La muy discutida "opción" entre desarrollo y democracia es falsa, según los dirigentes políticos y expertos de diversos países que asistieron a una conferencia organizada por el gobierno de Corea del Sur y el Banco Mundial
La conferencia, sobre "Asia después de la crisis: democracia, economía de mercado y desarrollo", comenzó hoy y durará dos días.
El presidente anfitrión, Kim Dae Jung, afirmó que en el largo plazo la democracia nunca dificulta el crecimiento económico, sino que contribuye al mismo. "La democracia y la economía de mercado son como las dos ruedas de una carreta y ambas deben moverse juntas", expresó.
Esa carreta debería ser guiada por un presidente con amplios poderes, que sepa equilibrar intereses en conflicto, agregó el ex presidente de Filipinas, Fidel Ramos. "No hay que optar entre democracia y economía de mercado, sino equilibrar amnbas metas. La democracia ya no es un lujo para los países pobres", agregó.
Otros afirman que si bien los costos sociales son inevitables en una economía de mercado, ello no es motivo para negarse a la apertura económica, y que los gobernantes y las sociedades deben encontrar la manera de limar las aristas de las reformas que liberalizan los mercados.
Para el ex presidente de España, Felipe González, "la economía de mercado es como un novio (que no siempre es fiel a su novia) y la democracia es como una novia (que siempre es fiel a su novio)".
El ex presidente de Costa Rica, Oscar Arias Sánchez, dijo que las consideraciones humanitarias deben preceder al debate que contrapone democracia y economía.
El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, sostuvo por su parte que para el logro de un desarrollo más sustentable es decisiva la participación de los ciudadanos en los planes al respecto.
"No podemos dejar atrás a las personas. Esta no es una cuestión meramente social o moral, sino un problema económico profundo, que es la base de la paz y la seguridad", subrayó.
Ese es el motivo por el cual el programa de Marco Integral para el Desarrollo del Banco Mundial intenta abarcar todos los aspectos de la sociedad humana, incluyendo desde los derechos humanos y el presupuesto para servicios de salud hasta el las normas legales y la transparencia de los sistemas financieros.
Algunos funcionarios dijeron que esa concepción a la de la búsqueda simultánea de democracia y desarrollo económico planteada por Kim. "Ambas procuran un gobierno limpio, abierto y competente como base del desarrollo económico", dijo Peter Stephens, portavoz del Banco Mundial.
De hecho, el compromiso formal de buscar simultáneamente la democracia y una economía de mercado, asumido por Kim al asumir su cargo hace un año, fue decisivo para la realización de la conferencia de Seúl.
Corea del Sur y Tailandia son considerados los mejores alumnos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, por haber seguido hasta ahora sus recetas para la recuperación tras la crisis asiática.
Mientras países como Malasia optaron por controles de capital y otras medidas para impedir la especulación, que consideran destructiva, el gobierno de Kim eligió abrir más sectores de la economía a la participación del capital extranjero.
Muchos en los organismos financieros internacionales señalan la mejoría en la economía de Corea del Sur, luego de sufrir lo peor de la crisis financiera de Asia en 1998, como prueba de que sus recetas de economía abierta y liberalizada continúan siendo el mejor camino hacia el crecimiento sustentable.
También afirman que la legitimidad electoral del gobierno de Kim, y su mantenimiento de las instituciones democráticas a pesar de los tiempos difíciles, es un elemento clave para conducir al país hacia una situación de estabilidad.
Pero otros sostienen que el propio debate sobre la relación entre democracia y economía de mercado es una forma de contrarrestar las crecientes dudas sobre las fallas de la liberalización extrema del capitalismo.
De todos modos, en un año Corea del Sur aumentó sus reservas internacionales de 3.900 millones de dólares a 50.000 millones, y transformó un déficit de cuenta corriente de 8.700 millones de dólares en un excedente de 39.900 millones.
En el mismo período, el flujo de inversiones extranjeras aumentó de 6.900 millones de dólares a una cifra record de 8.900 millones.
Los analistas indican que el optimismo sobre el comportamiento de la economía sudcoreana se refleja en que las principales agencias de crédito internacionales mejoraron la calificación del riesgo para las inversiones en el país, que pasó de un grado especulativo a un grado de inversión.
"Sin embargo, debo confesar que de ningún modo el proceso de esta reforma fue fácil o perfecto", dijo Kim. Esta semana el presidente anunció que las reformas deben continuar aunque una de sus consecuencias inmediatas sea el aumento del desempleo.
De hecho, el costo social de la adopción de las medidas tradicionalmente recomendadas por el FMI no ha sido discutido en profundidad.
Hay más de dos millones de desempleados, y la tasa de desempleo se acerca a un récord de ocho por ciento. Los trabajadores soportan la principal carga de la reestructura, el cierre de empresas y las políticas que buscan atraer nuevamente fondos extranjeros al país.
Esta semana, la Confederación de Sindicatos de Corea, que agrupa a un importante grupo de organizaciones de trabajadores, se retiró de un comité integrado por representantes de los sindicatos, las empresas y el gobierno, formado para aliviar los efectos de la crisis en la fuerza laboral.
Ese comité había sido elogiado como ejemplo de búsqueda de consenso social para manejar con pragmatismo los efectos de la crisis, manteniendo el respeto de los derechos laborales.
Por su parte, el gobierno está atrapado en la contradicción entre el objetivo de mitigar los perjuicios causados a los trabajadores por la crisis, y el de asegurar calma en el frente laboral para obtener mayor inversión extranjera. (FIN/IPS/tra- en/amy/js/at/mp/ip dv/99
