SUDAFRICA: ANC y líderes sindicales fortalecen lazos

Desde que los trabajadores de Sudáfrica comenzaron a criticar la estrategia macroeconómica del gobernante Congreso Nacional Africano (ANC), se especulaba que se enfrentarían antes de las elecciones del 2 de junio.

Si embargo, un gran grupo de sindicalistas, integrado incluso por algunos dirigentes laborales que se han opuesto fuertemente a las políticas del gobierno, formarán parte de las listas de la alianza gobernante dirigida por el ANC.

Sam Shilowa, secretario general del Congreso de Sindicatos Sudafricanos (Cosatu), está en el número 25 de la lista parlamentaria del ANC y el presidente John Gomomo y la vicepresidenta Connie September también serían recompensados con puestos de importancia cuando pasen las elecciones.

La alianza tripartita conformada por el ANC, Cosatu y el Partido Comunista Sudafricano (SACP), que une a personas de diferentes etnias, religiones, ideologías, géneros y edades, se forjó antes de las elecciones de 1994.

El desafío del ANC siempre fue mantener en pie esta coalición, aunque en cierta ocasión, ante las críticas del SACP, el vicepresidente Thabo Mbeki conminó a los comunistas a aceptar la política del gobierno o a abandonarlo.

Cosatu se opuso también fuertemente a la línea política macroeconómica del gobierno llamada GEAR (Crecimiento, Empleo y Redistribución), que apunta a reestructurar los bienes del Estado y crear empleos.

El ANC adoptó esa política orientada al mercado en 1996. Sus detractores con frecuencia la comparan con los programas de ajuste estructural del Banco Mundial.

"Nos opusimos a la GEAR por el impacto negativo que tendrá a nivel de los servicios brindados por el gobierno y sobre los empleos", dijeron representantes de Cosatu.

"GEAR representa la aplicación de un modelo que no traerá crecimiento, empleo ni redistribución", agregaron.

En el año fiscal 1997-1998, el presupuesto para la educación se redujo más de seis por ciento y el presupuesto para la vivienda de 1998/1999 cayó 14,3 por ciento en términos reales.

Los sindicalistas también se quejan de que no se están creando empleos en una época en que se necesitan más que nunca.

El Banco de la Reserva anunció que se perdieron 108.000 empleos en la economía formal en 1998. Se calcula que el desempleo llega a 50 por ciento en algunos sectores.

El gobierno también deberá despedir entre 50.000 y 100.000 empleados públicos que considera excedentarios.

El Ejecutivo prevé tasas de crecimiento de seis por ciento para el año 2002, creando 600.000 empleos por año, pero a la vez exige disciplina fiscal y un recorte de los gastos públicos.

Este es el punto de discrepancia entre el ANC y sus socios de la alianza, que afirman que de ese modo se perjudicaría a la mayoría negra pobre, que tiene mucho que ganar si se aumenta el gasto social en salud, educación, vivienda y asistencia social.

Zwelinzima Vavi, que sucederá a Shilowa como secretario general de Cosatu, dijo que la designación de sindicalistas como candidatos de la alianza servirá para llevar la lucha de los trabajadores al parlamento.

El vicepresidente del opositor Congreso Panafricano, Motsoko Pheko, afirmó en cambio que ello representa una traición a los trabajadores.

Ex líderes sindicales como Jay Naidoo, el ministro de Comercio Alec Erwin y su par de Seguridad Sydney Mufamadi han ido tomando distancias con las dirigencias obreras.

"Uno de los desafíos que enfrenta el movimiento sindical es detener la línea económico neoliberal impuesta a los gobiernos por instituciones no elegidas pero extremadamente poderosas como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional", dijo Vavi. (FIN/IPS/tra-en/gm/mn/at-dg/ip/99

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