La bala de goma que dio muerte en Nicaragua a un estudiante universitario participante en una manifestación es del mismo tipo de las utilizadas por la policía para enfrentar disturbios callejeros, confirmaron las autoridades.
Nicaragua amaneció el miércoles convulsionada por la muerte de Roberto González, quien participaba el día anterior en protestas por mayor presupuesto para las universidades en las que fueron detenidos 69 estudiantes, heridos otros siete, destruidas tres patrullas de la Policía y dañados varios edificios públicos.
El jefe de la Policía Nacional, comisionado Franco Montealegre, confirmó que, de acuerdo con el médico forense, que practicó la autopsia a González, la bala que causó la muerte de González era de caucho.
Montealegre anunció la conformación de una comisión especial para investigar los hechos, e invitó a integrarse a ella a los organismos de derechos humanos y a las autoridades universitarias, mientras las protestas estudiantiles continuaban este miércoles.
El presidente Arnoldo Alemán lamentó los hechos el martes ante las cámaras de televisión. "Esta sangre joven derramada por la provocación y la violencia nos llena de dolor", dijo, al tiempo que exhortó a los ciudadanos a reflexionar y buscar el sendero de la "concordia y la tolerancia".
Alemán, con un tono inusualmente moderado, aseguró que "algunos sectores irresponsables podrían estar pretendiendo utilizar esto como explosivo detonante para volver a incendiar a toda Nicaragua", en aparente alusión al izquierdista y opositor Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
El presidente advirtió que las fuerzas policiales mantendrán el orden público "con el apoyo de la ley y las instituciones", aunque se dijo dispuesto a dialogar para encontrar una solución política a los conflictos.
Mientras, los líderes estudiantiles acusaron directamente al presidente Alemán de la muerte de González.
"Alemán se niega a cumplir con la Constitución, nos niega nuestro derecho a la educación y ahora tiene el cinismo de culparnos por protestar pacíficamente. El es directamente responsable, es un asesino", declaró el vicepresidente de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua, Fidel Moreno.
Los estudiantes reclaman que el gobierno asigne seis por ciento del presupuesto del Estado a la educación universitaria.
El secretario general del FSLN, Daniel Ortega, advirtió que "la situación del país está deteriorándose rápidamente por culpa del gobierno, que se niega a cumplir con las leyes, a respetar el funcionamiento democrático de las instituciones y a modificar sus políticas económicas que asfixian a los más pobres".
Ortega, ex presidente de Nicaragua (1984-1990), sostuvo que si las protestas callejeras se extienden y radicalizan, "pueden desembocar en algo parecido a lo que ya ocurrió en Paraguay, Ecuador, Venezuela, Brasil o Guatemala, donde el pueblo expulsó del poder a gobernantes corruptos".
Desde hace tres semanas, cada vez que se reúne la Asamblea Nacional (parlamento) para discutir la Ley del Presupuesto de 1999, los estudiantes realizan manifestaciones en reclamo de fondos. En al menos tres oportunidades, las protestas derivaron en enfrentamientos con la Policía.
Las protestas universitarias son recurrentes desde 1991.
Los principales diarios del país advirtieron el miércoles contra el peligro de un estallido social en Nicaragua, a raíz de los incidentes del martes.
"Matan a estudiante y país incendiándose. Evidencia de que pobreza extrema, podría ser peligroso detonante", tituló El Nuevo Diario, el de mayor circulación nacional.
El diario La Prensa, de tendencia conservadora, tituló "Muerte y caos", con abundancia de gráficas tanto de la muerte del estudiante como de los hechos ocurridos luego.
La Prensa afirmó, en un editorial, que los acontecimientos son resultado de "un plan estratégico para tumbar al gobierno, (o) al menos arrancarle concesiones", de cuya autoría acusa al FSLN.
Este periódico, de oposición moderada al gobierno liberal, afirmó que los disturbios "se manifiestan en realidad como una estrategia planificada para desestabilizar, socavar la institucionalidad democrática de la nación".
Además, acusó a "líderes extremistas" de aprovecharse para su beneficio, de "los errores y desviaciones del gobierno, que sin duda son muchos y evidentes".
Los incidentes del martes se desataron cuando un centenar de estudiantes universitarios ingresó al predio del edificio del Banco Central.
Policías antimotines, armados de fusiles con balas de caucho, cercaron de inmediato a los estudiantes. Cuando la mayoría de los manifestantes estaban tendidos en el suelo, uno de los policías abrió fuego a una distancia no mayor de 30 metros.
Una de las balas impactó en el pulmón izquierdo de Roberto González, un estudiante de 21 años de tercer año Derecho de la Universidad Nacional.
Sus compañeros imploraron a gritos que la policía les permitiera trasladarlo a un hospital, pero sólo pudo prestársele atención 40 minutos después, cuando se permitió a la Cruz Roja el ingreso a la zona y ya no era posible salvar la vida del joven.
Inmediatamente después de conocerse la muerte de González, los estudiantes apostados frente al Banco Central quemaron dos vehículos policiales, destruyeron otro, y se enfrentaron con piedras y morteros contra los policías antimotines.
Universitarios que llenaron 10 ómnibus atacaron la sede del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), en el gobierno, causando destrozos y quemando dos vehículos.
Otro grupo atacó con morteros y piedras las oficinas centrales de la policía, ubicadas a 500 metros de la avenida universitaria, en el centro de la ciudad.
Según el comisionado Montealegre, la furia estudiantil obligó a la Policía a disparar armas de fuego como advertencia.
González es el tercer estudiante muerto en protestas universitarias en los últimos cuatro años. El 13 de diciembre de 1995, durante el gobierno de Chamorro, la policía mató a dos jóvenes e hirió de gravedad a una docena de manifestantes. (FIN/IPS/wg/mj/ip hd/99
