La masacre de 45 habitantes de origen albanés en la provincia yugoslava de Kosovo tiene similitudes con un incidente en Sarajevo que provocó en 1995 un decisivo ataque aéreo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
"Los hechos ocurridos en Racak (aldea donde ocurrió la masacre) tienen cierto parecido con lo de Markale", comentó a IPS un analista de Belgrado.
Markale es un mercado en Sarajevo donde más de 60 personas murieron en 1995 por el fuego de artillería supuestamente procedente del bando serbio de Bosnia, aunque una investigación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) no pudo comprobar responsabilidad alguna.
La mayoría de los serbios se convencieron de que la estrategia del separatista Ejército de Liberación de Kosovo (UCK) es la de resolver sus problemas mediante la ayuda de soldados extranjeros, luego de que este pidiera durante el fin de semana la intervención militar de los países industriales.
En 1995, la masacre en Sarajevo provocó la rápida reacción de los países industriales y el bombardeo de la OTAN contra los serbios de Bosnia que cambió el rumbo de la guerra a favor de las fuerzas croatas.
Pero los analistas coinciden en que la situación en Kosovo no es comparable con la de Bosnia y que las amenazas de bombardeo no influyen mucho sobre Belgrado, cuyo principal objetivo es convencer a los serbios de que Yugoslavia no cederá a Kosovo.
El gobierno yugoslavo sabe que los países industriales no están dispuestos a enviar soldados para combatir en una guerra cruenta, como quedó demostrado por las tenues medidas adoptadas el domingo en una reunión de emergencia de la OTAN, en Bélgica.
"El UCK secuestró y mató a serbios y personas de origen albanés en Kosovo durante los meses del cese del fuego, lo que prácticamente hizo que la organización fuera calificada de terrorista por los países industriales", dijo el analista.
"El UCK intenta desesperadamente conseguir la intervención de la OTAN contra los serbios, pensando que eso la ayudará", agregó.
"Pero está equivocado, y quizá sea un error de cálculo catastrófico. Kosovo no es Bosnia. Si la OTAN ataca a Belgrado o a posiciones del ejército, lo único que harán las fuerzas de seguridad y el ejército yugoslavo en Kosovo será arrasar con las aldeas de origen albanés", sostuvo.
Por el momento, lo único que no se discute sobre la castigada aldea de Racack, unos 30 kilómetros al sur de Pristina, la capital de Kosovo, es que 45 personas de origen albanés, algunos de ellos ancianos, mujeres y niños, están muertas.
Aún no se sabe por qué las autoridades serbias decidieron el ataque, sabiendo que provocaría la reacción adversa de los países industriales y nuevas amenazas de accción militar.
La policía yugoslava lanzó una ofensiva este lunes contra Racak y aldeas cercanas, consideradas baluartes del UCK.
Un juez serbio ingresó a la zona la tarde del lunes para inspeccionar los cadáveres, pero Belgrado le negó el ingreso a un fiscal de la ONU, rechazando la competencia del tribunal de crímenes de guerra para ex Yugoslavia, con sede en La Haya.
Una declaración oficial sostuvo que Racak fue atacada porque alberga a "una base de terroristas armados, que emboscaron y mataron al policía serbio Svetozar Przic la semana pasada".
La declaración describió a las víctimas albanesas como "hombres armados y uniformados", que abrieron fuego contra la policía serbia, pero otras versiones concuerdan en que el número de personas que portaban armas no justificaba la ferocidad de la acción policial.
William Walker, director de la Misión de Verificación de Kosovo enviada por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), dijo a la prensa que algunas de las víctimas fueron "masacradas", mutiladas y baleadas a quemarropa.
Pero el Ministerio del Interior serbio replicó que "sólo se mató a los terroristas albaneses" y que Walker "convirtió a los terroristas en civiles".
El presidente serbio Milan Milutinovic, aliado del presidente federal Slobodan Milosevic, atacó duramente a Walker, y sostuvo que había "mentido deliberadamente y protegido a los terroristas".
Vojislav Sesel, el ultranacionalista viceprimer ministro serbio, acusó a Walker y a Estados Unidos de entrenar y armar al UCK.
"La misión de OSCE ayudó a los terroristas con su logística", dijo Seselj a la prensa en la localidad de Prizren.
Para la mayoría de los analistas, las autoridades serbias y yugoslavas intentan nuevamente conseguir el respaldo de la nación para una causa con características patrióticas. "Kosovo es la última causa que Milosevic tenía escondida en la manga", opinó el periodista independiente Radosa Milutinovic.
"Saturada con crisis interminables, desilusionada con guerras perdidas por los serbios en Croacia y Bosnia, la gente también se siente defraudada por el hombre que fue su ídolo", comentó.
"Ahora ven que (Milosevic) está a punto de perder Kosovo y se preguntan cuál es el precio que deberán pagar. El gobierno, en vano, quiere comprobar lo contrario e intenta actuar como si controlara la situación", agregó Milutinovic.
Considerada la cuna del estado medieval serbio, Kosovo tiene una dimensión casi mitológica en las mentes y corazones del pueblo. Pero, debido a la evolución histórica, cuenta con una mayoría de dos millones de habitantes de origen albanés y sólo 180.000 serbios. (FIN/IPS/tra-en/vpz/ak/aq/ip/99