Los lazos comerciales entre Rusia y China muestran evidentes síntomas de mejora, lo que, sumado a las últimas señales políticas, despierta la ilusión de que ambos países se ayuden a neutralizar el efecto de la crisis económica.
La visita de tres días a Moscú a finales de febrero del primer ministro chino, Zhu Rongji, dio la impresión de que ambos países retomaban la senda del estrechamiento de vículos económicos, en suspenso por la crisis económica de Rusia y el estancamiento de China.
Moscú está satisfecho de alimentar el enorme mercado de China con los vastos recursos energéticos de Siberia, y de exportar armas y equipos nucleares. Pero eso no derivará, al menos en el breve plazo, en una alianza política o militar, según expertos y funcionarios.
"La visita de Zhu a Moscú mejorará, con seguridad, las relaciones económicas, porque ambos países tienen interés en desarrollar los proyectos energéticos de Siberia", señaló Anatoly Kozlov, experto del Instituto de Estudios sobre Lejano Oriente, radicado en Moscú.
Zhu se reunió con su par, Yevgeny Primakov, y con el presidente Boris Yeltsin, y asistió a la firma de 11 acuerdos. Uno de ellos es un protocolo comercial para 1999. Otros varios son entre provincias de ambos países.
Primakov admitió, sin embargo, que es improbable que se alcance la meta de 20.000 millones de dólares de comercio bilateral en el 2000, cuando el intercambio sumó 5.480 millones en 1998.
Las principales exportaciones de Rusia a China son acero, fertilizantes, madera y maquinaria. Las principales ventas chinas al mercado ruso son de productos de consumo y alimentos.
Las empresas chinas tienen casi 100.000 millones de dólares en inversiones en Rusia. Las inversiones rusas en China alcanzan cerca de 150 millones de dólares, según estadísticas oficiales.
Un grupo chino acaba de cerrar un trato para comprar propiedades en Moscú. Rusia, que alberga la cuarta parte de las reservas mundiales de gas natural, espera acceder al mercado chino a través de la construcción de un gasoducto de 1.000 millones de dólares para exportar gas de Siberia.
Rusia Petroleum y la Corporación Nacional Unida del Petróleo de China firmaron un acuerdo para preparar un estudio de factibilidad del proyecto de gasoducto Kovykta. El acuerdo se firmó durante la visita de Zhu.
El proyecto implica instalar un oleoducto de más de 3.500 kilómetros que transportará 20.000 millones de metros cúbicos de gas por año desde Kovykta, al norte de Irkutsk, hasta la provincia china de Shangdong.
El proyecto original incluía canales submarinos hacia Corea del Sur y Japón, que se anularon debido a la crisis económica asiática, lo cual disminuyó los costos de entre 10.000 y 12.000 millones de dólares a apenas 4.000 millones.
El proyecto tiene muchos problemas. Se discute si Kovytka tiene reservas suficientes que justifiquen la construcción de un gasoducto, y, por otro lado, algunas empresas involucradas tienen dificultades financieras.
La petrolera de China también firmó un acuerdo con el segundo productor de petróleo de Rusia, Yukos, y con el monopolio de transporte de gas y crudo, Transneft, para hacer un estudio de factibilidad sobre un oleoducto entre los dos países.
El acuerdo con Yukos implica duplicar el suministro de petróleo crudo a China, lo que significará un millón de toneladas en 1999. Y en otro nuevo acuerdo, la compañía monopólica de energía de Rusia, UES, incrementará el suministro de electricidad para la Corporación Estatal de Energía de China.
La región de Irkutsk se prepara para instalar un tendido eléctrico de 500 kilovatios de potencia, a fin de exportar electricidad a China.
Rusia intenta acceder a los mercados de energía asiáticos mediante proyectos de construcción de gigantescos canales de transporte, a pesar de la crisis económica.
Pero, según los analistas, será difícil que esos proyectos sean competitivos debido a la crisis económica de ese país y a pesar de que su red de transporte de combustible tenga 200.000 kilómetros de largo.
Las relaciones entre Rusia y China incluyeron en los últimos años la cooperación nuclear mutua.
Ambos países firmaron un acuerdo, el principal hasta el momento, por el cual Rusia construirá una planta de energía nuclear de 3.000 millones de dólares en Lianyungang, en el este de China.
Se dijo que los rusos ofrecieron ayuda para construir un reactor nuclear de alta velocidad de neutrones en China. Y la venta de equipamiento militar también aumentó.
China adquirió 48 aviones de guerra rusos Su-27. Beijing pagó más de 1.000 millones de dólares por una licencia para fabricar 200 Su-27 en los próximos 15 años.
Beijing adquirió varios barcos de guerra rusos y submarinos tipo "kilo", que mejoraron en forma considerable su fuerza aérea y su armada.
El equipamiento militar que Rusia vende a Beijing cada año ronda los 1.000 millones de dólares, y equivale a 30 por ciento de las exportaciones bélicas de Moscú.
Todos estos datos hicieron que varios alimenten esperanzas sobre la ampliación de las relaciones entre ambos países, y la posibilidad de que se intensifique, por ejemplo, la colaboración estratégica basada en la seguridad y los intereses políticos comunes.
Uno de los intereses políticos que comparten Rusia y China es el rechazo a la unilateralidad comercial que representa la imposición de Estados Unidos como única superpotencia mundial.
Las relaciones entre Moscú y Beijing mejoraron a fines de la década del 80, por lo que ahora ambos declaran que sus relaciones son "de cooperación, con el propósito de lograr una alianza estratégica para el próximo siglo".
Los dos países, que hasta mediados de los años 60 eran aliados, se volvieron rivales en una competencia para obtener la supremacía en el mundo comunista, lo que culminó con enfrentamientos fronterizos en 1969.
La mejoría de las relaciones tras la disolución de la Unión Soviética en 1991 y la profundización de las reformas económicas de mercado en China en los últimos años provocó rumores sobre un posible acercamiento militar entre los dos países.
La alianza estratégica entre Rusia y China "debería enriquecerse con una alianza militar" , sostuvo Roman Popkovich, director del Comité de Defensa de la cámara baja del parlamento.
Primakov declaró hace poco que está a favor de la creación de un triángulo estratégico de relaciones entre Rusia, India y China.
Pero las autoridades chinas rechazaron la idea de Primakov, a pesar de que también criticó los planes de expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte hacia Europa oriental y los ataques de Estados Unidos y Gran Bretaña a Iraq.
Es esencial que Rusia tenga buenas relaciones con China si se propone ocupar un lugar en el mercado asiático. Pero la alianza estratégica entre ambas naciones no parece posible en lo inmediato, y menos aún la alianza militar o el triángulo estratégico. (FIN/IPS/tra-en/ap-eu-if-ip/sb/js/ceb/mj/ip if/99