Las autoridades ambientales de Puerto Rico decidieron declarar zona protegida parte del territorio de la Ciénaga Tiburones, en un claro triunfo para organizaciones ambientalistas que exigían desde hace cinco años una acción para salvar este importante ecosistema.
El decreto del Departamento de Recursos Naturales cubre 1.400 hectáreas, equivalentes a la mitad del territorio del humedal, un santuario de aves migratorias, hogar de especies en extinción, pieza clave en el control natural de inundaciones y zona donde los peces acuden a desovar.
La defensa de la Ciénaga Tiburones fue iniciada en 1993 por el grupo Ciudadanos en Defensa del Ambiente (CEDDA) de Arecibo, en la costa norte de Puerto Rico.
"Ciénaga Tiburones alberga 107 especies de aves que contribuyen a controlar la maleza, trasladar las semillas de plantas, disminuir el número de roedores y otros animales perjudiciales para los cultivos", dijo Sergio Colón, del CEDDA.
Uno de los principales objetivos de los grupos ambientalistas era impedir la cacería de pájaros, una actividad muy desarrollada en la zona. "Los cazadores tienen permiso para apuntarle sólo a ciertas especies, pero en realidad le disparan a todos los pájaros que pueden", aseguró el portavoz de CEDDA, Pablo Santos.
El grupo trata de que la caza sea prohibida en Puerto Rico. "No es un deporte; lo único que haces es apretar el gatillo… además, es un mal ejemplo para la juventud, asediada por la violencia armada", añadió Santos.
Pero aún hay otros problemas por resolver en Arecibo antes que el pantano pueda considerarse salvado, y uno de ellos es el de los vertederos de basura.
El gobierno local de Arecibo construyó un vertedero justo en la Ciénaga Tiburones. El CEDDA ahora se opone a los planes para convertirlo en vertedero regional e instalar un incinerador.
Otro de los problemas denunciados por el CEDDA es la presencia de una antena colocada justo en medio del humedal por la universidad estadounidense de Cornell, con la finalidad de estudiar la ionosfera.
Cornell asegura que los experimentos son seguros, pero los ambientalistas tienen dudas.
Informes procedentes de organizaciones ecologistas de Estados Unidos sugieren que se trata de un modelo a menor escala del Proyecto de Investigación Auroral de Alta Frecuencia (HAARP) que se realiza en Alaska.
Los críticos de este proyecto aseguran que el mero hecho de probar los aparatos del HAARP podría tener consecuencias ambientales desastrosas.
A comienzos de este año, la Universidad de Cornell y la Administración Nacional del Espacio y la Aeronáutica (NASA) realizaron experimentos conjuntos a 10 kilómetros de Ciénaga Tiburones. El hecho generó protestas de grupos ecológicos, pacifistas e independentistas de Puerto Rico.
Cornell y el gobierno estadounidense debieron emitir una declaración asegurando que los experimentos no eran peligrosos.
La Universidad de Cornell también tiene en Arecibo el radiotelescopio más grande del mundo, que está a 12 kilómetros de la ciénaga.
Las antenas quedarían bajo el agua si no fuera porque ésta se bombea con el fin de mantener su nivel, y el CEDDA asegura que esta acción afecta el ecosistema de la Ciénaga Tiburones al alterar el flujo de aguas.
El grupo también ha hecho una serie de propuestas para fortalecer los esfuerzos de conservación, en especial los relacionados con ecoturismo, deportes e instalación de institutos de investigación.
Pero Santos considera que además será necesario contar con la gente de la zona. "Los esfuerzos para proteger la ciénaga serán vanos si no se logra la participación de la comunidad", advirtió. (FIN/IPS/tra-en/cr/cb/lc-ml/en/98