El combate sin tregua contra la fiebre aftosa, cuya erradicación es indispensable para competir por el mercado mundial de carnes, llevó el gobierno de Brasil a la drástica medida de aislar su mayor rebaño.
El estado de Mato Groso del Sur concentra la mayor cantidad de vacunos en el país, más de 20 millones. Pero la aparición de algunos casos de la fiebre en uno de sus municipios, Naviraí, provocó la matanza de 1.500 reses a comienzos del año y excluyó el estado del circuito comercial del centro-oeste brasileño.
La punición impuesta por el Ministerio de Agricultura equivale a "una pena de muerte" para una ganadería que abastece al mayor mercado del país, el estado de Sao Paulo, señaló Pedro Camargo Neto, líder ganadero y presidente de un fondo de desarrolo del sector.
Brasil cuenta con el mayor rebaño mundial con más de 160 millones de vacunos, uno para cada habitante, pero su productividad es muy baja debido a que se practica una ganadería extensiva, dejados en los pastizales naturales en grandes haciendas sin grandes cuidados.
Sin embargo, la actividad pasa por una intensa transformación, en busca de mayor competitividad y exportaciones.
En 1998, favorecido por el encarecimiento del producto argentino, Brasil logró exportar 572 millones de dólares en carne de vacuno, un tercio más que en 1997.
La FNP, una empresa de consultoría en ganadería, pronosticó para este año un aumento de 40 por ciento en las ventas externas, impulsadas por la devaluación del real en enero y la caída del consumo interno debido a la recesión económica,
Para el próximo año, sus analistas prevén un desempeño mejor aún, por la decisión de Estados Unidos de reducir subsidios a la exportación de productos agropecuarios, lo que abre posibilidades para productores más competitivos.
La Fundación Getulio Vargas, centro de estudios económicos brasileño, estima que el consumo mundial de carnes crecerá 29 por ciento de 1997 a 2007, alcanzando 227 millones de toneladas. La carne de vacuno representa sólo 13 por ciento de ese total, contra 64 por ciento de la porcina y 26 por ciento de aves.
Pero el comercio internacional de este producto vacuno alcanzó 18.300 millones de dólares en 1997, con la exportación brasileña respondiendo por sólo 2,35 por ciento del total.
Aumentar esa participación exige, además de avances tecnológicos, erradicar la fiebre aftosa de los principales centros productores de Brasil. Los mayores mercados cnsumidores rechazan el producto de áreas o países donde hay brotes de la enfermedad, aunque ella no afecte la salud humana.
Los dos estados del sur brasileño, Río Grande del Sur y Santa Catarina, ya fueron reconocidos el año pasado como libres de la enfermedad por la Organización Internacional de Epizootas (OIE), tal como los países limítrofes y competidores, Argentina y Uruguay.
Pero las regiones que concentran la mayor parte del ganado brasileño, centro-oeste y sudeste, luchan por obtener esa certificación el próximo año. En esas zonas hacía tres años que no se registraban casos de la fiebre.
Los dos focos surgidos en Mato Groso del Sur amenazan el largo esfuerzo de vacunaciones, control y a veces exterminio de reses sospechosas, en un universo de unos 90 millones de vacunos. Por eso la dura decisión de aislar su ganadera.
A partir del 1 de julio y por 24 meses las fronteras del estado estarán cerradas para salida o entrada de animales vivos, sin una cuarentena y exámenes sorológicos. La restricción se aplica también a la carne con huesos.
Sólo carne industrializada podrá dejar el estado de Mato Groso del Sur, que sólo consume 10 por ciento de la carne que produce.
Esta medida presenta una ventaja, ya que estimulará la industrialización local, reduciendo la ociosidad de los frigoríficos y generando empleos, señaló José Roldao, representante del Ministerio de Agricultura.
Sin embargo, Camargo Neto y Antonio Russo Neto, presidente de la Asociación Brasileña de la Industria Exportadora de Carne, dijeron que las desventajas son mayores porque los ganaderos de este estado perderán mercado y sus precios caerán al mínimo ante el exceso de oferta.
Russo agregó que la medida perturba todo el mercado nacional de carne, ante la amenaza de desabastecimiento de Sao Paulo, el mayor centro consumidor del país, que compra en el estado vecino un quinto de la carne que consume.
El temor inmediato es un efecto contrario. Los ganaderos intensificaron sus ventas en Sao Paulo antes del inicio de la restricción.
Expertos del mercado estiman que 1,5 millones de reses cruzarán la frontera estadual antes del 1 de julio, lo que significa el doble del flujo anual entre los dos estados.
Esta situación dificultará el control de la vacunación de tantos animales en tan corto período, aumentando el riesgo de la contaminación del ganado de Sao Paulo, problema que la medida busca evitar. (FIN/IPS/mo/dm/if/99