ARGENTINA: Cuando la reforestación daña la naturaleza

En Argentina, una nueva ley forestal se propone atraer millonarias inversiones para triplicar el número de bosques en 10 años. Sin embargo, ambientalistas advierten que tras el proyecto aparentemente sustentable hay una nueva degradación de la naturaleza.

"No siempre plantar árboles es un beneficio a la naturaleza", advirtió a IPS Juan Carlos Villalonga, de la organización Greenpeace de Argentina, y señaló a algunas petroleras que están intentando mejorar su imagen pública a través de la reforestación, y, de paso, haciendo nuevos negocios.

Entre 1992 y 1998, un plan forestal lanzado por el gobierno permitió aumentar las hectáreas cultivadas de 20.000 a 100.000.

"La meta es llegar a 200.000 hectáreas por año en la próxima década", dijo a IPS el ingeniero Daniel Maradei, asesor forestal de la Secretaría de Agricultura.

Actualmente en Argentina se estima que hay unas 700.000 hectáreas de bosques, nativos y cultivados, y el objetivo es superar las dos millones de hectáreas. Para ello, Maradei elaboró un proyecto de ley forestal que fue sancionado por el Congreso y que incentiva las inversiones.

La nueva ley garantiza estabilidad por 50 años para las inversiones. Promete que no habrá cambios en las reglas de juego y exime a los inversores de pagar una serie de impuestos, además de anticipar la devolución de tributos al consumo y de otorgar subsidios a las plantaciones menores a 700 hectáreas.

"La meta es aumentar la superficie boscosa para reactivar las economías regionales -se prevé la generación de 120.000 empleos-, desarrollar materia prima que permita la radicación de industrias – papelera y maderera-, y propiciar un beneficio ambiental mediante la captura de carbono", explicó Maradei.

Este último punto se refiere a las posibilidades de que los bosques implantados sirvan como sumideros que absorban el dióxido de carbono que se eleva con la combustión de petróleo y carbón, provocando el calentamiento de la atmósfera, también llamado efecto invernadero.

Según Maradei, ya hay empresas que están invirtiendo en extensas plantaciones de eucalipto, pino y araucaria y hay otras, extranjeras casi todas, que a partir de la nueva ley se mostraron muy interesadas en realizar inversiones futuras por alrededor de 5.000 millones de dólares en total.

No sólo las inversiones están llegando directamente a través de las propias industrias del sector sino que ya comenzó a operar en Argentina un "fondo forestal" manejado por la Unión de Bancos Suizos que convoca a los pequeños inversores a participar del negocio de plantar árboles.

El ingeniero admitió que la inversión forestal, más allá de los objetivos del desarrollo sustentable, es muy rentable. Un estudio de la Fundación Okita de Argentina calcula que las tasas de rentabilidad rondan el 15 por ciento, y pueden superar el 17 en el caso del eucalipto.

Las empresas petroleras argentinas YPF y Pérez Companc, así como la anglo-holandesa Shell, ya se lanzaron al negocio de forestar mediante la compra de extensas pociones de tierra cultivable y en la mayoría de los casos están plantando eucalipto.

Estos planes no resultan buenas noticias para algunos ambientalistas.

En junio de 1998, un grupo de 14 líderes ecologistas de distintos países del mundo reunidos en Uruguay,advirtieron sobre los riesgos de estas nuevas "plantaciones de un solo cultivo".

"Las plantaciones poco tienen en común con los bosques", señala la Declaración de Montevideo. "Están integradas por miles y a veces millones de árboles de la misma especie, de rápido crecimiento y alto rendimiento en materia prima, y requieren cuidados que degradan el suelo".

Justamente, Villalonga explicó que los árboles elegidos para reforestar -eucalipuo, pino, araucaria- son árboles de rápido crecimiento, que erosionan el suelo porque requieren una preparación intensiva de la tierra y avanzan sobre los bosques nativos, provocando pérdida de biodiversidad.

"En muchos casos la instalación de plantaciones está precedida de incendio o talarrasa de bosques nativos, por lo que se ha convertido en una nueva e importante causa de deforestación, sobre todo en el sur, donde se dan los recursos naturales y las regulaciones permisivas", indica el documento.

De acuerdo a las recomendaciones que surgen de las sucesivas cumbres de Cambio Climático -la última se realizó en 1998 en Buenos Aires-, los estados y las empresas deben procurar que se reduzcan las emisiones de dióxido de carbono o, en su defecto, compensar ese impacto cultivando sumideros.

Pero para Villalonga, este criterio de plantar árboles para neutralizar el daño ambiental es muy discutible, y sus resultados científicos difíciles de mensurar.

"Un bosque estable, maduro, en su clímax, no actúa como sumidero porque está ya en un balance cero entre el dióxido de carbono que emite y el que puede absorber, en cambio los árboles nuevos absorben más de lo que emiten durante la etapa de crecimiento", explicó el ambientalista.

Pero cuando reforestar es un nuevo negocio, hay que evaluar si el abuso de plantaciones de la misma especie favorece realmente la absorción de gases. "Estos bosques recién plantados se pueden quemar, como está ocurriendo ahora en la Patagonia, y todo lo que absorbieron se vuelve a emitir", dijo.

Para Greenpeace, sería mejor que las empresas petroleras, en lugar de plantar, reduzcan de verdad las emisiones de gases que provocan el daño en la atmósfera, que las industrias sustitiuyan la energía sucia por tecnologías alternativas, y que el Estado subsidie estos proyectos de sustitución.

"Podemos probar científicamente cuál es el daño que hacen a la atmósfera las emisiones, pero en cambio no podemos probar con números cuánto dióxido de carbono es capaz de absorber un bosque cultivado que, además, provoca otros daños en el momento en que se lo planta", señaló Villalonga.

Por eso, los ambientalistas llaman a que los ciudadanos no se dejen llevar por el llamado "maquillaje verde" al que apelan las petroleras, y no permitan "que el árbol -que en este caso podría ser un eucalipto- impida ver el bosque", como reza un conocido dicho popular. (FIN/IPS/mv/dg/en/99)

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe