El gobierno de Bolivia se propone romper este año la marca histórica de erradicación de coca, materia prima de la cocaína, al destruir 15.000 hectáreas de cultivos, mientras los campesinos parecen resignados a esa suerte.
Entre el 1 de enero y el 15 de mayo, el gobierno erradicó 5.500 hectáreas en Chapare, zona de producción de coca y cocaína en el centro del país, y de continuar ese ritmo llegará a 15.000 hectáreas a fin de año. El año pasado, se destruyeron 11.600 hectáreas.
"Este año pensamos superar la cifra de hectáreas netas erradicadas en 1998 por el control que estamos haciendo de la siembra de coca nueva y del cultivo de almácigos", afirmó el viceministro de Defensa Social, Guillermo Canedo, dependiente del Ministerio de Gobierno (Interior).
El gobierno de Hugo Banzer logró, desde el inicio de su gestión, el 6 de agosto de 1997, la eliminación de 21.000 hectáreas de coca, 1.000 por mes. Así, se evitó la producción de 48.300 toneladas de hoja de coca seca y 157 toneladas de cocaína.
Esa es la carta de presentación que su gobierno exhibirá ante los países cooperantes, en especial Estados Unidos y la Unión Europea, para gestionar ayuda financiera destinada a su Plan Dignidad, con el que se propone erradicar todos los cultivos de coca ilegal hasta el 2002.
El gobierno necesita 952 millones de dólares, de los cuales unos 800 millones deben proceder de gobiernos cooperantes y organismos internacionales, según las autoridades.
La embajadora de Estados Unidos en Bolivia, Donna Hrinak, elogió la gestión del gobierno de Banzer en la materia y vaticinó que con estos resultados, este país logrará salir del circuito del narcotráfico en el 2002.
A diferencia de años anteriores, la erradicación de cultivos de coca este año se desarrolla sin violencia ni resistencia de los campesinos productores.
En otras ocasiones, los cocaleros eran el sector más radical de los trabajadores de este país, y protagonizaban multitudinarias marchas de protesta a la sede de gobierno, a 500 kilómetros de Chapare.
Los dirigentes campesinos de aquella región no creen que el gobierno pueda continuar erradicando 1.000 hectáreas de coca por mes, pues, dicen, mientras haya pobreza continuarán sembrando y cosechando coca.
"No será posible destruir esa cantidad de coca por mes en tanto no hayan programas alternativos que mejoren las condiciones de vida de los campesinos del lugar", afirmó David Herrera, dirigente de los productores de Chapare.
La protesta de los campesinos decayó en los últimos meses ante la contundencia del gobierno de Banzer en la lucha contra el narcotráfico, una de sus prioridades.
El dirigente cocalero Evo Morales, también legislador en representación de Chapare, podría perder en breve su inmunidad parlamentaria porque el Ministerio Público lo acusa de cometer el delito de conspiración contra el Estado.
Morales, que esta semana asiste en México a la decimocuarta reunión del Parlamento Indígena de América, aseguró el fin de semana que el gobierno intenta promover su desafuero por su lucha en defensa de los campesinos de Chapare.
Mientras, el gobierno comienza a prestar atención a la región de Yungas, a sólo 100 kilómetros de La Paz, donde presume que se han trasladado parte de las operaciones del narcotráfico.
Informes satelitales de Estados Unidos determinaron que en Yungas existen unas 2.600 hectáreas de cultivos ilegales de coca. La ley permite en esa región 12.000 hectáreas para uso tradicional.
El ministro de Gobierno, Guido Nayar, anunció que estos datos serán comparados con la información de los propios campesinos productores de Yungas para acordar con ellos los mecanismos de erradicación de la coca excedentaria.
Según información oficial, Bolivia tiene actualmente una superficie cultivada con coca de 38.000 hectáreas. Con excepción de las 12.000 hectáreas tradicionales de Yungas, el resto de la producción es utilizada en la fabricación de cocaína. (FIN/IPS/ac/mj/ip/99
