ASIA: Buscan frenar entrada de firmas biotecnologicas en el Sur

Activistas asiáticos se esfuerzan para levantar barreras de seguridad que frenen la proliferación de firmas de biotecnología en el Sur, debido a la incertidumbre sobre sus beneficios técnicos y sus productos.

Su objetivo son las negociaciones finales para un protocolo internacional de bioseguridad, que tendrán lugar en Cartagena, Colombia, del 14 al 23 de febrero.

En los preparativos para la reunión, surgió un enfrentamiento entre los países en desarrollo que demandan todas las precauciones posibles en el uso y comercio de organismos genéticamente modificados, y gobiernos y empresas que tienen los ojos puestos en las potenciales ganancias si negocian con el Sur.

"Las compañías biotecnológicas están muy interesadas en promover productos y organismos genéticamente manipuleados en el Sur", dijo Chee Yoke Ling, miembro del Grupo Independiente de Científicos y Expertos Legales en Biotecnología.

"Pero la amenaza de la biotecnología al ambiente, la salud y los medios de sustento de los campesinos es muy alta dentro de la nebulosa de la incertidumbre y la falta de normas reguladoras", agregó.

El Grupo Independiente, convocado por la Red del Tercer Mundo, con sede en Penang, Malasia, ha estado brindando apoyo científico y legal a los negociadores de países en desarrollo, adelantándose a las deliberaciones de Cartagena.

El Grupo afirma que es necesario un severo sistema regulador a nivel internacional porque las naciones en desarrollo en Asia y otras regiones están mal preparadas para aceptar productos tratados genéticamente y lidiar con sus problemas potenciales.

Los activistas dicen que las empresas biotécnicas, que ya han introducido algunos productos genéticamente tratados en países asiáticos, están tratando de imponer semillas modificadas con ingeniería genética para plantarlas en la región. Esto ocurre con pocas o ninguna medida de bioseguridad.

Señalaron que un caso emblemático es India, donde el gigante químico estadounidense Monsanto ya ha comenzado a realizar pruebas sobre el terreno con una variedad de semilla de algodón alterada genéticamente, a traves de una compañía mixta formada con un socio local.

La empresa mixta Biotecnologia Mahyco-Monsanto está efectuando experimentos sobre el terreno del algodón Bt (bacillus thuringiensis) en 40 localidades de nueve estados de India. Esa variedad es el primer tipo de semilla genéticamente modificada que probarán en el país.

Pero los activistas agrupados con el Karnataka Rajya Raita Sangha y otros ambientalistas afirmaron que, de la manera que son efectuadas las pruebas, se arriesga la contaminación biológica. Granjeros y movimientos populares en India han realizado las demostraciones de protesta más enérgicas de los últimos años en Asia contra las actividades biotecnológicas.

Monsanto niega esos cargos y asegura que el algodón Bt es un éxito en Estados Unidos y otras naciones desarrolladas, así como en China. Si los granjeros no hubieran estado contentos con el producto, no habría tenido tanto éxito, dijeron directivos de Monsanto.

Científicos preocupados por la biotecnología sostienen que esos primeros organismos genéticamente modificados pueden prosperar en un lugar pero no necesariamente en otro. Además, sostuvieron que el empleo de algodón Bt en países industrializados ya causó problemas.

Las firmas biotecnológicas están siendo cada vez más activas en el Sur porque colaboran en estudios e investigaciones con instituciones locales.

Por ejemplo, Monsanto colabora con el Instituto Malasio de Investigaciones Agrícolas para desarrollar papaya transgénica. Este proyecto también incluye a Indonesia, Vietnam y Filipinas bajo la Biotech Papaya Network del sudeste de Asia.

"Esto es solo el principio de la penetración de compañías biotécnicas en el Sur. Tienen designios de expandirse con mínimas trabas y nosotros necesitamos ponerle riendas", dijo Chee.

Mientras las firmas biotecnologicas afrontan controversias sobre organismos genéticamente alterados y otros productos en los mercados desarrollados, dan clase sobre los supuestos beneficios de esa tecnología en países en desarrollo, sostuvo.

"Mientras haya normas inadecuadas de bioseguridad a nivel nacional e internacional, los países en desarrollo son blancos atractivos para las compañías biotecnológicas porque eso significa menos responsabilidad", anadió.

Pese a que los productos genéticamente alterados no son bien recibidos por muchos consumidores de países industrializados, la industria biotecnológica ha logrado el respaldo de sus gobiernos.

Chee dijo que muchas de sus demandas están reflejadas en posiciones que las naciones industrializadas expondrán en las conversaciones sobre bioseguridad.

Las firmas biotecnológicas han tratado de reducir el alcance del acuerdo de bioseguridad al oponerse a la inclusión de cláusulas sobre impactos en la salud humana y temas socioeconómicos, y sostener que esas cuestiones están fuera de lugar en el acuerdo técnico.

Las compañías se opusieron a la adopción de medidas sobre obligaciones e indemnizaciones, cruciales para activistas asiáticos y de otras regiones del Sur, y adujeron razones tales como complejidad de los temas y falta de tiempo en las negociaciones.

No obstante, los países en desarrollo quiere que se incluyan las consideraciones socioeconómicas, una posición compartida por científicos que dieron a conocer sus puntos de vista en una carta al diario especializado Nature.

La nueva tecnología requiere una consideración equilibrada sobre los riesgos posibles y los eventuales beneficios, opinaron John Barret, de la Universidad de Cambridge, Chris Giddon, de la Universidad de Gales y Julian Kinderlerer de la Universidad de Sheffield, en un trabajo en el que colaboraron funcionarios de la Organizacion de Desarrollo Industrial de las Naciones Unidas.

Muy a menudo, dijeron, las afirmaciones tienden a enfocar los riesgos científicos y excluir consideraciones sobre temas más amplios.

Por eso, pidieron que el protocolo de bioseguridad permita la consideración de temas socioeconómicos antes del lanzamiento ambiental o el movimiento transfronterizo de organismos genéticamente modificados.

No obstante, Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, Suiza, Canadá y Australia dijeron que no es correcto que el protocolo tenga en cuenta esas preocupaciones. La Unión Europea revirtió después su objeción mediante el agregado de una cláusula sobre impactos en la salud humana.

Los activistas también desean los llamados "principios precaucionales" en el protocolo, lo cual significa que países afectados pueden adoptar medidas, aunque exista la falta de certeza científica acerca de los efectos de la biotecnología.

Los científicos dijeron que esto era importante porque no habría retroceso en caso que organismos alterados se propaguen en el ambiente, especialmente en Asia, donde la agricultura es el sustento de millones de campesinos.

Los activistas señalaron que se debió a los riesgos ecológicos asociados con la ingeniería genética que la Convención de la Organización de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad pidió el protocolo de salvaguardia. No fue antes de 1995 que se llegó a un acuerdo para negociar el protocolo.

Para los críticos, la oposición de los países industrializados al régimen de responsabilidad muestra que la industria biotecnológica rechaza cualquier obligación legal a escala internacional, y que los países ricos buscan evitar cualquier responsabilidad por las acciones de sus compañías en el exterior. (FIN/IPS/tra-en/cyh/js/ego/ag/en-dv/99

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