La próxima reunión del Codex Alimentario será una nueva posibilidad de establecer regulaciones para los alimentos transgénicos, dijo a IPS un experto de la mayor organización mundial de consumidores tras el reciente fracaso de las negociaciones de Bioseguridad en Cartagena de Indias.
Eduardo Carrasco, encargado del Programa de Alimentación de la oficina para América Latina de Consumers International (CI), señaló que las organizaciones de consumidores de la región deben concurrir con una posición común a ese encuentro, programado para abril en Ottawa.
El Codex Alimentario, un organismo vinculado a la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), analizará en la capital canadiense el establecimiento de normas universales para el etiquetado de los productos alimenticios.
"La información a los consumidores a través del etiquetado de los productos es lo fundamental para CI en el debate sobre los alimentos transgénicos", dijo el viernes Carrasco.
CI es la mayor federación de mundial de organizaciones de consumidores, con unas 200 agrupaciones de 130 países. Su sede central está en Londres y sus oficinas regionales para América Latina en Santiago de Chile.
Los alimentos transgénicos son aquellos de origen animal o vegetal cuya composición genética ha sido manipulada para aumentar su poder nutricional o rendimiento, haciéndolos más resistentes a plagas o a almacenamientos prolongados.
En el puerto colombiano de Cartagena de Indias finalizó este miércoles la Conferencia Extraordinaria de las Partes del Convenio de Diversidad Biológica, cuyo objetivo central era aprobar un Protocolo Internacional de Bioseguridad.
Mediante ese protocolo se buscaba establecer las bases para fiscalizar el comercio de los organismos transgénicos, cuestionados en algunos casos por causar problemas ecológicos y de salud, y en otros por contravenir ideas religiosas.
La aprobación del protocolo quedó sin embargo aplazada por lo menos hasta mayo del año 2000, a raíz del bloqueo a la iniciativa de seis países que forman el llamado Grupo de Miami: Argentina, Australia, Canadá, Chile, Estados Unidos y Uruguay.
Estados Unidos, que aún no adhiere como parte al Convenio de Diversidad Biológica, hizo que los otros cinco países se alinearan tras su planteamiento de que las regulaciones a los alimentos transgénicos constituían barreras comerciales técnicas.
En Santiago, fuentes de la cancillería declinaron informar sobre las razones oficiales de Chile para rechazar el protocolo hasta el regreso del embajador Rolando Stein, quien encabezó la delegación del país a la conferencia en Cartagena.
Carrasco señaló que la posición de Chile refleja el "lobby" que hicieron durante la conferencia Monsanto y otras grandes transnacionales que controlan el comercio internacional de alimentos transgénicos.
Chile, al igual que los otros integrantes del grupo de Miami, es además un país interesado en desarrollar cultivos transgénicos para aumentar su potencial de exportador agrícola.
Carlos Muñoz, gerente general del Instituto de Investigaciones Agropecuarias del Ministerio de Agricultura, indicó este viernes que Chile importa productos transgénicos para desarrollar semillas que luego son reexportadas al hemisferio norte.
Estas operaciones se realizan aprovechando las diferencias estacionales con América del Norte y Europa, destacóc Muñoz, quien agregó que las autoridades chilenas no han autorizado la comercialización interna de organismos manipulados genéticamente.
Según Carrasco, las posiciones de los países del grupo de Miami no son irrevocables y por tanto hay todavía un campo amplio para seguir debatiendo el tema, con la reunión del Codex Alimentario como la próxima instancia de diálogo.
"No buscamos sistemáticamente la prohibicin de los alimentos transgénicos, sino que reclamamos transparencia en la información al consumidor sobre sus características y composiciones", dijo el experto al resumir la posición de CI.
En este sentido, la organización est promoviendo el debate en las agrupaciones de consumidores de América Latina, con vistas a que éstas hagan llegar una posición común a la reunión en Ottawa, concluyó Carrasco. (FIN/IPS/ggr/dg/en-he/99