El proyecto del gobierno de Puerto Rico para canalizar un río a través de esta capital generó una nueva ola de protestas de organizaciones ecologistas.
"Este proyecto causará más congestión suburbana y eso generará consecuencias previsibles: más embotellamientos de tránsito y descenso de la calidad de vida", denunció el director del programa de ciencias ambientales de la Universidad de Puerto Rico, José Molinelli.
"Acabará con las pocas tierras agrícolas que aún nos quedan", advirtió.
El proyecto de 430 millones de dólares consiste en construir un canal de cemento a lo largo de siete kilómetros del río Piedras, y debería estar listo para el año 2012. Otros cinco afluentes del río también serán parcialmente canalizados.
Los partidarios del proyecto, entre los cuales están el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos y el gobierno de Puerto Rico, argumentan que la canalización es imprescindible para evitar las inundaciones provocadas por este río en el área metropolitana de San Juan.
El control de inundaciones no es un tema trivial para los portorriqueños, en especial después de los desastres ocasionados por el paso del huracán Georges hace dos meses. El río Piedras suele salirse de su cauce cuando llueve intensamente.
"La canalización es necesaria para controlar las inundaciones en una cuenca que está afectada por la expansión urbana, y por ese motivo ya no puede absorber agua de lluvia como lo hacía antes", explicó Yamil Castillo, representante del Cuerpo de Ingenieros.
Sin embargo, los ecologistas aseguran que la obra no evitará las inundaciones y en cambio sí provocará daños ambientales.
Algunos empleados del gobierno estadounidense, como el jefe del Servicio Forestal de Puerto Rico, Ariel Lugo, también objetan el proyecto de canalización. "Será devastador para San Juan, los habitantes de esta ciudad aún no saben lo que les espera", advirtió.
"Las inundaciones se producirán en zonas donde antes no existían, debido a que el canal de concreto impedirá que las aguas salgan de su cauce y vuelvan a él", agregó.
También hay preocupación por el destino de las áreas verdes alrededor del río, que atraviesa bolsones de vegetación salvados del explosivo crecimiento urbano, entre ellos el Jardín Botánico de la Universidad de Puerto Rico.
Apenas 17 por ciento de la superficie de San Juan corresponde a áreas verdes.
Con respecto a la posibilidad de controlar las inundaciones, Lugo destacó que el sistema ya fue utilizado en otras partes del país, sin buenos resultados. "Después de años de canalizaciones de nuestros ríos, las pérdidas causadas por las inundaciones aumentaron en vez de disminuir".
"En Estados Unidos han descartado la canalización, e incluso en Florida se inició el proceso de 'descanalización' del río Kissimee a un costo superior al que tuvo la obra original de construir el canal", comentó Lugo.
En su opinión, una de las medidas efectivas para controlar mejor el flujo del río sería limitar la entrega de permisos de construcción en la zona semirural de Cupey, donde nace el río Piedras.
"La construcción descontrolada en Cupey provoca erosión, y esta es una de las principales causas de las inundaciones", afirmó. (FIN/IPS/tra-en/cr/cb/lc-ml/en/98