El premio Nobel de Literatura mexicano Octavio Paz, muerto hoy hace un año, baja desde el santoral literario, donde lo ubican intelectuales y políticos, para mostrar sus defectos, mientras algunos críticos recuerdan sus debilidades.
Con diversos actos de homenaje, el gobierno del presidente Ernesto Zedillo recordó este lunes a Paz, fallecido a los 84 años, mientras escritores de renombre, entre ellos la premio Nobel de Literatura sudafricana Nadine Gordimer, se reunieron para leer obras del laureado creador.
Las ceremonias, donde Paz fue nombrado "el visionario", el "gran intelectual del siglo XX", se acompañaron de la difusión de una desconocida edición de escritos del poeta, cuya baja calidad es evidente, según dicen los críticos.
La edición fue autorizada por el mismo Paz antes de su muerte, con el argumento de que era inevitable que se conozca esa parte de su obra, que él mismo describe como las "tentativas de un escritor primerizo".
El texto contiene escritos que Paz fue suprimiendo de sus libros, y que en la mayoría de los casos corresponden "a balbuceos si los comparamos con los poemas definitivos y con los brillantes ensayos", señaló el crítico Juan Arguelles, del diario El Universal.
En el prólogo del nuevo libro, un Paz de 83 años y enfermo reconoce la baja calidad de algunos de sus escritos y acepta que durante su vida corregió y suprimió algunos poemas ya publicados, práctica que según los críticos buscaba borrar destellos de su ideología de izquierda, de la que abdicó en su madurez.
Nieto de un intelectual liberal e hijo de un colaborador del luchador revolucionario Emiliano Zapata, Paz obtuvo en vida las más importantes preseas de la literatura de su país y el mundo, entre ellas el Premio Nobel en 1990.
Cuando murió, los críticos callaron sus voces, pero ahora vuelven a cuestionar al escritor que renegó de sus ideas de izquierda y que casi siempre estuvo cerca del poder político y de los círculos de las personas adineradas.
Luis Villorio, uno de los escritores y críticos literarios de renombre en el México de hoy, señaló que Paz creyó "en su misión de romper lanzas" contra todos lo que creían en "el mundo de la utopía".
Según Villorio, en los disidentes de su obra Paz sólo vio "el aspecto dogmático, patente en su máscara ideológica" y "sin comprensión atacó a quienes debían ser sus hermanos en la búsqueda".
"A menudo lo vi dejarse acariciar por los halagos de la fama, condescender al encanto del poder económico, político y literario y vislumbrar para sí el púlpito del magisterio intelectual, en todo ello no percibí sino la cansina palabra que se complace en las lisonjas de este mundo", anotó el escritor.
Dueño de una vasta obra, Paz despertó intensas polémicas por apoyar abiertamente el liberalismo económicos y las actuaciones políticas de ex presidentes de México como Carlos Salinas (1988- 94), acusado de corrupción y de la crisis económica de 1995.
Su arrogancia y vanidad frente a otros, lo llevaron a romper con varios intelectuales que fueron sus amigos, entre ellos con el laureado escritor mexicano Carlos Fuentes.
Con una obra que en cantidad es comparable a la de Paz, Fuentes es desde hace cinco años candidato a Premio Nobel de Literatura, el galardón que recibió Paz ante el júbilo de los gobernantes mexicanos de turno.
Su odio a toda idea de izquierda, llevó a Paz a enfrentarse físicamente en una ocasión con el poeta chileno Pablo Neruda.
A pesar de la críticas y los errores del poeta, su obra perdurará como una de las más importantes del siglo XX en lengua española, expresó el escritor mexicano Fernando Benítez.
"El que se mete contigo siempre sale magullado, desgreñado, moreteado, acaba como jerga", dice la escritora Elena Poniatowska al referirse a Paz.
A un año de la muerte del poeta, cuya proyección y calidad literaria lo llevó a ser conocido internacionalmente, todos reconocen la valía del creador, pero algunos ya no callan su críticas contra el Paz que siempre minimizó a sus oponentes. (FIN/IPS/dc/dg/cr/99)