Las personas de República Democrática de Congo (RDC, ex Zaire) que cometan delitos económicos, como los comerciantes que aumentan los precios en forma arbitraria, serán procesadas y condenadas a muerte en caso de ser culpables.
Desde este mes, la falsificación de billetes, el aumento indiscriminado de los precios y la fijación arbitraria de los tipos de cambio de la moneda se consideran delitos de "alta traición" en este país africano afectado por la guerra civil desde el 2 de agosto.
El ministro de Justicia Mwenze Kongolo anunció las medidas a principios de mes y explicó que el gobierno de Laurent Kabila decidió adoptarlas luego de percibir que enormes cantidades de dinero falso habían ingresado al este del país.
Kongolo aseguró que también se cometen otros delitos económicos en esa región, controlada por la insurgente Asamblea Congoleña por la Democracia con el respaldo de Ruanda y Uganda.
El este ha sido el principal escenario de la guerra entre los rebeldes y sus aliados y el gobierno, apoyado por Angola, Chad, Namibia y Zimbabwe.
"El enemigo, con sus cómplices en el país, inyectó dinero falso en el mercado, mientras los comerciantes que colaboran con el enemigo cobran precios exorbitantes y fijan tipos de cambio descabellados que ningún parámetro económico justifica", aseguró Kongolo.
La guerra civil comenzó como un motín de soldados tutsis que se rebelaron contra Kabila luego de que este expulsara a las fuerzas ruandesas que le ayudaron a derrocar al extinto dictador Mobutu Sese Seko.
"En esta época de agresiones externas, los delitos económicos como la falsificación de dinero, la práctica ilícita de aumentar los precios y los tipos de cambio descabellados son crímenes de guerra que comprometen seriamente la seguridad del estado porque son perpetrados en colusión con el enemigo", destacó Kongolo.
Estos delitos, aseguró, son parte de un intento deliberado para impedir que el gobierno movilice los recursos para defender al país.
"Todo congoleño que, en época de guerra, participe a sabiendas en una empresa que desmoralice al ejército o a la nación y que esté dirigida a perjudicar la defensa nacional será culpable de traición y castigado con la muerte", estipula el artículo 183 del código penal.
Desde el comienzo de la guerra, la situación socioeconómica de este país se agravó rápidamente. Los precios de productos y servicios se dispararon mientras el valor del franco congoleño se desplomó frente al dólar.
El franco congoleño se adoptó el 30 de junio, pero a mediados de octubre ya había perdido 64 por ciento de su valor frente al dólar, informó el Banco Central.
El presidente del Banco Central, Jean Claude Masangu atribuyó la devaluación de hecho a la escasez de divisas y a la inundación del mercado paralelo de divisas con billetes congoleños falsificados.
El Banco Central acusa a los rebeldes de estos hechos y asegura que cuentan con la ayuda de ex funcionarios del régimen de Mobutu.
El fraude también está generalizado, aseguró Frank Van Acker, investigador de NCOS, una alianza de organizaciones no gubernamentales belgas.
Los emprendimientos de los rebeldes para financiar sus combates infligieron severos golpes a la economía congoleña en las zonas bajo su control, sostuvo Van Acker. "En dos ocasiones en agosto, la Asamblea Congoleña por la Democracia 'retiró' reservas del Banco Central de Bukavu", señaló.
"La primera vez se llevaron el equivalente de 480.000 dólares y la segunda 280.000", explicó.
La posterior crisis de liquidez financiera que embargó a la región, ya que no se realizaron nuevas inyecciones de divisas en el banco de Bukavu, impidió la revitalización de la economía local, agregó Van Acker.
Fuentes independientes calculan que el costo diario de la guerra en el este del país representa entre uno y dos millones de dólares. Una posible fuente de financiación es la minería y la venta de oro y diamantes, ya que la insurgencia cuenta con varias minas en su poder. (FIN/IPS/tra-en/ckm/nrn/kb/aq/ip/98