La Comisión Parlamentaria (CPI) que investiga irregularidades en el sistema financiero en Brasil inició hoy sus labores, interrogando al presidente del Banco Central, Arminio Fraga, sin provocar nerviosismo en el mercado.
Fraga y el director de Fiscalización del Banco Central, Luiz Carlos Alvarez, respondieron preguntas durante seis horas y media en especial sobre dos cuestiones polémicas, las elevadas compras de dólares por muchos bancos en la víspera de la devaluación y la ayuda ofrecida a dos entidades quebradas en el día siguiente.
La CPI, constituida por senadores, se instaló por insistencia del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, que forma parte de la coalición gobernante.
El presidente Fernando Henrique Cardoso y sus ministros consideraron inoportuna la iniciativa, por temer daños a la economía en recuperación, tras sufrir los efectos de las turbulencias financieras internacionales y la devaluación del 13 de enero.
El Banco Central actuó de forma "técnicamente correcta", sostuvieron Fraga y Alvarez, que asumieron sus cargos después de los hechos cuestionados.
En los días 11 y 12 de enero muchos bancos pasaron de vendedores a compradores de dólares, en operaciones que sumaron 900 millones de dólares.
El diputado Aloizio Mercadante, del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), denunció el hecho como una prueba de que algunas entidades financieras actuaron en base a informaciones trascendidas del Banco Central.
Fraga dijo que es imposible comprobar si los bancos obtuvieron o no informaciones indebidas de dentro del Banco Central, pero arguyó que la tensión de aquella época justificaría el cambio de posiciones y aseguró que no se trató ni siquiera de la mayor ola de compras de dólares en la historia reciente de Brasil.
Había fuertes presiones por la devaluación y "eran de conocimiento público" las dudas dentro del gobierno sobre el mantenimiento de la política cambiaria anterior, recordó.
Otro hecho sospechoso, divulgado el domingo por la revista Veja, se refiere a la ayuda que ofreció el Banco Central a dos pequeños bancos de inversiones, vendiéndoles dólares a un tipo de cambio inferior al del mercado el 14 de enero, para evitar su quiebra inmediata.
Esta decisión se justificó por la defensa de la política cambiaria y para evitar que la quiebra de los dos bancos en aquellos días de extremo nerviosismo provocara un colapso de todo el sistema financiero, señaló Fraga.
El Banco Central "pagó un seguro" en aquel momento, indicó, pero no supo decir el monto que perdió el instituto emisor en la operación, conocida dos meses después, que favoreció pero no impidió la quiebra posterior de los bancos Marka y FonteCindam.
Fraga prometió responder con cifras en la próxima semana a esa pregunta, hecha por el senandor Roberto Requ~iao, el más agresivo interpelante.
Otra tarea será aclarar la denuncia de la revista Veja de esta semana, de que cuatro banqueros sobornaban a un alto dirigente del Banco Central para obtener información privilegiada. Dos de ellos eran los dueños del Marka y el FonteCindam.
Otro hecho delicado es que el dueño del Marka, Salvatore Cacciola, remitió al exterior 17 millones de reales (unos 13 millones de dólares en la época), tras recibir la ayuda del Banco Central. Fraga dijo que no hay medios legales para evitar una operación de ese tipo.
El relator de la CPI, el senador Joao Alberto Souza, consideró satisfactorios los testimonios del presidente y el director del Banco Central.
También el mercado reaccionó con tranquilidad al comienzo de la invesigación parlamentaria sobre los bancos. El dólar se mantuvo estable en 1,67 reales y las bolsas registraron poca oscilación, aunque cerrando en baja de 0,53 por ciento en Sao Paulo y 0,18 por ciento en Río de Janeiro.
El próximo paso de la CPI es oir el lunes a Francisco Lopes, quien presidía el Banco Central cuando ocurrieron los hechos más polémicos. (FIN/IPS/mo/ag/ip-if/99