El Golkar, partido gobernante de Indonesia, busca cambiar su imagen luego de que durante más de tres décadas representó a la dictadura de Alí Suharto y se convirtió en una presencia abrumadora para millones de empleados públicos.
Todos los funcionarios nuevos asistían antes de asumir el cargo a un taller donde aprendían sus tareas y donde se les decía claramente que pertenecían al Golkar.
Ya en su primer mes de trabajo los empleados públicos descubrían que un porcentaje de sus salarios se destinaba al partido. Otros recortes salariales se utilizaban sin previo aviso para la "adquisición" de los uniformes o las insignias partidarias, entre otras cosas.
Esta situación obligó a los funcionarios a cobrarle dinero adicional a los ciudadanos que recurrían a sus servicios para cubrir sus deficiencias salariales.
Juminah, maestra de una escuela primaria y empleada pública desde hace 41 años, sostiene que sus superiores nunca le recriminaron esta práctica. "Todos los funcionarios lo hacen. No hay que ser tonto", dijo.
Para los empleados estatales, la temporada electoral agrega la tarea de convencer a sus familiares de votar al partido. La vida de los funcionarios estaba regida por el "servicio al gobierno" y la "lealtad al Golkar".
La distinción entre el Golkar y el gobierno prácticamente había desaparecido. "¿El Golkar es el gobierno, no?", preguntó Juminah a IPS.
Pero ahora el Golkar se encuentra acorralado, luchando contra la responsabilidad generada por sus vínculos con el régimen de Suharto -quien renunció el 21 de mayo-, las críticas a la corrupción que aceitó su maquinaria y su imagen como ejemplo de la mala política que denuncian los activistas reformistas.
Estos tiempos de incertidumbre para el Golkar exigen su reforma, aunque muchos pretenden que el partido se disuelva para el bien de este país.
"El Golkar se debe disolver. El gobierno debe denunciar su ilegalidad, así como hizo Suharto con el Partido Comunista en 1966", dijo Abdul Karim, residente de Yakarta.
Con el fin de recomponer su imagen dañada antes de las elecciones generales de 1999, el Golkar anunció recientemente lo que denominó su nueva perspectiva.
El partido se desvinculó de la burocracia y de las fuerzas armadas, que durante las últimas tres décadas fueron sus principales pilares. Así mismo, eliminó el consejo de patrocinadores que en el pasado estaba encabezado por Suharto.
Ultimamente, múltiples voces exigieron la disculpa pública del Golkar por haber sido el ideólogo de la crisis económica que afecta a este país. El pedido dividió al partido, pero tras varios días de discusión interna, la organización decidió que la disculpa no corresponde.
"El problema actual fue causado por todos los elementos de la nación. Todos compartimos los errores al no haberlos previsto. A ningún partido se le debe considerar responsable por estos pecados mutuos", declaró Akbar Tanjung, nuevo presidente del Golkar.
"El arrogante Golkar es el legado de las malignas fuerzas del pasado. No estará dispuesto a admitir sus errores hasta que la gente lo destruya", exclamó el opositor Alí Sadikin.
Muchos analistas consideran que el partido gobernante intenta frenar al movimiento reformista que provocó la renuncia de Suharto y la apertura democrática del nuevo gobierno.
"Los funcionarios de Golkar argumentan que todos deben pedir el perdón divino por los errores del pasado. Para peor, el Golkar anunció que tiene la intención de ganar las elecciones del año próximo", señaló un editorial del diario Yakarta Post esta semana.
"Lo último que necesita esta nación es que el Golkar termine gobernando al país nuevamente. Es un peligro claro y presente, más que el supuesto peligro latente de la amenaza comunista", agregó el diario.
El Golkar obtuvo la mayoría de los votos en todos los comicios desde las elecciones de 1967. Pero tras la desvinculación del partido de los militares y de los seis millones de empleados públicos, los analistas creen que tendrá pocas posibilidades de ganar en 1999.
Algunos de los integrantes del consejo asesor del partido, entre ellos el general retirado Try Sutrisno y el ex ministro de finanzas B.J.Sumarlin, no ayudaron a mejorar la imagen del Golkar.
"Las manos de Sutrisno están ensangrentadas por varios casos de atrocidades cometidas en (las zonas de) Tanjungpriok, Aceh y Timor Oriental (ocupado por Indonesia en 1976)", señaló Karim.
"No hace falta que el Golkar pida disculpas porque el pueblo no lo perdonará. Sería mucho mejor que se disuelva y sus seguidores honestos podrán adherirse a otros partidos", opinó Saleh Aldjufri, investigador de la Universidad Islámica Sunan Ampel.
"Si el Golkar participa en las próximas elecciones, vamos a destruirlo. A menos que se disuelva", gritaron estudiantes en una multitudinaria manifestación celebrada la semana pasada frente a la sede del parlamento en Yakarta.
"Mientras el Golkar esté en pie, las reformas del país no marcharán", agregaron.
El Golkar obtuvo apoyo popular al lograr el crecimiento económico en las últimas tres décadas, pero el mismo se consiguió a través de un gobierno autoritario. En consecuencia, los frutos del proceso de desarrollo se destinaron en gran parte a pequeños grupos de altos funcionarios y empresarios.
Durante décadas, Suharto diluyó el resentimiento interno y los conflictos potenciales al otorgar a ciertas personas y grupos el poder para beneficiarse con la corrupción.
"El Golkar nunca se preocupó por tener un gobierno honesto y democrático. Cultivó la corrupción, la connivencia y el nepotismo, que a su vez se enquistó en el sistema económico y provocó el colapso de la economía", sostuvo Arbi Sanit, analista de la Universidad de Indonesia. (FIN/IPS/tra-en/ky/js/aq/ip/98