El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) se reúnen esta semana en Washington con alivio y menor optimismo a la vez con respecto a la crisis económica que se desató en julio de 1997.
El alivio se debe a que parece haber pasado lo peor de la crisis, y el menor optimismo a que la ayuda y la inversión siguen siendo bajas, lo que aplaza la esperanza de recuperación.
Este es el mensaje de ambas instituciones de Bretton Woods, creadas tras la segunda guerra mundial, y del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), con sede en Washington, una asociación de 300 bancos y firmas financieras.
El crecimiento económico mundial debería mantenerse en torno a 2,3 por ciento este año, y con suerte debería aumentar en el 2000, según el FMI.
Llevará un poco más para que la recuperación se traslade de los mercados financieros al tercio del planeta que entró en recesión desde que las bolsas de valores se hicieron eco del pánico de los inversores en 1997.
Según el Banco Mundial, el crecimiento económico ascenderá a entre 4,5 y cinco por ciento para el 2001, pero los países en desarrollo tendrán que conformarse con menor inversión, precios debilitados de las materias primas, y la menor ayuda para el desarrollo desde que el Banco comenzó a registrarla.
La caída de los precios de petróleo se detuvo porque se limitó la producción, pero no hay indicios de recuperación de los valores de materias primas como el café y el cacao, según las últimas señales del mercado.
Este año habrá un «importante descenso de los movimientos oficiales» de capital hacia los «mercados emergentes» del mundo en desarrollo, pronosticó el IIF.
La inversión privada en 29 países emergentes del Sur y de la ex Unión Soviética ascenderá a 140.000 millones de dólares en 1999, casi la misma cantidad que en 1998, pero menos de la mitad que en 1996, cuando fue casi 330.000 millones de dólares.
La inversión directa extranjera de largo plazo sigue siendo fuerte en los mercados emergentes, mientras el ingreso de inversiones de corto plazo muestra señales de recuperación, según el director del IIF, John Bond.
Por ahora, las señales de recuperación no reflejan un crecimiento real sino la depresión de los precios de los bienes. «Parte de la recuperación representa una gran depresión de los valores de los productos debido a la crisis, que creó fuertes oportunidades de inversión», reconoció Bond.
El IIF pronostica que los movimientos de capital a América Latina descenderán a 66.000 millones de dólares este año, lo que significa una caída de 20.000 millones.
Así mismo, las inversiones en la región de Asia y el Pacífico aumentarán 29.000 millones de dólares. Corea del Sur, Filipinas, Indonesia, Malasia y Tailandia no recibirán inversiones del exterior este año, luego de que los inversores extranjeros retiraron 28.000 millones de dólares en 1998.
Al Banco Mundial le preocupan los costos sociales de la crisis, a pesar de las señales que indican que la misma está en retroceso.
«Hace un año, pronosticamos con confianza que se podrían cumplir las metas internacionales de desarrollo para reducir la pobreza a la mitad, eliminar la mortalidad infantil a dos tercios, e inscribir a todos los niños en la enseñanza primaria. Ahora todo eso está en peligro», dijo el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn.
«Las metas de reducción de la pobreza perdieron empuje en todas las regiones en desarrollo», señaló el Banco Mundial en un informe divulgado este lunes.
Las pérdidas mayores se registraron en el sudeste asiático, una región que otrora lideraba la carrera para reducir la pobreza a la mitad para el año 2015. La inestabilidad económica aplazó esa meta al menos dos años en Indonesia y 10 años en Filipinas, según el Banco Mundial.
Pero para muchos países, la mala situación antecede al contagio financiero de los últimos 20 meses.
En Europa oriental y la ex Unión Soviética, por ejemplo, «el nivel de vida de millones de personas se deterioró durante su difícil paso haca la economía de mercado», agregó.
La cantidad de gente de las economías en transición que vivían por debajo de la línea de pobreza de cuatro dólares por día aumentó de 14 millones en 1989 a 147 millones, o sea uno de tres personas de esa población, para mediados de esta década.
Así mismo, la mortalidad de los adultos está aumentando en estos países «debido a factores como el tabaquismo, la dieta alta en grasas, el consumo excesivo de alcohol y las condiciones psicológicas estresantes de la transición económica», explicó el Banco Mundial.
La desigualdad también se agravó en otros lados.
El Banco Mundial menciona a 34 países en desarrollo, entre ellos Jordania, Malasia, Perú, Rusia, Sudáfrica, Ucrania, Venezuela y Zambia, donde el 20 por ciento más rico de la población recibe más de la mitad del ingreso del país, y el 20 por ciento más pobre recibe menos de cinco por ciento.
«Pero aún quedan buenas nuevas», precisó el principal economista del Banco Mundial, Joseph Stiglitz.
«En los últimos 25 años podemos ver cómo aumentaron drásticamente el nivel de vida. Desde 1970, la producción de alimentos superó el crecimiento demográfico de casi 2.000 millones de personas, y 70 por ciento de los adultos del mundo en desarrollo pueden leer en la actualidad», añadió.
«Recién estamos comenzando a medir los efectos» de la crisis financiera para el desarrollo a largo plazo, dijo Shaida Badiee, directora del Grupo de Información del Banco Mundial que redactó el informe.
«Lo que es claro es que el mundo no se puede dar el lujo de otra ‘década perdida’ como la que padeció América Latina después de la crisis de la deuda externa de los años 80», advirtió. (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/aq/if-dv/99