ESTADOS UNIDOS: Campaña culinaria contra la biotecnología

Grupos ecologistas de Estados Unidos iniciaron una singular ofensiva para contrarrestar la nueva campaña publicitaria de la empresa de biotecnología Monsanto, que promueve los beneficios de sus nuevas semillas y pesticidas.

La última vez que el presidente de Monsanto trató de pregonar los beneficios de sus productos, fue impactado en el rostro por una torta con crema de tofú para simbolizar el rechazo a la soya genéticamente manipulada que produce esa empresa.

"Monsanto realiza una agresiva campaña de absorción de empresas productoras de semillas, químicos y productos farmacéuticos con el fin de controlar la distribución mundial de alimentos", denunció la coordinadora del grupo de protesta Biotic Baking Brigade (Brigada Biótica de Cocina).

"Ahora la empresa lanzó una intensa campaña de relaciones públicas con el fin de presentarse como una corporación preocupada por la ecología. Pero no nos engañarán y conduciremos esta batalla gastronómica con pasión epicúrea", advirtió el grupo.

El escepticismo frente a las proclamas de esta compañía también afloró en un reciente artículo de la New York Times Magazine, que cuestionó los supuestos beneficios para la agricultura, el ambiente y la salud de los productos manipulados genéticamente.

"Monsanto presenta una papa capaz de destruir el escarabajo de ese cultivo en Colorado, pero la gran pregunta es si la biotecnología amenaza el estrecho vínculo entre la humanidad y los cultivos de alimentos", planteó el artículo.

Sin embargo, la compañía insiste en que sus semillas manipuladas aumentan la producción agrícola y reducen el uso de pesticidas.

Monsanto asegura que ayudará a alimentar la creciente población mundial, y lo publica en las conferencias agrícolas de todo el mundo, así como en avisos a página completa en influyentes diarios.

Por cierto, se trata de la misma empresa que elaboró productos tan controversiales como el agente naranja, los PCB y las hormonas para estimular el crecimiento del ganado bovino.

El lema de Monsanto es que "la preocupación por el hambre de las futuras generaciones no logrará alimentar a esa personas, pero la biotecnología sí lo conseguirá".

En el marco de su campaña, Monsanto compró varias empresas más pequeñas que le permitieron adquirir importantes patentes, como la de la controversial tecnología "exterminadora", desarrollada junto con el Departamento de Agricultura Estadounidense, la cual creó semillas que no germinan en una segunda generación.

La finalidad de esta tecnología consiste en obligar a los agricultores a comprar las semillas que precisen antes de cada siembra.

El resultado es devastador para agricultores del mundo en desarrollo que dependen de las semillas guardadas de una cosecha para otra, dijo el director de la Fundación Internacional para el Progreso Rural, Pat Mooney, quien dirige una campaña internacional contra esa innovación biotecnológica.

La tecnología "exterminadora" ha sido cuestionada por gobiernos como los de India y Holanda y por el Grupo Consultivo Internacional para la Investigación Agrícola del Banco Mundial.

Entre tanto, en Estados Unidos los agricultores temen que las nuevas variedades de papas promovidas por Monsanto minen los esfuerzos de los cultivadores orgánicos por acabar con el escarabajo que atenta contra este cultivo.

Cada célula de la papa de Monsanto, llamada "New Leaf Superior", contiene un gen de una bacteria conocida como bacillus thuringiensis que produce una proteína tóxica para el escarabajo.

Pero los agricultores orgánicos, quienes usan ese mismo producto en forma restringida, consideran que la continua exposición de la plaga generará resistencia a la bacteria.

Por otra parte, organizaciones de pequeños agricultores y de científicos manifestaron su preocupación porque genes modificados o añadidos a ciertas especies manipuladas puedan "escapar" mediante procesos de reproducción sexual o polinización para instalarse en otros cultivos parecidos e incluso en malezas.

"No hay ninguna certeza sobre cuáles serán sus efectos ambientales. Sabemos tan poco sobre el desarrollo genético de los organismos, que no sería raro encontrarnos con sorpresas desagradables", dijo Richard Lewontin, investigador genético de la Universidad de Harvard.

Además, Monsanto rechaza todas las propuestas para que acepte responsabilidad por la seguridad de sus productos alimenticios.

"No tenemos nada que ver con garantizar la seguridad. Nuestro objetivo es vender la mayor cantidad posible, en Estados Unidos garantizar la seguridad es competencia de la Administración de Alimentos y Fármacos (AAF)", dijo el director de comunicaciones corporativas de Monsanto, Phil Angel.

Sin embargo, la AAF considera que la responsabilidad de los cultivos manipulados como la New Leaf Potato recae sobre la Agencia de Protección Ambiental, en vista que se trata de regular el uso de pesticidas.

La Agencia considera que la sustancia utilizada para combatir el escarabajo de la papa es segura pero que todos los envases deberían prevenir a las personas contra la posibilidad de inhalarlo o vertirlo sobre heridas abiertas. Las semillas de la papa de Monsanto no llevan esta etiqueta.

La AAF no exige etiquetar estas papas porque ese requerimiento sólo se aplica cuando los cultivos contienes sustancias que provocan alergias o cuando su materia ha sido alterada, lo cual no se aplicaría a la "New Leaf Potato".

"En la biotecnología todo parece ser aceptable, mientras el gobierno representa el papel de un participante pasivo", comentó el editor de la revista ecológica Rachel's Environmental and Health Weekly, Peter Montague.

"¿Y acaso alguien se sorprenderá si al final el resultado es peor que la debacle de los químicos utilizados en los últimos 50 años?". (FIN/IPS/tra-en/dk/mk/lc-ml/en-dv/98

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