SURINAME: Tiempos borrascosos para el gobierno

El alza de precios, la devaluación de la moneda y las demandas salariales generaron una situación compleja para el gobierno de Suriname, que se presenta como una democracia estable ante potenciales inversionistas extranjeros.

Los profesores y los empleados públicos protagonizaron en las últimas semanas una serie de paros ante la negativa del gobierno a aumentar los salarios hasta un nivel que permitiera compensar los efectos de la hiperinflación.

Los trabajadores también reaccionaron con molestia después que el presidente Jules Wijdenbosch y los miembros de su gabinete aprobaran un fuerte aumento de sus propios salarios el mes pasado. Y es la segunda vez que los ajustan desde febrero.

Algunos ministros recibieron aumentos de 100 por ciento y ahora ganan 7.000 dólares mensuales, muy por encima del sueldo promedio para los empleados públicos, de apenas 150 dólares, que el gobierno no incrementa alegando falta de recursos.

La situación de perturbación aflora justo cuando el gobierno trata de convencer a los inversionistas extranjeros para que inviertan capital en alguna de los sectores clave para esta nación sudamericana, como los de la madera, la bauxita y el petróleo.

"Tratan de desestabilizar al gobierno, quieren hacer creer al mundo que está tambaleándose. El sindicato de profesores es cercano a la oposición, e incluso cuando los maestros quieren trabajar, los dirigentes sindicales cierran las escuelas con candados", aseguró el embajador de Suriname en Guyana, Humphrey Hasrat.

El precario equilibro también se vive en el parlamento de 51 miembros, donde el gobierno trata de aprobar legislación para atraer inversionistas con mayoría de un solo voto, lo cual genera nerviosismo en ambos lados del espectro político.

Una de las periodistas más conocidas de Suriname, Peggy Brader, destacó que las protestas de los trabajadores están relacionadas con los aumentos de sueldo ministeriales y con los privilegios para las clases más acomodadas.

"No sabemos lo que podría ocurrir en Suriname. Es imposible precisar cuál será el impacto de estas huelgas. Y además hay que considerar la tasa de cambio, que sube todos los días y también constituye un problema", comentó Brader.

El florín de Suriname enfrenta presiones originadas en la baja de precios del oro, la bauxita y el arroz, los principales generadores de divisas de ese país.

En los últimos días, esa divisa se cotizó a 720 por dólar, lo que implica una devaluación de 80 por ciento, y se espera que llegue a 800 unidades por dólar en las próximas semanas.

La única vez que florín se había cotizado a más de 700 por dólar fue en 1995. En ese momento, el Banco Central fue al interior del país a comprar oro de pequeños mineros, lo refinó y lo depósito en sus arcas con la finalidad de respaldar la moneda.

Los resultados de esta audaz estrategia fueron inmediatos: el florín se revaluó hasta los 500 por dólar. Pero ahora la situación es muy diferente, entre otros factores porque el precio del oro está muy bajo.

Mientras tanto, el opositor Partido Laborista no oculta su propósito de incomodar al gobierno. El principal dirigente de esta fuerza política, Fred Derby, advirtió que los problemas sociales se agravarán si los precios continúan aumentando y el gobierno no hace caso a las demandas de los trabajadores.

Derby adelantó que en enero, cuando Wijdenbosch asuma la presidencia de la Comunidad del Caribe (Caricom), pedirán a otros líderes regionales presentes en ese organismo que presten atención a la gestión de gobierno en Suriname y a la situación de los derechos humanos en ese país.

También les informarán sobre el proyecto para permitir que las leyes puedan ser aprobadas sin la presencia de los opositores en el parlamento, una propuesta que la asociación de abogados de Suriname ya calificó de inconstitucional. (FIN/IPS/tra-en/bw/cb/lc-ml/ip/98

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