Hong Kong y Singapur, las estrellas económicas del sudeste de Asia, tuvieron hasta ahora una sana competencia, pero la puja por posibilidades comerciales en estos tiempos de recesión puede tornarse desagradable.
Estas dos economías son los principales centros de actividad financiera de la región, y son a menudo consideradas las más cercanas al modelo de libre mercado en todo el mundo.
Pero a medida que Hong Kong y Singapur sufren los embates de la recesión en Asia, con un alza del desempleo y una desaceleración del crecimiento, la competencia por mantener el lugar que ocupan en el mundo financiero se hace más encarnizada.
Las autoridades de ambas economías resolvieron reducir aun más el grado de intervención del gobierno en la economía, así como recortes salariales y de impuestos, entre otras medidas para reducir los costos de las empresas y mantener así el flujo de capital extranjero.
Los funcionarios de Hong Kong no ocultan su preocupación ante el recorte de salarios de 15 por ciento decretado por el gobierno de Singapur, por un total de 4.260 millones de dólares estadounidenses.
Las medidas anunciadas por Singapur acapararon las portadas de los diarios de Hong Kong, lo que reflejó el temor de esta región administrativa especial de China, hasta junio de 1997 colonia de Gran Bretaña, de ser vencida por su vecino asiático en la carrera por el recorte de costos.
Además de las rebajas de salarios, Singapur planea un recorte de costos de 6.000 millones de dólares en servicios esenciales, rebaja de los alquileres de propiedades del gobierno, de impuestos y de aportes de trabajadores extranjeros.
El gobierno también recortó a la mitad el aporte de los patrones a los fondos jubilatorios de sus empleados, que se ubicó en 10 por ciento.
"Nuestra opinión es que para Singapur es mejor tener un dólar local fuerte que preservar el valor de los ahorros y los activos. Es por eso que adoptamos este enfoque de recortar costos en vez de retocar nuestro tipo de cambio", manifestó el ministro de Comercio e Industria, Lee Yock Suan.
El jefe del gobierno de Hong Kong, Tung Chee-Hwa, dijo que ambas economías son diferentes, en respuesta a lo que muchos consideran el "desafío" de Singapur.
"Hong Kong no tiene por qué seguir los pasos de Singapur. Todavía mantenemos nuestra tradición de 'laissez-faire' (liberalismo económico). Dejaremos que el mercado determine los sueldos", explicó.
La política salarial refleja la diferencia entre las dos economías. Singapur parece dispuesto a sacrificar a la población para detener el desempleo, mientras Hong Kong opta por reafirmar su adhesión a las fuerzas de mercado.
"Un recorte salarial de 15 por ciento es mejor que un aumento del desempleo", dijo Lim Swee Say, subsecretario general del Congreso Nacional de Sindicatos de Singapur.
"Resulta llamativo ver cómo los habitantes de Singapur no dicen nada sobre los recortes salariales y trabajan con el gobierno en vez de ponerse en su contra. Eso nunca sucedería en Hong Kong", sostuvo Chan, un sindicalista de la región administrativa especial china.
Los trabajadores de Hong Kong se han resistido a los recortes salariales. La semana pasada, el sindicato de la empresa telefónica logró impedir una rebaja.
Singapur y Hong Kong poseen recursos naturales limitados, poblaciones relativamente pequeñas (tres y seis millones de habitantes, respectivamente), escaso territorio y centros financieros internacionalmente reconocidos.
Singapur se caracteriza por una mayor participación del gobierno en la economía, mientras el de Hong Kong eligió aliviar especulaciones en el mercado de valores mediante la compra de acciones.
Ambas economías atraviesan la primera recesión en 13 años, con un decrecimiento económico de 5,2 por ciento para Hong Kong y de 0,7 por ciento para Singapur. El desempleo en Hong Kong alcanzó una tasa sin precedentes de 5,3 por ciento, mientras el de Singapur llegó a 4,5 por ciento.
Tung sostuvo que la posición de Hong Kong es más sólida que la de Singapur. "Al menos ahora somos parte de China y nuestra lucha por salir de la inestabilidad económica será respaldada por nuestra madre patria", afirmó.
El gobernante agregó que Singapur se vio seriamente afectado por sus dos vecinos en problemas: Indonesia y Malasia.
Malasia espera que sus controles de capital reanimen la economía, mientras lucha contra la agitación política. Indonesia atraviesa una crisis económica y política, azuzada por la violencia entre grupos religiosos y políticos, mientras el gobierno intenta mantener el control de la situación.
Con dos vecinos en crisis, Singapur no tiene a quién recurrir, y el último paquete de medidas para recortar costos es un intento por mantener su atracción como centro comercial de Asia.
Los expertos afirman que las respuestas de Hong Kong y Singapur a la recesión muestran una cultura política diferente.
"Hong Kong se basa en la economía privada y el papel del gobierno es mínimo. No tiene fondos de previsión centrales o empresas estatales, y no puede ejercer control sobre las empresas privadas o sobre los bancos", afirmó Tsang Chong Yuen, profesor de la Universidad de la Ciudad de Hong Kong.
"En Singapur, la gente siempre hace bromas respecto de la 'cooperativa triangular' entre el gobierno, los patrones y los empleados a la que denominan 'Singapur SA"', observó. Pero esta economía también sigue las reglas del libre mercado, agregó.
Tsang afirmó que Singapur reaccionó en forma diferente a la crisis porque posee necesidades diferentes.
"Debido a la distinta situación política, Singapur necesita la estabilidad mucho más que Hong Kong. El gobierno de Singapur tiende a asumir el liderazgo en la dirección del desarrollo económico", explicó Tsang.
Pero Hong Kong es sensible a toda medida que tome Singapur. En ese sentido, se opuso a la iniciativa de la Bolsa de Valores Internacional de Singapur de lanzar un índice de acciones de contratos a futuro que habría competido con el Hang Seng de Hong Kong.
Las autoridades de Hong Kong temen que ello podría permitir a los especuladores lanzar ataques contra el dólar de Hong Kong, que sufrió fuertes presiones a comienzos de este año.
Para disipar tales temores, ambos gobiernos acordaron cooperar en la regulación y afirman que la competencia en el sector de servicios financieros es buena, siempre y cuando los cheques y saldos estén en su lugar.
Los analistas afirman que no queda claro hasta dónde llegaría esa cooperación. (FIN/IPS/tra-en/ccy-js/js/mv/mj/if/98