MEXICO: El atardecer de la guerrilla zapatista

La guerrilla zapatista de México, otrora poderoso motor de movilización social e imán para la prensa internacional, muestra signos de desgaste, mientras empeoran las condiciones sociales en el sureño estado de Chiapas, donde asienta sus tropas.

La reunión, la primera en dos años, que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) mantuvo el fin de semana con una comisión del Congreso y con miembros de grupos sociales no alteró el panorama del conflicto en Chiapas, que parece ahora importar cada vez menos en el mundo de la política.

La reanudación de las negociaciones de paz entre el gobierno y el EZLN es todavía un objetivo lejano y la guerrilla, que alcanzó resonancia mundial con su levantamiento en enero de 1994, sigue apostando a un frente social opositor que no despega y a iniciativas de movilización que se pierden con el paso del tiempo.

En el encuentro con los diputados, un tema que varios diarios relegaron a páginas secundarias, los delegados del EZLN se negaron a recibir dos sobres que les envío el gobierno con propuestas para reanudar contactos.

También amenazaron con abandorar la cita, porque en su alojamiento había catres de campaña y no camas, y los baños no estaban habilitados.

El EZLN advirtió que dialogará con el gobierno sólo si éste cumple las condiciones exigidas desde hace dos años: implementación de los llamados acuerdos de San Andrés, liberación de presuntos zapatista presos, desmilitarización de Chiapas y desarticulación de grupos paramilitares.

El gobierno de Ernesto Zedillo, que acusa a la guerrilla de obstaculizar la paz y desestima la importancia de la guerrilla en la política nacional y su poder militar, lamentó la actitud del grupo y reiteró que sigue abierto al diálogo.

Las partes dejaron en suspenso las negociaciones desde que Zedillo rechazó el contenido de un proyecto de ley sobre derechos indígenas, preparado por varios diputados con base en los acuerdos de San Andrés y avalado por la guerrilla.

En tanto, miles de militares mantienen estrechamente vigiladas todas las vías de entrada y salida de la guerrilla en las selvas de Chiapas. La diferencia de poderío militar es de uno a 100 a favor del ejército, calculan los observadores.

En la capital, el parlamento, que antes pedía una rápida solución del conflictos de Chiapas, tiene ahora otras prioridades, y la prensa internacional, que en 1994 envió más de 300 periodistas al estado sureño, hoy muestran poco interés en el tema.

En la cita del fin de semana, realizada en la ciudad de San Cristóbal con escasa presencia de medios internacionales, el EZLN acordó con medio centenar de grupos sociales avanzar en la creación de un frente opositor y realizar una consulta nacional sobre el proyecto de ley indígena.

Para lograr el segundo objetivo, la dirección del EZLN indicó que destinará 5.000 delgados a visitar diversos puntos del país.

No hubo anuncio, en cambio, acerca de un eventual nuevo encuentro entre diputados y guerrilleros.

En cinco años de presencia, el EZLN realizó marchas y encuentros nacionales e internacionales en las selvas de Chiapas para cuestionar el "neoliberalismo" que atribuye al gobierno y buscar nuevos rumbos para México. También recibió en las selva la visita de personalidades de diversas partes del mundo.

Además, avaló la creación del Frente Zapatista de Liberación Nacional (FZLN), integrado por fuerzas opositoras que no pertenecen a partidos políticos, y alentó un plebiscito nacional en el que poco más de un millón de participantes le pidieron transformarse en fuerza política legal.

Ninguna de las iniciativas mencionadas logró cuajar en reformas o hechos de trascendencia ni alcanzaron suficiente fuerza para cambiar las condiciones de pobreza en las que viven los indígenas de Chiapas.

El columnista Miguel Granados, del diario Reforma, sostiene que el aporte del EZLN radica en haber alentado la democratización del país y despertado a México del "sueño de primer mundo" en el que lo puso el predecesor de Zedillo, Carlos Salinas (1988-1994).

Mientras el conflicto sigue, 90 por ciento de los 3,2 millones de habitantes de Chiapas permanecen pobres, 51 por ciento de los indígenas menores de 17 años presentan desnutrición de primer grado y 33 por ciento de las viviendas del estado no tienen electricidad ni agua potable.

Así mismo, la violencia por motivos religiosos o políticos se mantiene y cada mes cobra alguna víctima, 20.000 indígenas permanecen desplazados de sus aldeas y los retenes militares se multiplican en el estado. (FIN/IPS/dc/ff/ip/98

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