BRASIL: La crisis es sólo un resbalón, confía Chávez

El presidente electo de Venezuela, Hugo Chávez, se mostró hoy confiado en que la crisis de Brasil sea sólo un resbalón, al que el gobierno de Fernando Henrique Cardoso responda con la habilidad demostrada en otras coyunturas.

Chávez, quien asumirá el poder el 2 de febrero, achacó la perdida de credibilidad en la moneda brasileña y su devaluación la semana pasada, a "los huracanes que se desatan" como consecuencia del modelo de economía globalizada actual.

El próximo gobernante, un teniente coronel retirado de 44 años que en 1992 protagonizó un alzamiento militar y es etiquetado como un populista de izquierda, descartó que la crisis brasileña golpe de manera especial a Venezuela, por su debilidad económica.

Brasil fue el primer país que visitó Chávez tras triunfar con más de 56 por ciento de los votos en las elecciones del 6 de diciembre. La intensificación de las relaciones económicas con su vecino del sur es una de las prioridades geoestratégicas de su gobierno, según precisó en Brasilia el 15 de diciembre.

Este martes recordó que el estallido de la crisis cambiaria de Brasil coincidió con tercer viaje poselectoral, que lo llevó la semana pasada a Europa.

Allí observadores públicos y privados coincidieron en comentar que "Venezuela es uno de los países menos afectados por el sacudón" que impactó en forma general la confianza financiera en América Latina, según afirmó.

Chávez dijo que él y sus asesores han analizado que en Brasil se produjo "una crisis momentánea, un resbalón". Añadió que Cardoso mostró ya en otras oportunidades "una gran habilidad para manejar las políticas económicas de su gobierno".

"Brasil pese a sus debilidades tiene fortalezas en lo económico y creemos que pronto saldrá de su crisis de los últimos jornadas", pese "al sacudimiento que soporta su economía" y la irradiación de su impacto a los países vecinos.

Chávez se mostró más preocupado por el hecho de que el episodio brasileño se engarza en una sucesión de crisis cada vez más seguidas, que parecen connaturales con el modelo de globalización.

"La tormenta es mundial, la economía mundial globalizada está en peligro por estos huracanes que se desatan y que son consecuencia de un modelo al que creo que es necesario analizar en sus causas y prever en sus consecuencias", afirmó.

El dirigente afirmó que su gobierno impulsará "una estructura antisísmica" contra los movimientos que sacuden a las economías emergentes cada vez que se produce una crisis en alguno de sus países, tengan vinculaciones o no.

El centro de esa estrategia, explicó, será la consolidación de los equilibrios económicos y el fortalecimiento de la economía productiva.

Aseguró que dentro de su receta para lograrlo sin crear "nuevas deudas sociales" está el aumento de la recaudación tributaria mediante el control de la evasión, la obtención de créditos gobierno a gobierno y la renegociación de los términos de pago de parte de la deuda externa.

Chávez recibirá un país con un deficit fiscal previsto para este año de 9.000 millones de dólares (nueve puntos del producto interno bruto), la segunda inflación más alta de América Latina, una economía altamente dependiente del desplomado petróleo y una población con más de 70 por ciento en pobreza.

Además, Venezuela enfrenta la obligación de abultados desembolsos este año por concepto de la deuda pública, que consume 40 por ciento del presupuesto previsto. La deuda externa suma 23.000 millones de dólares, pero con un pérfil de pagos que concentra altas erogaciones hasta el 2001.

El pasado golpista de Chávez, sus promesas de rápidas mejoras en la situación social y la pronta elevación del salario mínimo, junto con sus críticas a la apertura de la estatal industria petrolera a las transnacionales, también provocó un "efecto cautela" en las capitales financieras mundiales.

Sus giras por América Latina, Europa y Canáda, más la que realizará la próxima semana a Estados Unidos, han tenido como objetivo, aparentemente con éxito, el buscar cooperación inmediata para solventar la coyuntura económica y "eliminar la imagen de satán que me han adjudicado", según su definición.

Además, desde su triunfo en unas elecciones que fueron calificadas por observadores internacionales como "una revolución pacífica y democrática", Chávez se movió con cuidado en el escenario económico y ratificó como su ministra de Hacienda a Maritza Izaguirre, muy respetada en los foros mundiales (Fin/IPS/eg/if la/99

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