Mushtaq Gazdar decidió explorar los primeros 50 años del cine de Pakistán y el resultado es un libro que arroja una nueva mirada sobre acontecimientos históricos de un país convulso, cuya inestabilidad repercutió en las pantallas.
El libro "Cine de Pakistán: 1947-1997" cubre las cinco décadas en igual número de capítulos y examina en profundidad los años que siguieron a la independencia y la partición de India a través de la obra y la carrera de protagonistas de la industria fílmica.
Los principales hitos que influenciaron a este cine están cubiertos en la obra: la partición, los gobiernos militares, el surgimiento del primer ministro Zulfikar Ali Bhutto y su ejecución a manos del general Zia ul-Haq, quien acaparó el poder por una década.
Para comenzar, Mushtaq Gazdar cuenta de qué forma la partición de India impactó a centenares de estrellas de la poderosa industria fílmica de ese país. Uno de ellos fue W.Z. Ahmed, forzado a abandonar los estudios Shalimar y a migrar hacia la naciente Pakistán.
Ahmed lideró una campaña para prohibir las películas indias en Pakistán como mecanismo para proteger a la industria local basada en Lahore, afectada por la partición. Pero él mismo enfrentó problemas cuando la censura objetó su película "Roohi" por considerarla "izquierdista".
Con el tiempo, el embargo a las películas indias demostró ser perjudicial. La falta de competencia hizo decaer la calidad del cine pakistaní, y grandes directores que habían decidido establecerse en este país comenzaron a abandonar la actividad.
Una parte interesante del libro es la que se refiere a la época anterior a la creación de Pakistán, cuando India aún no estaba dividida y Lahore era un centro importante para la producción de cine, estrechamente vinculado al "Bollywood" de Bombay.
"Los artistas y técnicos que tenían éxito en Lahore terminaban en Bombay", donde había mayor tecnología.
Gazdar cuenta el impacto de la llegada del cine sonoro, habla sobre la importancia de la música en el cine de India y Pakistán y analiza las virtudes de los héroes de las películas en esta región, siempre apegado a la historia nacional.
El cine de fines de los 70 y los 80, cuando las pantallas mostraban escenas de asesinatos, violaciones y robos, coincidió con el establecimiento de la ley marcial y el uso de este país por Estados Unidos como base para la introducción de armas en Afganistán, que había sido invadido por la Unión Soviética.
Pero uno de los aspectos más interesantes del libro es el optimismo que despliega Gazar, quien se expresa con entusiasmo sobre algunas de las películas estrenadas en el pasado reciente.
Una de ellas es "Aurat Raaj", en la cual un partido de mujeres gana las elecciones y decreta que los hombres deben utilizar un atuendo que les cubra todo el cuerpo, criar a los niños y realizar las labores domésticas. Los principales 'machos' del cine pakistaní trabajaron en esta película.
Además, destaca la vocación de Lahore por el cine. La producción de películas en urdú en esta ciudad aumentó 50 por ciento entre 1994 y 1996 pese a la carencia de políticas culturales y a los traumas heredados de la represión que se impuso en los años 80. (FIN/IPS/tra-en/ra/an/mk/lc-ml/cr/98