/BOLETIN-AMBIENTE/ SUIZA: Denuncian plan para enviar desechos nucleares a Rusia

Plantas de energía nuclear suizas planean enviar a Rusia combustible nuclear que contiene uranio procedente de Estados Unidos, de acuerdo con un documento confidencial que se filtró al grupo ecologista Greenpeace Internacional.

El documento, llamado "Protocolo de Intenciones", esboza las negociaciones que se llevaron a cabo en septiembre en Zurich entre los representantes de la industria suiza y las autoridades rusas para lograr un acuerdo referente al combustible.

De acuerdo con Greepeace, el proyecto violaría el Acuerdo de Cooperación Nuclear entre Estados Unidos y Suiza que obliga a ésta a solicitar permiso antes de transferir a terceros países, incluso a Rusia, combustible que aún contiene plutonio utilizable para la fabricación de armas, como los desechos en cuestión.

Debido a que las instalaciones de almacenamiento rusas -algunas de ellas operadas por el ejército – no están cubiertas por las medidas de seguridad del Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA), la firma del acuerdo resultaría peligrosa desde el punto de vista ambiental y sólo fomentaría la proliferación de más armas nucleares, argumentó Greenpeace.

"Este es un intento inmoral de explotar la pobreza rusa y la falta de control regulatorio", expresó Damon Moglen, activista de Greenpeace en Washington.

"Instamos al gobierno estadounidense a enviar inmediatamente un enérgico mensaje a los gobiernos suizo y ruso para anular este acuerdo de desechos nucleares", exhortó.

De acuerdo con el Protocolo de Intenciones, las empresas nucleares suizas EGL y NOK solicitaron permiso a Rusia para enviar a ese país desde los reactores suizos 2.000 toneladas de combustible ya utilizado y altamente radiactivo a partir del año 2000 hasta el 2030.

Como compensación por almacenar el combustible, el Ministerio de Energía Atómica ruso reclamó una serie de pagos cuyo monto no fue revelado, junto con la posibilidad de fabricar combustible con uranio fresco para los reactores nucleares suizos.

Un funcionario del Ministerio que tomó parte en las conversaciones confirmó que Moscú estudiaba el reprocesamiento y almacenamiento del combustible ya utilizado procedente de Suiza y otras naciones industriales, pero expresó que no se había firmado acuerdo alguno.

Herbert Bay, al frente de la delegación de la industria nuclear suiza, informó a IPS que el documento era genuino pero que sólo representaba el comienzo de las negociaciones, no un acuerdo final. "Estamos a décadas de lograr un acuerdo", afirmó.

Bay descartó que el documento fuera secreto, tal como lo catalogó Greenpeace. "Cuando se ingresa en las etapas iniciales de una negociación delicada, la información es siempre confidencial hasta que finalmente se hace pública", dijo.

Bay también rechazó la acusación del grupo ambiental de que se están violando acuerdos internacionales. Explicó que el Protocolo específicamente establece una serie de requisitos necesarios – incluyendo la aprobación de los gobiernos de Estados Unidos, Rusia y Suiza- para que el acuerdo sea definitivo.

De acuerdo con el Protocolo, al que tuvo acceso IPS, los desechos deberán permanecer en Rusia o podrán ser reprocesados para obtener plutonio, utilizable luego en armamento.

Mientras el plutonio sería devuelto a Suiza, los desechos nucleares generados luego del reprocesamiento permanecerían en Rusia, consignó el documento.

Incluso si el combustible no fuera procesado para extraer plutonio, la contraparte suiza solicitó la posibilidad de acceder a reservas rusas de plutonio equivalentes a las que contiene el combustible suizo.

Las industrias nucleares suizas también pidieron a los rusos que acepten almacenar hasta 550 metros cúbicos de material altamente radiactivo que debería ser devuelto a Suiza desde Francia y Gran Bretaña entre 1999 y 2010, como parte de un contrato previo.

Tal acuerdo violaría las leyes ambientales rusas, que prohíben la importación de materiales de almacenamiento y desechos radiactivos de otros países, agregó Greenpeace.

De acuerdo con el documento al que accedió Greenpeace, N. Yegorov, subdirector del Ministerio de Energía Atómica ruso, reconoció que la aceptación del combustible con desechos nucleares requeriría una "enmienda a las leyes rusas o que se tomaran ciertas decisiones especiales a nivel de gobierno".

"A partir del Protocolo queda claro que los representantes rusos malinterpretaron intencionalmente la actual situación legislativa en Rusia en lo relativo a la importación del combustible nuclear", acusó Greenpeace.

"Creemos que la Duma (el parlamento) y el gobierno rusos deberían intervenir para detener estas negociaciones y tomar todas las medidas necesarias para prohibir que se reprocese o se viertan los desechos de plutonio en Rusia", afirmó el grupo ambiental.

Tal como está redactado, el acuerdo probablemente no cuente con la aprobación estadounidense porque atenta contra las metas de no proliferación nuclear de Washington para poner fin a los procesos de reprocesamiento de plutonio en Rusia, opinó Moglen, de Greenpeace.

"La aprobación de este acuerdo conduciría al inaceptable aval de las operaciones tendientes a la proliferación de instalaciones secretas rusas que todavía operan con fines militares", expresó.

Varias de las instalaciones de reprocesamiento rusas que podrían recibir los desechos nucleares procedentes de Suiza están vinculadas a una grave contaminación radiactiva y no están cubiertas por las normas de seguridad de la AIEA, expresó el grupo ambiental.

En la región de Chelyabinsk, en los montes Urales, continúa operando una planta de reprocesamiento de plutonio. En esta zona se produjo la explosión en 1957 de tanques que contenían desechos líquidos de alto nivel y que contaminaron un área de entre 15.000 a 23.000 kilómetros cuadrados.

Las autoridades soviéticas recién admitieron la contaminación 32 años más tarde, en 1989.

La producción de plutonio militar cerca del lago Karachay en la región del río Techa también provocó una grave contaminación del agua, según Greenpeace.

De acuerdo con la información recogida por el Instituto de Biofísica de la Federación Rusa, más de 8.000 personas murieron como resultado de la exposición a la radiación en esa área.

"El lago Karachay posee niveles de radiación de 600 radianes por hora en la superficie – suficientes para transformarse en una dosis letal para cualquier persona que se encuentre en las proximidades por un lapso de una hora. Y la muerte sobrevendrá en días o semanas", sentenció el grupo ambiental.

"Los problemas de contaminación ambiental provocados por la producción de plutonio en la Federación Rusa son tan enormes que lo último que el pueblo y el medio ambiente ruso necesitan es más plutonio y más desechos nucleares", concluyó Greenpeace. (FIN/IPS/tra-en/dk/kb/mv/aq/en/99

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