El gobierno de México puso bajo lupa a las empresas que cada año transfieren al país alrededor de 6.000 millones de dólares por encargo de emigrantes en Estados Unidos, pues estarían sacando una gran tajada a través de engaños y abusos.
Las remesas, en su mayoría envíos semanales o mensuales de 300 dólares, representan una de las cuatro principales fuentes de ingresos de México, aunque en las cuentas nacionales no se reconoce su importancia.
La Procuraduría Federal del Consumidor anunció este viernes que en los 40 consulados de México en Estados Unidos colocará carteles con datos sobre lo que realmente cobran en comisiones las firmas que hacen las transferencias y se informará cómo operan a las personas que reciben el dinero.
Además, la Procuraduría indicó que investigará el funcionamiento de las empresas, que son básicamente Money Gram y Western Union, dos estadounidenses asociadas con firmas y bancos mexicanos, pues hay denuncias de que engañan a los usuarios y les cobran por sus servicios más de lo que prometen.
Para esas firmas, los 20 millones de mexicanos de nacimiento o descendientes de mexicanos que viven en Estados Unidos son el centro de un negocio con de 1.200 millones de dólares anuales de ganancias.
En México y en las localidades estadounidenses donde se asientan comunidades latinas, las firmas que se dedican a transferir dinero inundan de propaganda los medios de comunicación y ponen cientos de carteles ofreciendo un "negocio redondo en minutos".
Investigaciones independientes indican que "negocio redondo" parece ser, en realidad, una frase que describe solo el beneficio de las empresas que ofrecen el servicio, pues el usuario paga una comisión mayor a la que se anuncia.
Usando un tipo de cambio variable y pagando la transferencia no en dólares sino en moneda nacional, las empresas ganan alrededor de 20 por ciento del dinero enviado, cuando en su propaganda ofrecen cobrar una comisión menor a siete por ciento.
Hay evidencias de irregularidades y por eso el gobierno tomará acciones para defender el dinero de los emigrantes y de sus familiares en México, dijo el procurador federal del Consumidor, Roberto Campa.
Estimaciones oficiales señalan que los envíos de dinero de los emigrantes registran un crecimiento de alrededor de seis por ciento anual, por lo que para el 2000 llegarían a más de 8.400 millones de dólares, cifra mayor a los ingresos actuales por turismo.
Hasta incios de los años 90, las transferencias fueron monopolizadas por Telégrafos de México, pero con la apertura comercial y del sistema financiero ingresaron las firmas estadounidenses, que, asociadas con mexicanas, hoy controlan 90 por ciento del mercado.
Desde docenas de sucursales bancarias, centros comerciales y hasta oficinas rodantes, los migrantes envían el dinero que ganan en Estados Unidos y los destinatarios los reciben.
En abril, la cancillería de México informó que tenía listas varias propuestas para reducir las comisiones que se cobran a las remesas y que las negociaría con Estados Unidos.
En el Senado también se ofreció atender el asunto elaborando un proyecto de ley. Sin embargo, hasta el momento no hay cambios y las firmas siguen cobrando comisiones mayores a las que prometen en su propaganda.
"Dinero en minutos" y "bueno para quien envía y bueno para quien recibe" son frases que esconden un negocio engañoso y abusivo sostiene el senador Cristobal Arias, del opositor Partido de la Revolución Democrática.
Cada año más de un millón de mexicanos indocumentados, la mayoría en edad productiva, intentan ingresar a Estados Unidos para trabajar y ganar unos dólares.
Muchos de quienes logran ingresar al país vecino se emplean por bajos salarios en puestos donde trabajan más de ocho horas por día en situaciones difíciles y sin seguridad social. El poco dinero que ganan lo envian a México, pero siempre llega incompleto. (FIN/IPS/dc/mj/pr if/98