La pesca por barrido y por dragado, dos métodos extendidos pero poco estudiados de pesca comercial, son las actividades humanas que más depredan los océanos del mundo, aseguran estudios divulgados esta semana.
Una serie de artículos publicados en el periódico científico Conservation Biology, que compara ese tipo de pesca a la tala de los bosques, advierte que las estructuras vivas de los lechos marinos se están destruyendo a un ritmo mucho mayor que las de los bosques.
"Nuestro hallazgo más inquietante es que la superficie de lechos marinos que se barren todos los años es casi 150 veces superior a la superficie de bosques talados", reveló Elliot Norse, presidente del estadounidense Instituto Biológico de Preservación Marina, uno de los autores de los estudios.
"Cada año, los barcos barren una superficie de lecho marino dos veces el tamaño de Estados Unidos. A través del barrido le hacemos más a la superficie de la tierra que cualquier otra actividad humana, quizá con excepción de la agricultura", sostuvo.
Como los bosques, los lechos marinos son ecosistemas complejos que proporcionan hábitats y alimentos esenciales para la reproducción y el crecimiento de peces y otras formas de vida marina.
El barrido -o pesca por arrastre- y el dragado destruyen estas estructuras, cuya recuperación puede llevar décadas e incluso siglos, advierten los estudios divulgados el lunes pasado.
"Luego del barrido, las esponjas, mejillones, gusanos y crustáceos que viven en zonas sin perturbar prácticamente desaparecen. No hay otra cosa que los humanos hagan al lecho marino que tenga mayor impacto físico", afirmó el profesor de oceanografía de la Universidad de Maine, Les Watling, otro autor de los estudios.
De las regiones subpolares a los trópicos, el barrido es uno de los métodos de pesca comercial más extendidos en el mundo.
Los barcos que utilizan estos métodos capturan peces arrastrando redes por el lecho océanico, en ocasiones hasta a 2.000 metros de profundidad. Las redes se mantienen abiertas con pesadas puertas y tienen cadenas o pesas de metal que expulsan de su hábitat a los peces o los camarones y los atrapan.
Nuevos y más poderosos equipos ahora permiten la pesca aun en lechos escarpados, como en los arrecifes, que en el pasado se salvaban de la pesca por arrastre.
Los estudios señalan que este tipo de redes matan organismos marinos al aplastarlos, enterrarlos o exponerlos a los depredadores. Gran parte de la vida marina que termina en la red no son los camarones o peces deseados y es descartada.
En un experimento, Peter Auster, director científico del Centro Nacional de Investigación Submarina de la Universidad de Connecticut, narra que se sentó en el lecho marino y observó mientras una draga pasó junto a él.
Auster luego confirmó que gran parte de la complejidad del lecho marino había desaparecido. "Lo que antes era un complejo (sistema) de esponjas, conchas y otros organismos se aplanó y quedó similar a una calle adoquinada", dijo.
Menos evidentes son las consecuencias a largo plazo que el dragado tendrá en el ecosistema en general, precisó Auster.
"Contra la creencia popular, la mayoría de los hábitats de los lechos marinos no son desiertos lisos y sin vida, son increíblemente complejos y cuando las dragas aplastan estas estructuras, muchos organismos no las pueden reconstruir", agregó.
Cuando las estructuras de los lechos océanicos, como las esponjas y los arrecifes corales, son removidos o aplastados, peces, cangrejos, estrellas de mar y gusanos marinos pierden sus hábitats y se mueren, explicaron los científicos.
La pérdida de la diversidad de los hábitats debido a los dragados podría ser una de las razones de la disminución de los cardúmenes a nivel mundial, observó Norse.
"Muchas especies de peces requieren hábitats específicos para sobrevivir, y otros sobreviven mejor en hábitats complejos", agregó Auster.
Un estudio mostró que el bacalao sobrevive mejor en hábitats oceánicos con estructuras de lechos marinos más complejas.
"Los cardúmenes no viven en el vacío y no pueden sobrevivir en un desierto submarino. Esto significa que si a usted le interesan los peces y los mariscos, entonces tienen que importarle los gusanos, los crustáceos y las anémonas", manifestó.
La pesca por arrastre no está regulada a nivel internacional o nacional porque los científicos recién comienzan a estudiar el impacto de este tipo de pesca, explicó Norse.
Muy poca información se puede hallar sobre el impacto que estos métodos tienen en el mundo, incluso en Africa, América Latina y Asia.
"Existen grandes lagunas en la información. Casi no hay datos sobre la costa del golfo de México, una de las zonas donde se utiliza más la pesca por arrastre", dijo Norse.
A pesar de la falta de información, los científicos comienzan a solicitar que se adopte una red de zonas protegidas en los océanos, como los refugios para vida silvestre en tierra. Estas zonas permitirían hábitats de reproducción y desove para peces y otros tipos de vida marina.
"Quiero aclarar que no sugiero que impidamos la pesca. Pero se debe permitir que algunas zonas puedan funcionar como lo harían sin la interferencia extendida de las dragas, sino los peces, otros tipos de vida marina, y todos perderemos a la larga", advirtió Auster.(FIN/IPS/tra-en/dk/mk/aq/en/98