El Parlamento de Italia eligió hoy como nuevo presidente, por amplia mayoría, al ministro del Tesoro, Carlo Azeglio Ciampi, un economista de 78 años, ex gobernador del banco central y ex primer ministro, sin afiliación a ningún partido.
El nuevo jefe de Estado preside actualmente la Comisión Interina de Políticas del Fondo Monetario Internacional, y tuvo un papel fundamental en el diseño de la estrategia para que Italia sea uno de los primeros países que adoptarán el euro, la moneda común de la Unión Europea.
Ciampi, que será el décimo jefe de Estado de la república proclamada en 1948 y reemplazará el 28 de mayo a Oscar Luigi Scalfaro, fue propuesto por los partidos que integran la coalición gobernante, de centroizquierda, tras descartar otras candidaturas que no lograron apoyo de la oposición.
La coalición de gobierno contaba con los votos necesarios para elegir al nuevo presidente, pero buscó un acuerdo con los partidos opositores, por considerar que el jefe del Estado debe contar con una amplia base de respaldo político.
En la votación para designar al jefe de Estado participan 1.010 "grandes electores": los 628 diputados, los 314 senadores electos, 10 senadores vitalicios y 58 representantes de asambleas regionales. El voto es secreto y se requiere en principio una mayoría de dos tercios.
Si no se logran dos tercios luego de tres votaciones sucesivas, basta con la mayoría simple para elegir al presidente.
Ciampi logró en la primera votación el apoyo de 707 "grandes electores", 33 más que los dos tercios necesarios.
Sólo en dos ocasiones anteriores se había logrado esa mayoría en primera instancia, cuando fueron electos el liberal anti fascista Enrico de Nicola (en 1946), y el demócrata cristiano Francesco Cossiga (en 1985). Scalfaro fue designado con 672 votos, tras 16 votaciones que se efectuaron durante 11 días.
La coalición de gobierno está integrada por el Partido Democrático de Izquierda (ex comunistas), al cual pertenece el primer ministro Massimo D'Alema, el Partido Popular (ex demócratas cristianos), ex socialistas, verdes y nuevos grupos políticos de centro.
Los dos principales partidos de la oposición son Forza Italia, de centroderecha y liderado por el magnate de los medios de comunicación y ex primer ministro Silvio Berlusconi (quien además comanda la coalición centroderechista Polo de la Libertad) y Alianza Nacional (neofascista).
Los únicos partidos opositores que no se sumaron al acuerdo fueron la separatista Liga Norte, que votó por el jefe de su grupo en el Senado, Luciano Gasperini, y Refundación Comunista, que apoyó a Pietro Ingrao, una de las figuras históricas de la izquierda.
Sin embargo, fue notorio que algunos "grandes electores" no acataron las directivas de sus partidos, y uno de los votos fue, por ejemplo, para el futbolista argentino Diego Maradona, que tuvo una actuación muy destacada en Italia.
Antes de postular a Ciampi, la coalición de gobierno consideró la posibilidad de llevar a la presidencia a dos integrantes del Partido Popular, la ministra del Interior Rosa Ruso Jervolino, y el presidente del Senado, Nicola Mancino, pero no fue posible lograr respaldo de la oposición para ninguno de los dos.
También se manejó públicamente la posibilidad de que se deignara presidenta a la actual comisaria europea para la ayuda humanitaria, Emma Bonino, que integra el Partido Radical Transnacional.
La candidatura de Bonino no tuvo apoyo de las fuerzas políticas, pero las encuestas sugirieron que habría sido electa si la decisión se hubiera adoptado por votación directa de la ciudadanía.
Políticos y analistas coincidieron en que el acuerdo para elegir al presidente fue un precedente de importancia para impulsar reformas constitucionales y de la ley electoral, reclamadas por la mayoría de los partidos. Una de ellas es la elección del presidente por votación directa de los ciudadanos.
Ciampi, católico, casado y con dos hijos, estuvo al frente del banco central entre 1979 y 1993, y fue primer ministro entre 1993 y 1994.
En Italia el presidente es ante todo un garante de la Constitución. Formalmente le corresponde designar al primer ministro, y también decidir cuándo es preciso disolver el parlamento y convocar a nuevas elecciones, pero no puede adoptar esas decisiones si no cuenta con apoyo político mayoritario.
Puede ser elegido cualquier ciudadano que haya cumplido 50 años de edad y goce de los derechos civiles. El mandato dura siete años y es posible la reelección. (FIN/IPS/jp/np/mp/ip/99)