INDIA: Delincuencia aumenta junto a crecimiento urbano desigual

Romesh Sharma, un político de probado talento, llevaba hasta su detención un rumboso estilo de vida y alternaba con los ricos y poderosos de la capital de India.

Nadie se preguntaba cómo ese hombre de 40 años, hijo de un granjero pobre del norteño estado de Uttar Pradesh, logró adquirir varias propiedades costosas en Bombay y Delhi, un helicóptero y 15 automóviles, entre los que se contaban un BMW y tres Mercedes Benz.

Los policías que el 20 de octubre allanaron la residencia de Sharma, semejante a una fortaleza y ubicada en un adinerado barrio del sur de Delhi, también se incautaron de armas ilegales, más de un millón de rupias en efectivo y joyas por valor de varios millones.

Según parece, Sharma había logrado esconder sus turbios manejos detrás de una cortina de humo político.

Durante más de 15 años fue de un partido político a otro, hasta lanzar el suyo propio el año pasado, y asegura haber tenido una estrecha relación personal con dos primeros ministros, Charan Singh y Rajiv Gandhi, ambos fallecidos.

Se proponía participar como candidato en las próximas elecciones para la asamblea legislativa de Delhi, cuando la policía entró en su casa para detenerlo. Los investigadores afirman que Sharma era "el hombre en Delhi" del contrabandista más buscado de India, Dawood Ibrahim, que vive en el extranjero.

Sharma sostiene que le tendieron una trampa y sus abogados se preparan para una formidable defensa para asegurar su fianza y rechazar las 13 acusaciones que presentó la policía de Delhi. El juicio podría llevar años.

Abundan en India las denuncias de complicidad entre delincuentes y políticos. En setiembre, fuerzas policiales especiales mataron a tiros en el estado de Uttar Pradesh a un hombre calificado por las autoridades de "temible mafioso", luego de buscarlo durante meses.

Poco después, la policía afirmó que ese hombre utilizó vínculos con al menos ocho ministros de la gobernación de Uttar Pradesh, con una docena de legisladores estatales y con varios funcionarios y agentes para eludir a la justicia durante tanto tiempo.

El comisionado para las elecciones se sirvió el domingo de un canal de televisión para instar a los partidos políticos a eliminar a los delincuentes de sus listas de candidatos para los comicios que se realizarán en tres estados.

La revista de noticias Outlook identificó durante la campaña política para las elecciones de comienzos de este año a unos 200 candidatos con contactos en la delincuencia.

Al aumentar la presencia de delincuentes en el área política, crece también la criminalidad urbana. Se ha vuelto común el secuestro a cambio de recompensa, y la respuesta del gobierno, consistentente en una reorganización burocrática y la creación de nuevas dependencias policiales, no ha bastado para combatir la ola de criminalidad.

Delhi, que prosperó con la liberalización económica, tiene el mayor índice de criminalidad del país. Las clases media y alta de la ciudad se atrincheran detrás de las murallas de las "colonias cerradas", cuya vigilancia está a cargo de guardias privados.

En 1997 se produjeron 562 homicidios en Delhi, ante 288 en una ciudad también muy poblada como Mumbai (Bombay), 90 en Chennai (ex Madrás) y 82 en Calcuta. Delhi también está al tope de los casos de violación registrados – 458 – seguida de Bombay, con 130.

Según Amod Kanth, comisario adjunto de la Policía de Delhi, el problema de la ciudad se debe a su gran población, de casi 12,5 millones de habitantes.

Se trata de una zona gigantesca de captación de inmigrantes, estimados en forma no oficial en 500.000 por día, que entran y salen de la ciudad.

Arrancados de su entorno rural y lanzados a un centro urbano de consumo, sin perspectivas de trabajo, algunos inmigrantes eligen la ruta más rápida a la riqueza: el crimen.

Kanth afirmó que 326 personas identificadas hasta junio por cometer delitos menores no presentaban antecedentes delictivos. La mayoría tenían entre 21 y 26 años y eran semianalfabetos y no habían finalizado la escuela primaria.

"Se ha producido un incremento de la modalidad de delincuencia descuidista", observó el comisario.

Shubra Sanyal, un criminólogo del Instituto de Capacitación y Gerencia, señaló una razón adicional para el aumento de la delincuencia en Delhi.

Esa ciudad, que está unida a Nueva Delhi, la capital, se formó principalmente de emigrantes de entornos regionales y lingüísticos diversos, y esa falta de identidad tradicional promueve la apatía e inhibe el crecimiento de un "sentido de obligación y preocupación social", argumentó Sanyal.

"Las relaciones (en Delhi) son a menudo impersonales y contractuales, y no es poco frecuente leer acerca de asesinatos descubiertos luego de que los cuerpos se descompusieran dentro de casas cerradas con llave". Es decir, las víctimas vivían solas, y no tenían familiares ni amistades que se interesaran por ellas.

La generalizada sensación de inseguridad y aislamiento, junto con la ausencia de obligaciones sociales, lleva a algunos habitantes de Delhi a recurrir a medidas extremas, como el crimen, opinó Sanyal.

Otros especialistas responsabilizan a la televisión y el cine por exaltar la violencia. Según creen, la caracterización de los asesinos y mafiosos como personas poderosas y adineradas motiva el crimen.

Hace dos años, el sociólogo Ashis Nandy expresó que una delincuencia creciente era una concomitante inevitable de la urbanización.

En la India urbana, eso es exacerbado por el nuevo régimen económico y el mundo de productos que ha traído consigo: seductores, pero inalcanzables para la mayoría. (FIN/IPS/tra- en/sb/an/mv-ff/ip/98)

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