La campaña militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra Yugoslavia provoca graves económicas a Italia, a 20 días de iniciado el ataque aéreo desde la norteña base de Aviano, según un informe oficial divulgado hoy.
Más de 2.000 millones de dólares en pérdidas para el turismo se prevé sólo en la sureña región administrativa de Puglia, ubicada en el Adriático, frente a Kosovo y Albania, debido la cancelación de reservaciones.
La caída se registró ya para la Semana Santa católica, pero las consecuencias más graves podrían producirse a partir de mayo. La totalidad de los ciudadanos extranjeros y buena parte de los italianos cancelaron las reservas en hoteles de Puglia.
Friuli, donde se encuentra la base de Aviano y conforma una unidad administrativa con Venecia-Giulia, vecina a Yugoslavia, destinó dos millones de dólares para una campaña publicitaria en medios de prensa italianos y extranjeros para transmitir a los turistas que esa región y Serbia no son lo mismo.
El asesor de cultura de Venecia, Sergio Dressi, indicó que Aviano es sólo un punto en el mapa ubicado lejos de las playas.
El ministro de Agricultura, Paolo De Castro, dijo que la pesca, en la que trabajan 200.000 personas, "es otro de los sectores de riesgo". En el mar Adriático se prevé una fuerte pérdida en esta actividad.
El profesor de Economía de la Universidad de Bari Gianfranco Viesti expresó que aunque aún no se pueden dar datos exactos, "los efectos inmediatos son evidentes y se reflejan en estos sectores, sobre todo en el turismo de Puglia".
Viesti diseñó dos escenarios distintos. En el primero, negativo, habría "una situación de conflicto permanente, con daños muy graves para Italia y las regiones adriáticas que se encontrarían ante una nueva cortina de hierro".
El segundo escenario, positivo, sería una situación de estabilización, en la que Italia podría jugar un papel importante, con un corredor ferroviario y terrestre desde Durazzo, en Albania, al Mar Negro, por ejemplo.
"Pero este escenario debe ser preparado con atención, con los instrumentos justos, porque después de esta guerra, en los Balcanes nada será como antes", afirmó.
Las exportaciones de Italia en los primeros 11 meses de 1998 hacia Yugoslavia ascendieron a 500 millones de dólares, casi la misma cifra de 1997, con un superávit de 100 millones de dólares, cifras que revelan interés de ambas partes, cuya proyección futura está congelada a la espera de cómo evoluciona la guerra.
Además de empresas industriales italianas como Benetton, Barilla y Lavazza, observan con gran preocupación los ataques aéreos contra Belgrado también la compañía de teléfonos Telecom, que hace dos años había adquirido un tercio de Telekom Serbia, y preveía una gran expansión para el próximo decenio.
Si el conflicto se extiende, el desastre económico sería general. Las exportaciones italianas a Croacia representan el triple que las dirigidas a Yugoslavia, y a Eslovenia el cuádruple.
El presidente de la República, Oscar Luigi Scalfaro, y la ministra del Interior, Rosa Russo Jervolino, se pronunciaron este lunes contra la guerra.
Scalfaro manifestó al recibir a representantes de organizaciones ambientalistas que la "total fidelidad a los pactos de la OTAN no están en discusión, pero esta fidelidad no excluye una voluntad determinada en buscar siempre la paz".
"Nosotros tenemos dentro de estos acuerdos un empeño, una voluntad, un grito de paz y esperamos que se imponga", añadió.
Russo Jervolino sostuvo, por su parte, que "la paz no se hace con los ataques terrestres", al intervenir en una reunión del Partido Popular Italiano (PPI), constituido por ex democristianos.
"Los populares trabajarán hasta el final para que la evolución sea hacia la paz, no hacia la guerra", afirmó la ministra, quien descartó que se orden ataques terrestres. (FIN/IPS/jp/ag/ip-if/99