DESARROLLO: Banco Mundial recomienda concentrar ayuda externa

El Banco Mundial recomienda a los países ricos que, en lugar de reducir su ayuda externa oficial, la concentren en los países del Sur en desarrollo que aplican "sólidas políticas" económicas, como el libre comercio.

La institución multilateral precisó que, en 1997, los países ricos de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico destinaron menos de 0,25 por ciento de su producto interno bruto a la ayuda externa oficial, la menor proporción desde los años 50, cuando se comenzaron a registrar este tipo de datos.

Muchos países en desarrollo aplican "políticas sólidas y los organismos donantes se están modificando para ser más efectivos. Nunca hubo mejor momento para brindar ayuda", aseguró Joseph Stiglitz, principal economista y vicepresidente de economía de desarrollo del Banco Mundial.

En el informe "Evaluación de la Ayuda: Qué funciona, qué no y por qué", divulgado el martes, el Banco Mundial se propone responder a los enemigos de la ayuda externa en el Congreso de Estados Unidos y otros parlamentos de países industriales.

El documento defiende las recomendaciones de política económica del Banco Mundial y su práctica de prestar dinero para asegurar su implementación.

Pero el informe aparece en un momento en que se cuestiona la capacidad de la institución multilateral para fomentar el desarrollo, sobre todo en Africa, y algunos observadores sospechan que esta busca fortalecer su posición a la hora de negociar con los prestatarios.

Gracias a la creciente inversión internacional muchos países del Norte industrial sostienen que los países en desarrollo deben conformarse con el dinero del sector privado, señaló el portavoz del Banco Mundial, Phil Hay.

Pero el informe explica que la ayuda oficial impulsa la inversión privada extranjera en los países pobres porque refuerza "la confianza del sector privado y ayuda a brindar servicios públicos que los inversores necesitan, como la educación y la infraestructura".

En lugar de reducir la ayuda oficial, los países ricos deberían "concentrar una mayor cantidad (de ayuda) en los países pobres con políticas sólidas", argumentó David Dollar, principal autor del informe.

Entre ellos se encuentran India, Etiopía, Vietnam y otros países donde más de la mitad de la población vive en la pobreza, pero cuyas políticas son "mejores que el promedio" de los países en desarrollo.

Esa posición quizá socave el apoyo a los países más necesitados, pero el Banco Mundial sostiene que un incremento de 10.000 millones de dólares en la ayuda podría beneficiar a 25 millones de personas si se utiliza correctamente.

La suma sólo ayudaría a siete millones de personas si se sigue distribuyendo según las prácticas actuales.

Para el Banco Mundial, los países con "buenas" políticas tienen baja inflación, buenos balances fiscales y regímenes de libre comercio.

Esas políticas se deben corresponder con "instituciones de alta calidad" capaces de proteger la propiedad privada y garantizar el imperio de la ley, la competencia burocrática y la lucha contra la corrupción.

Ese mensaje refleja el del Informe sobre Desarrollo Mundial de 1997 de la institución, que define al estado ideal como aquel que ayuda al mercado a funcionar libre y eficazmente.

El Banco Mundial depende de la inversión extranjera para transferir recursos de países ricos a pobres, y del mercado para distribuir los recursos en cada país, lo que presenta serios riesgos para las naciones más pobres.

Esta situación también podría reforzar el peso de las compañías trasnacionales y del propio Banco Mundial, advierte el Proyecto Bretton Woods, una organización de investigación con sede en Londres.

Aunque el Banco asegure que más personas se verán favorecidas si la ayuda se orienta a países con políticas "sólidas", los países que no reciban la aprobación de la institución podrían sufrir "serias consecuencias financieras y… sociales", advirtió David Woodward, ex funcionario de la oficina del director ejecutivo de Gran Bretaña ante el Banco Mundial.

"Esta amenaza podría brindar al Banco y el Fondo Monetario Internacional mayor poder para dictar sus políticas económicas a los gobiernos de los países en desarrollo", señaló Woodward.

"El Banco demostró una marcada tendencia para preferir la promoción de sus políticas de libre mercado, en lugar de investigar objetivamente la real eficacia económica o los méritos de políticas alternativas, o de observar las preferencias de los gobiernos", agregó.

Funcionarios del Banco Mundial no comparten la opinión de Woodward, aunque esta es compartida por un informe del gobierno de Noruega.

El informe "El Banco Mundial y la reducción de la pobreza en Africa" asegura que el organismo tiene problemas de imagen por sus "operaciones de ajuste (estructural), el acendrado matiz ideológico de sus declaraciones y su arrogancia".

En sus 50 años de historia, la institución consideró "al desarrollo y la reducción de la pobreza fundamentalmente como un problema de crecimiento económico", señaló el estudio escrito por el Instituto Christian Michelsen.

"El crecimiento es importante porque en los países con pobreza masiva es un ingrediente necesario para reducirla", reconoció Dollar.

Pero el Banco Mundial "presta poca atención a la desigualdad distributiva como límite al crecimiento y la reducción de la pobreza", y en su lugar concede prioridad a las diferencias políticas, de clase y de género, sostuvo el informe noruego.

En consecuencia, "los nexos entre las intervenciones de la política macroeconómica y la pobreza siguen siendo débiles", agregó. (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/aq/dv/98

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