El ambicioso sueño de unir Europa occidental con Asia sudoriental mediante un ferrocarril transcontinental que pase por territorio ruso quedó en suspenso debido a la crisis económica de Rusia y Asia.
Muchos gobiernos siguen interesados en el proyecto, que se considera factible desde el punto de vista técnico, pero la viabilidad económica es otro asunto.
"Técnicamente, no sería un gran problema lanzar un servicio de transporte de pasajeros o de mercadería que uniera Europa occidental con el sudeste asiático", declaró el ministro ruso de Ferrocarriles, Nikolai Aksenenko.
"La verdadera dificultad es que no tenemos ninguna razón para suponer que habrá la cantidad de clientes necesaria para que el servicio sea económicamente viable, y es poco probable que esos clientes aparezcan a la brevedad", indicó Aksenenko.
El tren transiberiano que va desde Moscú a Vladivostok, ubicada sobre la costa del Océano Pacífico, recorre la vía férrea continua más larga del mundo, de 10.000 kilómetros, el equivalente a más de un tercio de la circunferencia máxima del planeta.
El recorrido completo del transiberiano puede llevar más de siete días, y los expertos opinan que dicha vía debería ser tomada como modelo para cualquier otro sistema ferroviario transcontinental.
Pero los intentos de trasladar mercaderías entre Asia y Europa mediante la vía férrea transiberiana no tuvieron éxito hasta el momento, ya que se han movilizado sólo unos 10.000 contenedores por año.
Por otra parte, el transporte de pasajeros y mercaderías del transiberiano decayó mucho desde el colapso de la Unión Soviética en 1991, y esto indica que las probabilidades de desarrollar el transporte ferroviario entre Europa y Asia son muy escasas, explicó Aksenenko.
Esta ruta de transporte también tendría otros inconvenientes, entre ellos el de que los trenes hacia Europa provenientes del territorio de la ex Unión Soviética deberían pasar a vías más anchas (de 1.520 milímetros) en Brest, en la frontera entre Belarús y Polonia.
Los expertos sostuvieron que el sistema ferroviario entre Europa y Asia debería extender sus servicios para incluir las estaciones occidentales de Europa y las de una amplia zona del territorio ruso, a fin de poder competir con los camiones que transportan mercadería por las rutas principales.
Pero todo eso no será fácil, puesto que los servicios ferroviarios de Rusia están muy escasos de fondos.
Rusia dispone de otra vía férrea hacia la costa asiática del Pacífico, de 3.800 kilómetros, que corre paralela al Transiberiano, 700 kilómetros al norte, y fue construida como una ruta alternativa a éste, más segura.
Esta vía, que va desde Puerto Vanino, en la costa del Pacífico, hasta unirse con la línea principal a Moscú en Taishet, es unos 700 kilómetros más corta que la sección equivalente del Transiberiano, pero resulta muy deficitaria, y no hay perspectivas de que esa situación cambie en el corto plazo.
El problema de esta ruta alternativa es que no puede competir con el Transiberiano porque sus altos costos operativos determinan que los fletes sean 50 por ciento mayores que los del promedio del resto de las vías férreas de Rusia.
"No podemos cerrarla, pero nos proponemos impedir que siga generando pérdidas", explicó Aksenenko.
Los ferrocarriles rusos transportan más de 75 por ciento de la mercadería que se mueve por el país, y más de la mitad de los pasajeros.
Pero luego del colapso de 1991, los servicios ferroviarios también sufrieron el desastre económico. Sólo en los últimos dos años, el Ministerio de Ferrocarriles hizo desaparecer 320.000 puestos de trabajo.
Las perspectivas de construir una vía férrea transcontinental son inciertas, pero la red rusa de trenes aún es vista como un lazo crucial entre Europa occidental y el sudeste de Asia, cuyos gobiernos pusieron en marcha planes para mejorar su interconexión ferroviaria.
Sólo falta una sección de 250 kilómetros entre Phnom Penh y Ciudad Ho Chi Minh, al sur de Vietnam, para volver a conectar a ese país con Camboya, vía Tailandia, y brindar por primera vez a los amantes del tren la oportunidad de viajar desde Singapur a Europa.
"Sería una ruta turística fascinante, un verdadero 'Expreso de Oriente"', observó Dmitry Masyukov, un experto del Instituto de Estudios Orientales.
"Ahora el proyecto parece políticamente más factible, dada la aparente estabilidad de Camboya, pero su viabilidad económica sigue en duda debido a la crisis", agregó.
El gobierno de Vietnam dio prioridad hace poco a la rehabilitación de la vía férrea Thong Nhat (Reunificación), de 1.700 kilómetros de largo, con el fin de prepararla para su eventual integración a la proyectada Vía Férrea Transasiática (VFT), entre Singapur y China.
Los lazos ferroviarios con China fueron vitales para Vietnam del Norte durante la guerra contra Estados Unidos, pero se interrumpieron a fines de los años setenta, luego de que los vietnamitas derrocaron al régimen de Pol Pot en Camboya, que era apoyado por el gobierno chino.
Las comunicaciones ferroviarias entre China y Vietnam fueron restauradas hace dos años, y en aquel momento se dijo que pasaba a ser posible llegar en tren desde Londres a Ciudad Ho Chi Minh.
Las principales vías férreas de Vietnam, construidas por Francia, quedaron muy dañadas durante la guerra con Estados Unidos, pero la integración de Vietnam a la Unión Ferroviaria de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ANSE), en mayo de 1997, constituyó un estímulo al proyecto de la VFT.
Malasia, a cuyo cargo está la coordinación de ese proyecto de la ANSE, destinó 1,3 millones de dólares en 1998 para el estudio de su factibilidad.
Se consideran cuatro posibles rutas para la vía férrea entre Malasia y China, y todas comienzan en Singapur. La primera pasaría por Tailandia, Camboya y Vietnam. La segunda por Tailandia, Laos y Vietnam. La tercera por Tailandia y Laos, y la cuarta por Tailandia y Birmania.
Según estimaciones del Banco de Desarrollo Asiático, la realización del proyecto, cuyo futuro es incierto debido a la crisis, requeriría más de 7.000 millones de dólares en los próximos 20 años.
Los ejecutivos de las empresas turísticas opinan, con escepticismo, que la viabilidad económica de la conexión ferroviaria entre Asia y Europa está por verse.
La cantidad de turistas rusos que van de vacaciones a Asia disminuyó a la mitad tras la crisis económica de Rusia y la devaluación del rublo, indicó Alexander Muratov, director general de la agencia de turismo Aquarius Express, en Moscú. (FIN/IPS/tra- en/ap-dv/sb/js/ceb/mp/tr/99