desmilitarizada mientras duren las negociaciones de paz.
Sagel señaló que el comando especial y las unidades policiales que se encuentran en los poblados cercanos a la frontera tienen orden de no enfrentarse con los irregulares "a menos que sean atacados".
Mientras, el director de la Policía Nacional, José Luis Sosa, afirmó que "la seguridad en Darién y (la región autónoma indígena) de Kuna Yala está garantizada".
Pero advirtió a los pobladores que se abstengan de brindar apoyo logístico a los irregulares colombianos.
"Hay moradores que comercian y colaboran con los guerrilleros y luego temen represalias de los otros, los paramilitares", acotó Sosa.
El obispo católico de Darién, Rómulo Emiliano, quien hace meses reclama al gobierno un mayor control sobre la frontera con Colombia, afirmó que la Iglesia y los pobladores de esa zona "no deseamos que las consecuencias de la guerra (civil colombiana) se trasladen" a Panamá. (FIN/IPS/sh/mj/ip/99