TAILANDIA: Empresarios son víctimas de la nueva criminalidad

La ola de muertes violentas de empresarios ocurridas en Tailandia en las últimas semanas hace pensar a muchos que en este país no sólo puede ser comprado cualquier funcionario, sino que cualquier persona puede ser asesinada.

El asesinato de Michael Wansley, un ejecutivo australiano de 58 años que trabajaba para la consultora financiera internacional Deloitte, Touche y Tohmatsu, fue el último crimen que alcanzó la portada de los diarios.

Un hombre armado le disparó el día 10 ocho balazos desde una motocicleta cuando Wansley se dirigía a un ingenio azucarero en la provincia nordestina de Nakhon Sawan, al cual su firma presta asesoramiento.

La policía de Tailandia arrestó al cómplice del asesino y cree que el crimen fue encargado por los ejecutivos de otro ingenio azucarero, donde una auditoría efectuada por Wansley detectó malversación de fondos.

Ese ingenio azucarero debe más de 100 millones de dólares a cinco instituciones financieras, las cuales le iniciaron juicio.

"La matanza afecta la reputación y la imagen de Tailandia. Di instrucciones al jefe de policía para que arreste a los sospechosos enseguida", declaró el primer ministro Chuan Leekpai, poco después del asesinato.

"Hay muchos extranjeros comprometidos en la reestructura financiera de varias firmas endeudadas. Si las diferencias de opinión se resuelven a balazos, se avecina un futuro muy difícil para nosotros", comentó un banquero que vive en Bangkok.

Más de 80 por ciento de la deuda externa del país, que asciende a unos 90.000 millones de dólares, corresponde al sector privado.

Muchas empresas tailandesas dejaron de pagar sus deudas desde el comienzo de la crisis económica hace dos años. Por eso todo el sector privado es objeto de una reestructura, que afecta a empresarios poderosos de este país.

El asesinato del ejecutivo australiano sucedió en un momento culminante del proceso, debido al cambio de las leyes sobre quiebra que el gobierno decidió promover para que los acreedores extranjeros puedan llevarse los bienes de sus deudores tailandeses con mayor facilidad.

Las nuevas leyes fueron aprobadas por el parlamento, tras muchas discusiones, durante la segunda semana de marzo, a pesar de la oposición de varios sectores de la comunidad empresarial y política.

Los opositores alegaron que las nuevas leyes promueven el "saqueo extranjero" y la venta de bienes nacionales por parte del gobierno, presionado por el Fondo Monetario Internacional.

El tono xenófobo de la discusión hizo que algunos observadores pronostiquen el aumento de ataques contra extranjeros, dado que la crisis económica tiene un impacto social cada vez peor.

Otros analistas sostuvieron, sin embargo, que lo realmente inquietante no es la violencia contra los extranjeros sino el aumento del crimen en general.

La tasa de criminalidad ha aumentado 20 por ciento cada año desde que comenzó la crisis económica en 1996, dijeron fuentes policiales. Hubo 1.200 autos robados en Bankok en 1996, y el número aumentó a 2.000 en 1997.

"La carrera por la supervivencia en medio de esta crisis económica implicará palabras indignadas y acciones violentas", indicó Kriengsak Charoenwongsak, director del Instituto de Estudios sobre Desarrollo Futuro, de Bangkok.

Muchas compañías quebraron, disminuyeron sus operaciones y despidieron a miles de empleados desde que empezó la crisis.

Los economistas estimaron que el número de desempleados llegó a dos millones en 1998, y pronosticaron que aumentará a tres millones (10 por ciento de la fuerza total de trabajo) durante este año.

Varios observadores sostuvieron que la causa más importante del aumento de la criminalidad no son los desempleados, sino la corrupción de la policía, las fuerzas armadas y la burocracia.

Esos tres servicios públicos aún son independientes del parlamento y de las decisiones de la ciudadanía, a pesar de las reformas democratizadoras introducidas en Tailandia en 1992, tras medio siglo de regímenes dictatoriales casi ininterrumpidos.

Algunos sectores policiales y militares están muy comprometidos con actividades criminales, desde el tráfico de drogas hasta la prostitución y los asesinatos por encargo.

Uno de los casos que causaron mayor impacto fue el del empresario alemán Wolfgang Ullrich, arrestado hace seis meses, por iniciativa de parlamentarios de la oposición, bajo la acusación de haber violado las leyes de inmigración.

Luego se descubrió que Ullrich integraba una red internacional de tráfico de drogas y prostitución, y todavía se discute si altos funcionarios de la policía y algunos ayudantes del ministro del Interior, Sanan Kachornprasert, recibieron sobornos para liberar al delincuente.

Ullrich también es investigado ahora por el asesinato, en 1989, de otro alemán asociado con él, que trabajaba en una de sus compañías.

La reputación de la policía tailandesa, que ya era mala, cayó mucho más cuando se descubrió que uno de sus funcionarios estaba involucrado en un torpe intento de secuestro a Hong Sun-Gyong, un ex diplomático de Corea del Norte, y su familia, realizado el mes pasado.

El gobierno de Corea del Norte acusó a Hong, que fue su consejero comercial en Bangkok, de malversación de fondos, y la semana pasada hizo la extraña declaración de que enviaría agentes a secuestrarlo con ayuda de policías tailandeses, que se supone que recibieron 135.000 dólares por esa colaboración.

"Las actividades criminales son una oscura contracara de la economía tailandesa que todo el mundo conoce, pero nadie quiere tomar medidas al respecto porque hay demasiados intereses en juego", observó un economista político de la Universidad Chulalongkorn de Bangkok.

Los seis mayores negocios ilegales de Tailandia entre 1993 y 1995 fueron el narcotráfico, el tráfico de armas, la prostitución, el tráfico de inmigrantes ilegales, el contrabando de combustible diesel y los juegos de azar, que dieron ganancias de entre 11 y 17.000 millones de dólares anuales, según esa Universidad.

Los analistas advirtieron sobre el peligro de que dichos negocios ilegales atraigan cada vez más gente deseosa de obtener rápidamente ganancias que, dada la crisis económica, no ofrecen las actividades legales (FIN/IPS/tra-en/bs/js/ceb/mp/ip if/99

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