El presidente de Paraguay, Raúl Cubas, aseguró hoy que la matanza frente al Congreso legislativo, donde francotiradores asesinaron a cuatro personas, fue obra de extremistas de los bandos que apoyan y se oponen a su gobierno.
Cubas elogió la actitud del ejército que, a su juicio, evitó una tragedia mayor al abstenerse de intervenir en la refriega del viernes de noche y la madrugada de este sábado. Además de las víctimas se cuentan cerca de cien heridos, 30 de ellos de bala.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Diputados, Walter Bower, y el senador Rafael Filizzola, del opositor Encuentro Nacional, acusaron de los hechos a Cubas y a su mentor político, el general retirado Lino Oviedo.
Bower, afiliado al sector del gobernante Partido Colorado adversario de Cubas y Oviedo, se comunicó con Cubas después de la matanza para solicitarle su renuncia, único medio a su entender de poner fin a la crisis institucional y de evitar más derramamiento de sangre.
Cubas respondió a Bower que aguardará la decisión del Senado, que le sigue juicio político por violación de la independencia de los poderes Legislativo y Judicial.
El presidente ha asegurado que acatará la resolución del Senado, donde es necesaria una mayoría de dos tercios (30 votos sobre 45) para destituirlo. Si triunfa la acusación constitucional "me iré tranquilamente a mi casa", dijo Cubas en respuesta a un periodista.
La senadora colorada Cristina Muñoz, contraria al gobierno, afirmó este sábado que está en marcha una campaña de compra de votos en el Senado para evitar la remoción del presidente.
Muñoz aseguró que la esposa de Cubas, Mirtha Guzinsky, le telefoneó para ofrecerle un millón de dólares por el cambio de su voto.
El gobierno explicó que el envío de tropas a la plaza del Congreso de Asunción tuvo la intención de proteger la sede legislativa, donde este sábado se reunieron los senadores para reanudar el juicio político.
Pero el ejército no intervino en el tiroteo, y la policía se retiró de la plaza del Congreso poco antes de comenzar los disparos.
"Una vez más, jóvenes, niños, adultos y campesinos fueron carne de cañón de sectores que esperaban beneficios directos de la sangre derramada en todos los bandos", expresó Cubas en un mensaje a la población.
Entre los muertos se cuentan dos adolescentes de 14 y 16 años, informó la ministra de Salud, Carmen Frutos de Almada.
Francotiradores apostados en un edificio de oficinas vecino al Congreso abrieron fuego sobre los manifestantes que desde el miércoles estaban concentrados en la plaza para exigir la dimisión del presidente.
La agresión fue respondida también a balazos desde terrazas de la sede legislativa.
El ex vicepresidente Angel Seifart, dirigente del gurpo colorado de Oviedo, advirtió que Paraguay "está al borde de una guerra civil".
Seifart afirmó que "el pueblo colorado no aceptará" la remoción del presidente que, en su opinión, es promovida "por un complot legislativo-judicial".
El área en que se encuentra el Congreso fue cerrada este sábado por tanques del regimiento de Caballería Blindado y por unidades de la Guardia Presidencial y del Comando de Infantería de Marina.
El despliegue de tropas fue dispuesto para "garantizar la seguridad" en la zona, explicaron las autoridades.
La crisis, que mantiene en alerta a Argentina, Brasil y Uruguay, los tres socios de Paraguay en el Mercado Común del Sur, se profundizó el miércoles, con el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña, acérrimo adversario de Cubas y Oviedo.
El presidente informó haber dispuesto la detención de Oviedo en el regimiento Guardia Presidencial, aunque la oposición interpretó esa orden como una maniobra política de respuesta al juicio político votado por la Cámara de Diputados.
Cubas había desconocido la orden de la Corte Suprema de Justicia de devolver a Oviedo a prisión para que complete una condena a diez años por un intento de golpe de Estado en abril de 1996. (FIN/IPS/ap/ff/op/99
