Un ambicioso proyecto de modernización del Palacio de Bellas Artes de la capital de Cuba se ubica entre los más avanzados del mundo en materia de exhibición y conservación del patrimonio artístico.
Se calcula que en el 2005 habrá concluido la construcción del conjunto Museo Nacional de Bellas Artes, ubicado en el casco histórico de La Habana, una ciudad que en 1999 celebra sus 480 años de fundada.
La obra incluye la remodelación del actual Palacio de Bellas Artes, inaugurado en 1913 y trasladado de lugar en varias ocasiones, hasta su sede definitiva en 1956, así como la reconstrucción y adaptación de dos antiguos edificios aledaños.
Se trata del Centro Asturiano, construido entre 1925 y 1927, y del antiguo Cuartel de Milicias, de 1764, objeto de sucesivas transformaciones, como la última planta, añadida en 1940.
Los especialistas consideran al proyecto un reto constructivo, por aunar tres edificios de códigos arquitectónicos diferentes y tratar de adecuarse a los requerimientos técnicos que le permitan cumplir las funciones y objetivos exigidos "por el binomio museología-museografía en el contexto contemporáneo".
En el nuevo conjunto, la sede original del Museo albergará la colección de arte cubano en sus diversos períodos y expresiones artísticas, desde el siglo XVI hasta esta década, que es, según los expertos, la más importante del Museo Nacional.
Además de pintura, se expondrán escultura, grabado y dibujo, lo que posibilitará un mayor conocimiento y comprensión de la trayectoria del arte cubano.
De los 18.083,16 metros cuadrados de superficie útil del edificio, 41,7 por ciento será dedicado a la exhibición permanente, además de espacios específicos de exposición temporal en los niveles segundo y tercero.
La planta baja ha sido concebida como espacio general de participación y servicios al público, lo que incluye la remodelación del auditorio para 300 personas y sala para programas audiovisuales.
El arquitecto José Linares, encargado del proyecto, señaló que tanto la iluminación como los parámetros ambientales estarán controlados por un sistema automatizado general que considera las variables de orientación del edificio y las diferentes épocas del año.
Además, la totalidad del edificio contará con un sistema de protección y seguridad integral.
En cuanto al Centro Asturiano, su restauración implica su revalorización arquitectónica, aunque en el interior se impone la adecuación de los espacios a su nueva función. Esta edificio albergará la colección de arte extranjero, que incluye una muestra de pintura americana de los años 70.
También se exhibirá la colección Conde de Lagunillas, que integra la muestra de arte de la antigüedad clásica.
Arte colonial latinoamericano, norteamericano del siglo XIX y numerosos exponentes del muralismo mexicano de los años 30 y 40, como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, completa la colección plástica del continente americano.
En este caso, la superficie de exhibición es de 4.873,9 metros cuadrados, el 32,3 por ciento del área total, lo que unido a la del museo original deja una superficie de 12.412,6 metros cuadrados a la exposición.
Linares indicó, en la revista especializada Revolución y Cultura, que la protección y conservación de las obras no sólo ha sido resuelto a partir de los parámetros ambientales establecidos, sino con la creación de almacenes de depósito y reserva, además de modernos talleres de restauración.
Esto corrige desaciertos del Palacio de Bellas Artes de los años 50, carente de espacios para el almacenamiento de obras, talleres de conservación y restauración, museología o curaduría, adecuadas condiciones ambientales y de iluminación.
Además, "se hacía cada vez más evidente la imposibilidad de dar respuesta espacial a los nuevos requerimientos programáticos y funcionales del museo contemporáneo, que impone nuevas categorías espacio-funcionales diversificadas de uso socio-cultural y público", comentó el arquitecto.
El tercer edificacio del conjunto albergará a las oficinas administrativas del Museo, que si bien cerró sus puertas al publico en los últimos años, ha tratado de mantener su presencia en el mundo cultural mediante muestras itinerantes o utilizando espacios de otras instituciones.
Los tres edificios quedarám insertos de manera armónica y coherente en el territorio ya enriquecido por importantes espacios públicos del casco histórico de La Habana, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). (FIN/IPS/pg/ag/cr/99