IRAQ: Una nueva crisis, pero en cámara lenta

Iraq aseguró en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que no intenta provocar un nuevo enfrentamiento al prohibir a los inspectores de armas del foro mundial operar en su territorio desde el sábado pasado.

Todas las partes involucradas en el conflicto jugaban sus cartas con cuidado este lunes. "No buscamos enfrentamientos. Solo defendemos nuestros derechos", dijo el viceprimer ministro de Iraq, Tariq Aziz, pero aun los aliados de Bagdad, como Francia y Rusia, parecen perder la paciencia.

Bagdad no expulsó a los inspectores de la Comisión Especial de la ONU (UNSCOM) de su territorio y, al tiempo que les impedía operar, anunció que permitiría mantener la vigilancia con cámaras de video enfocadas en sus arsenales y visitas de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).

Mientras, Estados Unidos esgrimía la actitud de Iraq para reconstruir la unanimidad de la que goza en el Consejo de Seguridad de la ONU en torno a ese país. Washington no mencionó posibles ataques en represalia, lo cual haría añicos la alianza que forjó con tanto cuidado en los últimos meses.

El portavoz del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos, James Rubin, sostuvo este lunes que "todas las posibilidades están sobre la mesa", incluso ataques militares. Pero, mientras, los diplomáticos estadounidenses ocultaban esa carta en sus contactos en la ONU.

Aun el secretario general de la ONU, Kofi Annan, quien impidió una gran ofensiva militar contra Iraq en febrero al negociar en persona con el presidente Saddam Hussein en Bagdad, se mantuvo al margen e informó que seguiría la línea que indique el Consejo de Seguridad.

"El Consejo está a cargo del asunto, y por el momento efectuaré consultas con sus miembros", dijo, al tiempo que calificó la prohibición de operaciones de la UNSCOM de "ruptura total de las resoluciones" del organismo. Pero no adelantó ninguna acción inmediata.

La razón para tanta cautela es que, en esta instancia clave para acabar con el embargo que pesa hace ocho años sobre Iraq, ninguna de las partes involucradas en el conflicto obtendrá ventaja diplomática alguna de una acción decidida.

Iraq ganó algunos puntos este año, luego de años de frustraciones, tras la visita de Annan.

Pero incluso sus defensores en el Consejo de Seguridad, en especial Francia y Rusia, están cansados de la táctica de Saddam Hussein, consistente en provocar crisis para llamar la atención sobre el embargo.

Por otra parte, Estados Unidos estuvo impotente durante la mayor parte del año porque Francia, Rusia y muchos países árabes rechazaron la idea de aplastar cada crisis con un ataque aéreo o nuevas sanciones económicas contra Iraq.

Los diplomáticos estadounidenses no desean perder las ventajas diplomáticas alcanzadas gracias a las últimas movidas iraquíes. "Aun los amigos de Iraq se están quedando sin palabras en su intento por defender lo indefendible", sostuvo Rubin.

"Contamos con que Bagdad sopese con cuidado las consecuencias negativas de esta medida, que puede exacerbar la grave situación en la región otra vez", advirtió el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Igor Ivanov.

Mientras, Iraq parece estar calculando los costos y beneficios de una nueva crisis, que profundiza la originada en agosto al suspender su colaboración con los inspectores de UNSCOM en sitios no declarados por el gobierno de Saddam Hussein.

La nueva medida significa que UNSCOM tampoco podrá inspeccionar de forma periódica arsenales declarados. De todos modos, la AIEA, que supervisa el programa nuclear de Iraq y emitió informes positivos sobre destrucción de armas, podrá hacerlo como parte de sus tareas habituales.

Las cámaras de video instaladas por la UNSCOM en Iraq aún están en funcionamiento y el centenar de agentes permanecen en el país.

"Los inspectores podían visitar los sitios y cambiar los casetes" de las cámaras incluso este lunes, confirmó el portavoz de la ONU Fred Eckhard. Pero esa actividad "no constituye de ningún modo una supervisión eficaz", agregó.

El equipo de UNSCOM, encabezado por el diplomático australiano Richard Butler, es acusado por Bagdad de prejuicioso, en particular porque el funcionario afirma haber encontrado evidencia de que Iraq fabricó más armas químicas y biológicas de lo que declaró.

Mientras, la IAEA afirmó que Iraq no cuenta con armas nucleares.

Al anunciar que prohibíría las operaciones de la UNSCOM el sábado, el gobierno iraquí reclamó el cese de Butler y el levantamiento de las sanciones.

Pero a todos en la ONU quedó claro que la real intención de Saddam Hussein era que el Consejo de Seguridad declarara con claridad que las sanciones se levantarían una vez que la UNSCOM diera un dictamen positivo en materia de armas.

La secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright, recordó otras demandas, entre ellas una aceptación de la responsabilidad sobre el destino de los prisioneros de guerra de Kuwait durante la guerra del Golfo, una pretensión que aleja cada vez más a Bagdad de sus objetivos.

Las únicas posibilidades parecen ser un choque militar o una continuación de la crisis en cámara lenta, lo que frustra las inspecciones de la UNSCOM en Iraq.

Pero más que los 30.000 soldados estadounidenses aún apostados en el Golfo, lo que ayudará a Washington a cumplir con sus objetivos es reconstruir el proceso de paz entre Israel y Palestina, algo que ocupó todo el tiempo del presidente Bill Clinton en las negociaciones de Wye Plantation hace dos semanas. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/mj/ip/98

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