El petróleo continúa siendo el talón de Aquiles de la economía de Cuba, que debe dedicar la mitad de su fondo de divisas convertibles a la importación del producto, para atender una demanda anual de 10 millones de toneladas.
El gobierno cubano espera cerrar el año en curso con una producción de 1,64 millones de toneladas de crudo, un volumen que si bien es considerado record por ejecutivos del sector resulta absolutamente insuficiente para las necesidades del país.
El aumento es considerable si se tiene en cuenta que en 1991, la producción alcanzó sólo 526.800 toneladas, 191.600 menos que en 1989.
Pero expertos señalaron que la producción prevista para este año cubre sólo 22 por ciento de la demanda interna y se utilizará en la generación de electricidad y la elaboración de cemento.
Cuba dedica a la compra de combustible unos 1.200 millones de dólares, aproximadamente la mitad de sus divisas convertibles. Informes oficiales señalan que sólo la generación de electricidad exige cada día un millón de dólares, para la compra de crudo que consumen las plantas termoeléctricas de la isla.
El principal proveedor petrolero de Cuba es Rusia, heredera de los compromisos de la desaparecida Unión Soviética, pero no satisface la demanda anual. Según el acuerdo establecido en el protocolo comercial ratificado a principios de este año, Rusia debe suministrar tres toneladas de combustible por una de azúcar.
En tanto, continúa paralizada la contrucción de la central electronuclear de Juraguá, en la sureña provincia de Cienfuegos. El proyecto, iniciado con la ayuda de la ex Unión Soviética, enfrentó obstáculos financieros a raíz de la crisis económica desencadenada en Cuba tras la desaparición del campo socialista.
En la estrategia oficial en materia de energía destacan los esfuerzos por aumentar la prospección y extracción de crudo nacional con la participación de inversión extranjera.
Alrededor de 10 compañías extranjeras realizan en la actualidad trabajos de prospección en un área de 10.000 kilómetros, siete bloques en la plataforma marina y 11 en tierra.
Los proyectos de colaboración con el capital extranjero son a riesgo y las firmas asumen la totalidad del costo de búsqueda y exploración de yacimientos. En caso de existencia de crudo, Cuba paga con el propio petróleo.
Expertos han apuntado que dicha cooperación busca el aumento del conocimiento geológico del país y la introducción de nuevos métodos de exploración y tecnologías de extracción, principalmente en pozos viejos y zonas marinas.
Un informe del Centro de Estudios para la Economía Cubana (CEEC) sitúa el territorio perspectivo para hidrocarburos en la isla en unos 140.000 kilómetros cuadrados, que incluye una plataforma marina de 70.000 kilómetros cuadrados.
La empresa estatal Cubapetróleo y el Ministerio de la Industria Básica fueron autorizados por el gobierno a una nueva distribución de los llamados bloques petrolíferos para atraer nuevas inversiones, informó la prensa local.
De una treintena de bloques con perspectivas, 22 están bajo contrato con empresas de Canadá, Gran Bretaña, Francia, Suecia y España, y el resto se encuentra disponible para su negociación. A esos convenios de exploración se añade la operación conjunta de pozos en explotación.
El semanario Granma Internacional, edición para el exterior del órgano oficial del Partido Comunista, calificó de "muy esperanzadores" los pronósticos sobre las operaciones con capital extranjero.
"Sobre todo para la prospección en el sur del país, pues las compañías de distintos países han invertido en ese sector, hasta el presente, más de 300 millones de dólares, cifra que duplicarán en los próximos años", afirmó.
Expertos cubanos apuntan que las empresas que arriesguen capitales en el sector petrolero de la isla cuentan como garantía con la existencia de hidrocarburo y la seguridad y protección que brinda la legislación local sobre inversiones extranjeras.
La ley de inversión extranjera de 1995 contempla la libre transferencia al exterior de las utilidades y el capital, y limita la expropiación a razones de interés nacional.
Además, los bloques abiertos al capital extranjero no pueden verse afectados por la ley Helms-Burton de Estados Unidos, que contempla sanciones a empresas que inviertan en la isla en sectores que hasta 1959 fueron propiedad de estadounidenses, según explicaron las autoridades cubanas.
Fuentes oficiales recordaron que según las leyes y disposiciones cubanas vigentes antes del 1 de enero de 1959, ninguna empresa que recibió concesiones para la prospección petrolera tenía derecho a la propiedad del territorio donde efectuaba sus actividades.
Como muestra de la confianza de las compañías que operan en Cuba, medios oficiales resaltaron que la empresa canadiense Sherrit International financia la construcción de las instalaciones para el uso del gas natural asociado al yacimiento de Varadero, el mayor descubierto hasta hoy en el país caribeño.
El proyecto, llevado a cabo por una empresa mixta de Sherrit, Cubapetróleo y la Unión Eléctrica, producirá 215 megavatios para el sistema eléctrico, además de gasolina, combustible diesel, gas licuado y azufre. (FIN/IPS/pg/ag/if/98